Es aún peor

Medir la gravedad del deshielo en el Ártico va más allá de ver la cobertura del océano, ya que importa más el volumen total del hielo junto con su extensión y grosor. Este verano estuvo entre los niveles más bajos
María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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El Ártico y su estado nos debe importar a todos. Aunque no vivamos ahí o no lo vayamos a visitar en el corto o mediano plazo, esta gélida regióndel Polo Norte es una muestra de que el planeta está “gritando” y pidiendo auxilio para que obremos en favor de su conservación y evitemos que los estragos del cambio climático hagan de las suyas.

Al corte de este año, realizado en septiembre, el hielo ártico estuvo 1.2 millones de kilómetros cuadrados sobre el mínimo histórico que se alcanzó en 2012.

Y la masa de hielo sigue una tendencia decreciente. Hasta septiembre 13, el hielo del mar abarcaba 4.64 millones de kilómetros cuadrados.

Pero para los expertos del US National Snow and Ice Data Centre (NSIDC), la cobertura del océano no es el único factor a tomar en cuenta, ya que el volumen total del hielo es fundamental (extensión y grosor).

Desde 1980, el promedio del grosor ha disminuido 120 centímetros y el pasado julio estuvo en el nivel más bajo del total de registros históricos.

Y aunque no superó la triste marca de 2012, el volumen del hielo fue 47 por ciento menor que el promedio registrado en el periodo que comprende de 1979 a 2016, lo que afecta a los ecosistemas polares.

En julio, el grosor del hielo estuvo en el nivel más bajo del total de registros históricos
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