Espacio Escultórico de la UNAM celebra 41 aniversario
El Espacio Escultórico de la UNAM, en el que se observan diversas obras de seis artistas, cumple 41 años de ser creado y deleitar a los paseantes del sitio
Indigo StaffEste 23 de abril el Espacio Escultórico de la UNAM celebra su 41 aniversario de ser un lugar de meditación y apreciación de la naturaleza.
Este sitio, inaugurado el 23 e abril de 1979, fue ideado por seis artistas; Federico Silva, Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Matías Goeritz, Hersúa y Sebastián, quienes buscaron “hacer del arte un acontecimiento para todos y para siempre”.
Se trata de una nueva expresión artística tras haber pasado por ‘los gloriosos momentos del muralismo’ según sus creadores.
Louise Noelle Gras Gas, secretaria Académica del Comité de Análisis para las Intervenciones Urbanas, Aruitectónicas y de las Ingenierías en CU y los campi de la UNAM, mencionó que se trata de un espacio que muestra la creatividad continuada de artistas mexicanos y de cómo la Universidad los invita a participar a ser parte de ella.
“Si a los artistas que formamos este equipo de trabajo no le sobrevive alguna de sus obras, el Espacio Escultórico, por todo lo que tiene de oculto y anónimo, habrá de perdurar como el intento colectivo de arte público más importante de los últimos años”, mencionaron los primeros participantes de este espacio.
El Espacio Escultórico, ubicado en el Centro Cultural Universitario, es una representación con referencias prehispánicas del cosmos.
Este oasis cultural se encuentra rodeado por la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA).
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Es una de las primeras obras de lo que hoy se denomina Land Art (arte de la tierra), aquel que se puede ver desde las alturas y que forma parte de la configuración de nuestro planeta, sin embargo, según menciona Gras, al momento de su concepción este espacio no estaba definido así, eso vino después.
Este espacio consiste en una superficie de terreno natural que se compone de dos partes: una plataforma de desplante y una serie de figuras geométricas, 64 triángulos modulares de base rectangular de nueve por tres metros, con una altura de cuatro metros.
“Si lo visitamos, nuestros sentidos nos ayudarán a apreciarlo, porque una fotografía no lo va a explicar. Es una obra importante que no se puede fotografiar estando en tierra, desde ningún lugar donde uno se coloque; sus imágenes comprensivas deben ser aéreas”, menciona Gras.
Fue el rector Guillermo Soberón Acevedo, rector de la UNAM con especial interés por fomentar las artes en la Universidad, quien impulsó la creación de este sitio.
También durante su dirección se inauguró la Sala Nezahualcóyotl, sede de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.
Los seis escultores se reunieron durante meses, eligieron un sitio y plantearon hacer algo sencillo, pero poderoso: un enorme anillo circular contenido con piedra braza, y al centro la lava del volcán Xitle, así se mantuvo la fuerza de la erupción de hace alrededor de dos mil años, puntualizó.
La obra de 64 módulos “resultó notoria en su momento”; además, se construyó sólo un acceso con unas baldosas que también fueron diseñadas por los artistas.
En la primera época del Espacio Escultórico se ofrecían conciertos, porque descubrieron que la lava tiene cualidades acústicas.
Junto al Espacio y a un costado del edificio de la Biblioteca y Hemeroteca nacionales, se creó luego un paseo escultórico conformado por obras de los propios artistas: Las serpientes del Pedregal y Ocho Conejo, de Silva; Ave dos, de Hersúa; Coatl, de Escobedo; Colotl, de Sebastián; Corona del Pedregal, de Goeritz, y Variante de la Llave de Kepler, de Felguérez.