La obra tuvo un estreno accidentado en 2020 debido a la pandemia por COVID 19, ahora vuelve en una versión renovada. Foto: Especial

Errantes, la pieza escénica que convierte el tránsito a la muerte en poesía visual

El coreógrafo Gilberto González Guerra ideó Errantes-Viaje a la memoria mientras cuidaba a su madre enferma de cáncer terminal. De ahí nació una conmovedora obra que se presentará en el Cenart a partir del 20 de septiembre 

El cuidado de su madre enferma de cáncer hasta su muerte movió a Gilberto González Guerra a crear una pieza escénica donde la danza y el teatro de gestos trazan un relato poético  y conmovedor sobre ese tránsito de la vida que, inevitablemente, se sobrelleva entre la zozobra.

“Quería exorcizar mis miedos, transformar la incertidumbre que se vive cuando sabes que la muerte está en camino en un acompañamiento amoroso”, dice en entrevista con Reporte Índigo el creador de Errantes-Viaje a la memoria, que ofrecerá siete funciones a partir del 20 de septiembre en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes.

Ese acompañamiento amoroso consistió no sólo en atender las necesidades básicas de su madre en sus últimos días, sino en escribir y crear una obra para ella. Una pieza que, aunque sabía que no alcanzaría a verla montada, ella vio nacer, pues él le compartía las ideas e imágenes que esbozaba.

“Empecé a escribir lo que iba experimentando, ese universo desconocido, su fragilidad, su pérdida de la razón, cómo ella se iba consumiendo. Fue un proceso que compartí con ella y, como no alcanzaría a verla, le iba contando las imágenes que surgían en mi cabeza. Lo que me quedaba era compartirle eso y hacer un acompañamiento amoroso, desde otro lugar, más amable, que rompiera con el dramatismo que es inevitable en estos procesos, sobre todo, para quien sabe que su muerte sucederá en cualquier momento”, comparte el fundador y director de la compañía Onírico.

Una depresión severa que este artista escénico padeció antes de la muerte de su madre alimentó también esta pieza.

“Buscaba desde el principio transformar la idea de la muerte en imágenes poéticas, con metáforas, generar poesía visual, universos ensoñados y, aún en este proceso, crear aspectos lúdicos, con humor, con fantasía. Darle la vuelta a estos sucesos dramáticos que fui experimentando”
González GuerraCoreógrafo y director escénico

Una obra en blanco y negro

La obra, que tuvo un estreno accidentado en 2020 debido a la pandemia por COVID 19, vuelve en una versión renovada, con un relato luminoso que conmueve y busca abrazar al espectador.

El personaje central es un “mago blanco”, interpretado por el mismo González Guerra, y se trata de “un creador de universos fantásticos que está muriendo”. Dos errantes, que en realidad son personajes de su invención, comparten con él secretos y aventuras de sus mundos soñados antes de que emprenda ese nuevo y desconocido viaje a la eternidad.

La pieza autobiográfica destaca por el uso de una escenografía en blanco y negro y apenas unos cuantos elementos utilitarios, como una silla:

“Está concebida en un espacio en blanco, que puede ser una sala de hospital, una sala de espera, un limbo de este personaje entre la vida y la muerte. Es un lugar muy sencillo que no concibe un espacio específico, sino que da al espectador la posibilidad de imaginar, a partir de su propia experiencia, de sus propias memorias. Los personajes, los errantes, visten de negro, y yo, que soy el mago, de blanco”, detalla el también actor.

Errantes-Viaje a la memoria marca también el renacer de Onírico, compañía fundada por  González Guerra y Juan Ramírez en 1998, y que quedó en pausa por una década.  “Nos separamos como 10 años y algo que hemos sacado de la pandemia es volver a reunirnos como agrupación y que mejor que conectando con algo. Como compañía, una constante que hemos tenido es  tener algo poderoso para contar y compartir con el espectador”, dice el director escénico.

Un artista callejero amante del arte griego

González Guerra, quien en 2007 fue elegido por el Cirque du Soleil de Montreal para participar como actor físico principal en el espectáculo Saltimbanco, no pierde oportunidad para reivindicar en esta nueva pieza escénica su trabajo como artista callejero, pero también su fascinación por la estética griega contemporáea, principalmente la de dos conocidos creadores: el coreógrafo Dimitris Papaioannou y el cineasta Theo Angelopoulos.

Grecia ha sido una constante en mi vida: tuve una pareja griega hace muchos años. Viajé a Grecia en 1999 y ahí es donde conocí el trabajo de Dimitris Papaioannou, que ahora es muy famoso, pero en ese entonces solo se le conocía en su país. Fue alguien que inspiró de manera poderosa mi trabajo en ese entonces, era algo mucho más austero, pero pude hacer resonancia con lo que él hacía, como el uso del color en la escena,  la utilización de los elementos, de los cuerpos”, relata.

En esta pieza, González Guerra no solo recurre a los contrastes cromáticos que Papaioannou ha hecho famosos en el mundo, sino que incluye música original compuesta por el griego Manos Milonakis cuyo trabajo cautivó al artista mexicano.

“Indagando en las redes sociales descubrí a este músico que tiene un trabajo que me resuena y que tiene ciertas influencias con el teatro de calle, utilizar instrumentos poco convencionales, como una influencia circense, creo que  hablábamos un lenguaje en común. Empezamos a dialogar, a proponer y se fue creando el vínculo a partir de nuestros intereses mutuos; ahora creo que hemos logrado crear un hijo  y estamos muy satisfechos”, cuenta.

La pieza

  • Elenco: Emmanuel Fragoso, Juan Ramírez  y Gilberto González Guerra
  • Música:  Manos Milonakis
  • Iluminación: Patricia Gutiérrez
  • Escenografía: Hiram Kat
  • Vestuario: Estela Fagoaga
  • Producción general: Claudia Villarreal

¿Dónde y cuándo?

  • Lugar:  Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes (CENART)
  • Fechas: Septiembre 20, 21, 22, 26, 27, 28 y 29.
  • Horarios: jueves y viernes, 20:00 horas; sábados, 19:00 horas;  y domingos, 18 horas
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