Érika Fernández es “la loca de los perros”
Érika Fernández compartirá su amor a través de un nuevo reality show en el que rescatará perros callejeros para darles una mejor vida
José Pablo EspíndolaEl lema que tiene Érika Fernández es claro: si tú luchas, yo lucho contigo. La conductora y actriz, desde hace años, se ha dedicado al rescate y cuidado de perros a través de su fundación Amor sin raza.
El amor de Fernández por estos animales y la necesidad que tiene de ayudarlos se podrá ver en el reality show La loca de los perros, que se estrenará este jueves 12 de enero a través de la plataforma ViX+.
“Desde que tengo uso de razón he amado a los perros. La verdad es que siempre me han dado mucha curiosidad, cuando los veía me los quería llevar a mi casa, incluso, me los llevaba y mi abuelita no sabía qué hacer, porque yo llegaba con el zoológico”, cuenta la conductora, en entrevista con Reporte Índigo.
En esta nueva producción, Érika rescatará tantos perros callejeros como pueda, mientras intenta equilibrar sus actividades diarias con su vida. En cada uno de los ocho capítulos narrará diferentes casos que abordarán temas como el abandono, las adopciones especiales, casos de maltrato y rescates extremos.
“Hace tres años, antes de la pandemia, hice mi piloto con un amigo y se lo llevé a Lemon Studios, a Erika Sánchez, quien también es rescatista y mi amiga, y le dije ‘mira, gorda, yo tengo esto, quiero hacer esto, quiero ser la voz de los animales, de los perros en especial, así con todo. ¿Tú crees qué podría ser?’”, recuerda.
Hubo varias reuniones, unos dijeron que sí, otros que no, que eso no era lo que buscaban, hasta que en octubre de 2021 le dieron la sorpresa de que su proyecto sí iba, porque una nueva plataforma estaba interesada en él.
“Ese día fue el más feliz de mi vida, ¡híjole!, es que yo no recuerdo un día más chingón que cuando me dijeron que todo lo que yo había soñado en la vida sería posible”, comparte Erika.
Emociones, mucha diversión y problemas a los que se enfrentan los rescatistas se vivirán en cada uno de los ocho capítulos, que tienen una duración de 30 minutos, por lo que Fernández considera que todos los “locos de los perros” disfrutarán de este programa.
“Lo que hace falta es educación, entonces, creo que van a aprender muchísimo de esta serie, y espero que vengan muchas más temporadas para seguir hablando, conmoviendo y educando a la gente”, expresa Érika.
Trabajo duro
Convertirse en una rescatista no fue fácil para Érika Fernández, porque al ser una persona que salía en televisión la gente la juzgaba y la estigmatizaba porque creían que sólo ayudaba por tomarse la foto o dar una buena imagen.
“Pero vieron que sí actuaba y sí trabajaba, así que sólo he tenido bendiciones, porque la gente sí quiere ayudar, pero uno tiene que saber pedir ayuda y uno tiene que saber mostrar para qué es la ayuda. Tienes que ser muy transparente, tratar con mucho respeto el entorno y todo lo que decidas hacer”, reflexiona la conductora.
Érika cuenta que también cuida su corazón para no volverse una persona dura ante los humanos y los actos de violencia que cometen en contra de los animales.
“Trato de mostrar amor ante todo, ante las peores situaciones ser positiva, porque es muy difícil, eso ha sido lo más duro, que me digan ‘pinche loca de los perros’ no me importa, porque yo lo llevo con todo el orgullo, porque si ser loca por algo significa ser apasionada, entregada y trabajar diario, entonces, yo soy la más loca de las locas y que me sigan llamando diario así, no me importa”, enfatiza.
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Sus tres amores
Camila, Nanny y Homero fueron tres perros que marcaron la vida de Érika Sánchez y que la hicieron ver lo hermoso que son estos animales y la responsabilidad que ella tenía con ellos.
“Es una responsabilidad muy grande la que yo tengo, ¿la quiero? y dije ‘sí, a huevo, la quiero’, porque es un privilegio poder luchar por ellos, poder hacer todo por ellos”, comparte la actriz.
Cuando Érika se fue a vivir a los Estados Unidos, a sus 18 años, tuvo a su primera perrita, Nanny, quien vivió 17 años. El año pasado la tuvo que dormir porque ya estaba en estado casi vegetal, muy mal.
“Ella me enseñó mucho y la amé mucho. Me enseñó que un perro no se abandona y que no importa lo difícil, que no tengas dónde vivir, dónde estar, siempre puedes encontrar la manera de no abandonarlo”, explica.
Cuando llegó a México, afuera de su trabajo encontró al “rey de su vida, al perro de sus sueños”, a homero, que estaba muy lastimado, así que decidió cuidarlo un día; sin embargo, pasaron años juntos, porque le mostró la importancia de cuidar, querer y procurar que otro ser esté bien.
“Homero sembró algo en mí que no sé cómo explicar, hizo un cambio en mi vida totalmente, me dio un sentido y un propósito. Él murió en 2020, el 4 de enero”, platica.
Érika y Homero vivían por el Desierto de los Leones y en Año Nuevo sus vecinos comenzaron a reventar cohetes. Homero era muy nervioso, así que quiso escapar por la ventana y se cayó. Logró llegar al veterinario con vida, pero no resistió más y murió.
“Después de eso, que fue muy duro para mí, lo peor que me pasó, me motivó a ayudar a otros perros como él. A rehabilitarlos, a reinsertarlos en la sociedad, a encontrarles hogares divinos. Así que desde hace siete años que lo conocí me volví la loca de los perros”, expresa.
A Camila, por su parte, la encontró en un refugio de Guadalajara, la perrita tenía un tumor enorme en la cara así que decidió llevar con un oncólogo; sin embargo, el diagnóstico era terminal y poco se podía hacer por la salud de la pitbull.
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“Camila era muy alegre, feliz y hermosa y a pesar de que le pesaba la cabeza ella seguía, así que decidí hacerle un bucket list. Hable con ella, ‘mira, Camila, yo sé que tú ya estás cansada y que tú no vas a vivir mucho más tiempo, pero me estás demostrando que todavía quieres vivir, no hay nada más qué hacer, así que haré que tus últimos días sean los mejores’, y lo hice todo”, indica Érika.
La llevó de picnic, de paseo, le dio helado y dormía a su lado, el día del cumpleaños de Sánchez la llevó a la playa, porque sabía que Camila nunca había ido.
“Ese mismo día me miró y yo sentí algo, porque a ella le dije ‘tú me tienes que decir cuando ya no quieres más’. La perra me miró de una forma que no te puedo explicar, yo tenía una conexión con ella y le dije ‘ya, mamita, ¿ya quieres descansar?’ y la perra me dijo sí.
“Ese mismo día la dormí y me di cuenta de que los seres humanos somos muy privilegiados y tenemos una responsabilidad muy grande, nosotros podemos acabar con el sufrimiento de un animal, pero lo importante es que tenemos la responsabilidad de hacer lo que más podamos por ellos”, considera la actriz.