Será la última temporada y adaptará La niña perdida, el cuarto volumen de la saga Dos amigas de Elena Ferrante. Foto: Especial

Entrevista. La serie de Max Mi amiga brillante llega a su última temporada

En la última temporada de la serie, Alba Rohrwacher y Irene Maiorino cierran la serie con una interpretación auténtica de la amistad compleja entre Elena y Lila

La actriz Alba Rohrwacher siempre sintió una conexión especial con Elena, el personaje que interpreta en la cuarta y última temporada de Mi amiga brillante (MAX), la cual tuvo su estreno desde el pasado 9 de septiembre por MAX. Tomar el relevo de Margherita Mazzucco, quien dio vida a la joven Elena durante la temporada anterior, fue un desafío tanto emocional como actoral. Para Rohrwacher el proceso de encarnar a la versión adulta fue tan natural que describe el cambio como algo casi orgánico.

A lo largo del rodaje fue encontrando su propio ritmo, moldeando a una Elena más madura pero manteniendo la esencia de lo que Mazzucco había construido previamente.

“Con Margherita tuvimos muchas conversaciones sobre el personaje. La vi crecer como actriz y compartir ese trayecto con ella hizo que ponerme en sus zapatos se sintiera muy espontáneo.

“Ponerme en sus zapatos se sintió muy espontáneo para mí, aunque también fue desgarrador porque estoy muy apegada a ella. Fue un proceso increíble, algo que me permitió conocer al personaje de una manera tridimensional, o incluso cuatridimensional. Fue un viaje estar con este personaje” explicó la actriz Alba, quien hizo las voces en off desde el inicio del programa en 2018.

La cuarta temporada fue dirigida por Laura Bispuri, quien toma el relevo de Saverio Costanzo, director de las dos primeras temporadas, y Daniele Luchetti, responsable de la tercera

¿De que trata ‘Mi amiga brillante’? Serie de Max

Este relevo actoral, además de representar un cambio en la pantalla,  también refleja la relación entre las actrices.  Por su parte Irene Maiorino, quien da vida a la versión adulta de Lila, comenta que la dinámica entre ella y Rohrwacher fue una experiencia que creció junto a sus personajes.

“No nos conocíamos antes del proyecto, pero mientras interpretábamos a nuestros personajes, nuestra relación se fue entrelazando como la de ellas. Lo que ves en la pantalla se siente verdadero porque nuestra conexión como actrices se fue consolidando con cada escena”, narró la actriz en un encuentro exclusivo con medios internacionales y con Reporte Índigo.

Esta simbiosis entre ambas no surgió sólo del guión, sino de la manera en que la narrativa de Elena Ferrante las llevó a explorar profundamente la complejidad de una amistad marcada por la rivalidad y el afecto.

Desde su estreno en 2018, Mi amiga brillante ha cautivado a la audiencia de MAX con su retrato de la amistad, logrando un éxito en la crítica internacional. El New York Times llegó a declarar que se trata del mejor libro del siglo XXI, por su  historia compleja sobre la  amistad, la lealtad y la rivalidad.

Ahora, con la  última temporada, la serie enfrenta una nueva transformación. Basada en las famosas novelas napolitanas de Elena Ferrante, la serie sigue la vida de Elena “Lenù” Greco y Raffaella “Lila” Cerullo, dos amigas que crecen en un barrio pobre y violento de Nápoles.

A lo largo de los años, sus caminos se separan, pero siempre vuelven a cruzarse, revelando las complejidades de una de las relaciones más poderosas de la ficción contemporánea.

Sobre el nuevo reparto de Mi amiga brillante

Para ambas actrices, el peso del legado dejado por las temporadas anteriores fue un reto. Bondarella admite que, en los momentos más difíciles del rodaje, la novela de Ferrante fue su ancla.

“A menudo volvíamos a leer el libro cuando buscábamos una solución, cuando sentíamos que algo faltaba o no cuadraba. La novela siempre estaba ahí para guiarnos y ayudarnos a encontrar el camino”, contó.

Esa conexión constante con el texto original permitió que el trabajo de las actrices se mantuviera fiel a la esencia de la historia, mientras le daban a los personajes su propia interpretación.

A pesar de la continuidad que Laila buscaba en la interpretación de Elena, quería que su transición fuera fluida y no abrupta.

“Solo continúo con lo que Margherita creó. Mi objetivo no era cambiar al personaje de repente, sino soltarlo poco a poco, a medida que Elena también iba cambiando en la historia”, apuntó.

Un aspecto que ayudó a Bondarella a profundizar en el personaje fue haber realizado las voces en off desde el principio de la serie. Esto le permitió familiarizarse con Elena desde una perspectiva más íntima, como si hubiera estado presente desde el inicio, observando y participando en su crecimiento.

Alba, por su parte, siempre tuvo una conexión personal con la historia de Ferrante, mucho antes de que supiera que algún día interpretaría a Lila: “Mi mejor amiga me regaló el primer libro de la saga, y me dijo que le recordaba a mí cuando éramos niñas. Esa relación personal con la historia me tocó profundamente”, compartió.

 Ese vínculo, que inicialmente nació de una lectura casual, terminó siendo clave en su preparación para interpretar a un personaje tan enigmático y complejo como Lila. Cuando comenzó el proceso de casting sintió que estaba destinada a interpretar este papel. Fue como si la historia hubiera estado esperándola.

La última temporada de La amiga estupenda  marca el cierre de una de las series más esperadas por el público y el crecimiento y evolución de las actrices que le dieron vida. Para Laila Bondarella y Gaia Di Carlo, interpretar a Elena y Lila no fue solo un desafío profesional, sino un viaje personal que las conectó no solo con sus personajes, sino con la compleja narrativa de Elena Ferrante.

La serie y la lucha de la mujer

Tanto Rohrwacher como Maiorino subrayan el papel crucial que Mi amiga brillante juega en la representación de la experiencia femenina y en la promoción de la igualdad de género. La serie, con su enfoque honesto y provocador, ofrece una reflexión sobre la identidad, la amistad y la lucha por el reconocimiento en un mundo en constante transformación.

“En mi opinión, el contexto cultural y político que subyace en la serie es fundamental. A pesar de los avances, la cultura y la política siguen influyendo en las vidas de las mujeres de manera compleja. Lo que ocurre ahora está más mezclado y cubierto por una especie de pátina educativa. Es crucial ser proactivos en la lucha contra la violencia de género y las desigualdades persistentes. La serie se convierte en una herramienta poderosa para visibilizar y cuestionar las estructuras de poder que a menudo perpetúan la opresión”, recalcó Irene Maiorino

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