El dermatólogo de las celebridades, Fredric Brandt, se suicidó el pasado domingo y muchos lo atribuyen a la parodia que “Unbreakable Kimmy Schmidt”, la nueva serie de Netflix y Tina Fey, hizo del doctor.
A pesar de que su publicista Jacquie Trachtenberg lo negó para Page Six, los críticos del programa creen que la burla a expensas del llamado “barón del botox” fue muy lejos.
“El show lo hirió profundamente, se burlaron de él por la manera en que se ve”, declaró Trachtenberg, “fue cruel y fue bullying. Pero el show no fue la razón… (sic) por la que tomó su propia vida. Estaba sufriendo de depresión, y es muy triste porque era querido por muchas personas”.
Brandt, de 65 años, se ahorcó en su hogar de Miami. Era conocido por atender a famosas como Madonna y la modelo Stephanie Seymour, y por experimentar nuevas técnicas en sí mismo.
Los resultados en su rostro eran notorios y fueron utilizados para recrear al personaje que interpretó en un episodio de “Unbreakable…” el cómico Martin Short, quien lució una cara completamente plastificada que apenas lo dejaba hablar, mucho menos hacer cualquier expresión.
Tina Fey y Robert Carlock, creadores del programa, no han hecho comentarios al respecto.
Humor revelador
Ellie Kemper es la protagonista de “Unbreakable Kimmy Schmidt” e interpreta a una mujer que redescubre el mundo luego de haber pasado 15 años encerrada por un culto.
Los escritores usan el humor para enfrentar situaciones de la nueva y bizarra realidad de Kimmy, algo que les funcionó previamente en la exitosa serie “30 Rock”, donde hablaban de género, política y raza entre cada chiste.
No han faltado detractores de este tipo de comedia, pero también están quienes lo defienden, como Boze Herrington, sobreviviente de un culto en Estados Unidos.
Herrington escribió en The Guardian que el programa “es un retrato exacto de la vida después de un culto – lo que hace que ver el show completamente terapéutico para sobrevivientes y ex fundamentalistas como yo y mis amigos”.
Según el National Crime Information Center más de 300 mil mujeres fueron reportadas como desaparecidas en el 2010 en este país.
Y de acuerdo a la National Intimate Partner and Sexual Violence Survey 2010, 18.3 por ciento de mujeres ha sobrevivido abusos, 29.9 por ciento de las cuales lo hizo entre las edades de 11 y 17 años.
El personaje de Kimmy fue secuestrada a los 14.
En la serie también aparece un joven asiático llamado Dong, quien lucha por aprender inglés y poder sobrevivir en la ciudad.
Es otro claro ejemplo del humor que Fey y su equipo utilizan para revelar una situación de su nación, donde 1.3 millones de inmigrantes indocumentados provienen de Asia. De estos, 40 mil son menores o jóvenes adultos.
Por otro lado está Lillian, la casera del edificio a donde se muda Kimmy. Este personaje es visto como la típica excéntrica hippie que se quedó en la década de los 70, pero sus quejas ante un mundo cambiante son reales.
Nueva York es el área metropolitana más cara para vivir en Estados Unidos y el 46 por ciento ha sido “gentrificada”, según el Federal Reserve Bank of Cleveland. Esto quiere decir que casi la mitad de los hogares urbanos ha pasado de un precio de distribución por debajo de la media a el extremo más alto.
Pero quizás la broma más obvia para los espectadores sea la que es personificada por Titus, el estereotipo de amigo gay de la protagonista.
Pero en esta ocasión se trata de un hombre negro de edad media, algo que lo lleva a declarar “¿Negro, gay y viejo? Ni siquiera voy a saber qué cajita tachar en el formato de crimen de odio”.
Tras la oleada de recientes asesinatos contra hombres negros en Estados Unidos, el chiste se cuenta solo.
Aquí es donde Tina Fey y Robert Carlock hacen lo que mejor saben, enfrentar a una audiencia con realidades incómodas con frases que los hacen reír pero pensar.
“‘Unbreakable…’ no es solo un show sobre los desvalidos”, escribe Megan Garber en The Atlantic, “es un show que le da voz a los que no tienen. Es un show que celebra a las personas que casi siempre, en la vida real, viven en los márgenes”.