Llevar una vida sexual activa favorece la billetera. Lo ideal es tener relaciones sexuales por lo menos cuatro veces por semana, según establece un estudio publicado por el Instituto para el Estudio del Trabajo de la Universidad de Bonn, en Alemania.
En la investigación, encabezada por Nick Drydakis, catedrático de economía en la Universidad Anglia Ruskin, en Cambridge, Inglaterra, se encontró que las parejas que practican sexo asiduamente tienen un ingreso 5 por ciento mayor que aquellas que no tienen relaciones sexuales con esta frecuencia.
También se encontró que las parejas que no tienen actividad sexual habitual ganan 3 por ciento menos que quienes gozan de una vida sexual activa.
Y es que existe amplia evidencia de que una vida sexual activa mejora la salud física, ya que fortalece el sistema inmunológico y ayuda a la salud cardiovascular, por ejemplo.
También mejora la salud mental, pues favorece las capacidades cognitivas, reduce el estrés, aumenta el autoestima, la satisfacción personal e incluso los hábitos alimenticios. A su vez estimula la creatividad.
Todo esto se traduce en un aumento en la productividad del empleado. De ahí que la actividad sexual, escribe Drydakis, es considerada “un barómetro de la salud, la calidad de vida, el bienestar y la felicidad”.
“Las personas necesitan amar y ser amadas (de manera sexual y no sexual) por otros. En ausencia de estos elementos, muchas personas se vuelven susceptibles a la soledad, a la ansiedad social y depresión, lo que puede afectar su vida laboral, reportó el economista en el estudio.
Otro detalle: un mejor salario, a su vez, incrementa la práctica de sexo, pues una mejor paga “puede aumentar el valor y el atractivo de una persona a la hora de buscar pareja”.
Para fines de la investigación, se recopilaron datos de más de 7 mil personas de la población griega, con edades de entre 26 y 50 años. La preferencia sexual no hizo diferencia alguna en los hallazgos arrojados.
Drydakis concluye que “la actividad sexual es un aspecto clave en la salud personal y en el bienestar social que incluye en los individuos a través de su ciclo de vida. En términos de implicaciones políticas, el acceso a una educación sexual amplia y efectiva, podría ser un importante factor que contribuya a la salud y al bienestar de las personas”.