Todos hipertensos
El gran problema de las enfermedades “silenciosas” es precisamente eso, que llegan sin avisar y sus manifestaciones aparecen cuando el padecimiento ya se encuentra en estado avanzado, dificultando el tratamiento y, por ende, la prevención.
Una de esas enfermedades es la hipertensión, también conocida como tensión arterial alta. Esta enfermedad es crónica y se distingue en que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta.
María Alesandra Pámanes
El gran problema de las enfermedades “silenciosas” es precisamente eso, que llegan sin avisar y sus manifestaciones aparecen cuando el padecimiento ya se encuentra en estado avanzado, dificultando el tratamiento y, por ende, la prevención.
Una de esas enfermedades es la hipertensión, también conocida como tensión arterial alta. Esta enfermedad es crónica y se distingue en que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta.
Cada vez que late el corazón, bombea sangre a los vasos (arterias) que se encargan de transportar la sangre a todas las partes del cuerpo. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos al ser bombeada por el corazón. Esto quiere decir que cuanto más alta sea la tensión, más esfuerzo tiene que hacer el corazón para bombear la sangre.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión está considerada como un “asesino silencioso”, ya que no presenta síntomas específicos y las únicas señales de alerta que podría llegar a emitir son malestares que también son causados por otras razones y factores, entre ellos dolor de cabeza, dificultad para respirar, vértigo, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales.
“Se le llama ‘la asesina silenciosa’ porque, al igual que otras enfermedades, va desarrollando el daño a lo largo de los años y sin producir síntomas, hasta que por fin da la cara y afecta seriamente a una serie de órganos”, dijo el Doctor Manuel Abeytua, quien es miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y presidente de la sección de Riesgo vascular y Rehabilitación cardiaca de la SEC.
La OMS también estableció que uno de cada cinco adultos tiene hipertensión, a nivel global. E indicó que este padecimiento es un trastorno que provoca aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía.
El organismo internacional agregó que las complicaciones que derivan de un caso de hipertensión causan 9.4 millones de muertes al año, en todo el mundo.
“En los países en desarrollo, muchas personas con hipertensión no saben que la padecen ni tienen acceso a los tratamientos que podrían controlar su tensión arterial y reducir significativamente su riesgo de defunción y discapacidad por cardiopatía o accidente cerebrovascular. Diagnosticar, tratar y controlar la hipertensión es una prioridad de salud en todo el mundo”, añadió la OMS.
Factores de riesgo
Entre los elementos que aumentan el riesgo de padecer hipertensión arterial están:
>> Consumir alimentos con gran cantidad de sal y grasas
>> Ingerir alcohol en altas cantidades
>> Padecer males como obesidad o sobrepeso
>> Altos niveles de estrés
>> Antecedentes familiares
>> Llevar una vida sedentaria
Panorama en México
Este asesino silencioso causa 50 mil muertes al año en México y su prevalencia en la población mayor de 20 años es de 30.05 por ciento, de acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA 2000), los cuales también revelaron que 75 por ciento de las personas con hipertensión diagnosticada tienen menos de 54 años de edad.
Actualmente hay 30 millones de mexicanos que padecen hipertensión arterial, es decir uno de cada tres mexicanos, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los datos emitidos por el IMSS corroboran que la población con tensión arterial alta en México es una de las más altas del mundo.
Y lo peor del panorama para el país es que la mayoría no sabe que la padece.
Cuando no se controla esta enfermedad, la persona puede sufrir un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón e inclusive insuficiencia cardiaca.
Además, los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias (o aneurismas). La tensión arterial alta también puede provocar que la sangre se filtre en el cerebro, terminando en un accidente cerebrovascular. A su vez, la hipertensión puede causar deficiencia renal, ceguera y deterioro cognitivo.
Cuidar al corazón
Además de que la salud cardiaca es vital, cuidar del corazón también es fundamental para tener un cerebro sano. De hecho, tener el corazón sano a los 20 logrará que se tenga un cerebro saludable a los 40.
Es muy sencillo, solo se debe llevar un estilo de vida saludable, con una buena alimentación y presión arterial controlada. Así, el cerebro no se encoge y no perderá facultades con el paso de los años, según una investigación divulgada por la revista científica Neurology.
La Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) aconsejó seguir siete pasos: mantener una presión arterial saludable, controlar el colesterol, reducir la cantidad de azúcar en la sangre, mantenerse físicamente activo, comer adecuada y nutritivamente, perder peso y no fumar.
¿Cómo prevenirla?
Para evitar esta enfermedad crónica y/o controlarla, la Fundación Española del Corazón recomienda:
>> Realizar actividad física por lo menos 30 minutos diarios
>>Mantener el peso ideal
>>Reducir el consumo de sal, azúcar y grasas
>>No alcohol
>>No fumar y tampoco exponerse al humo del tabaco
Alerta para todos
Las cifras hablan por sí mismas y la prevención hará la diferencia en los casos y las muertes por hipertensión.
>> 9.4
Millones de muertes al año, a nivel mundial, se deben a causas relacionadas a la hipertensión
>> 5.7
Millones de mexicanos tienen este padecimiento crónico controlado, actualmente
>> 11.2
Millones de los 30 millones de mexicanos con hipertensión tienen diagnóstico
Bebidas e hipertensión
“Los consumidores deben ser conscientes de que tomar una bebida energética no es lo mismo que beber café o un refresco, hay diferencias”, dijo la investigadora Emily Fletcher, del Centro Médico David Grant de la U.S.A.F, en California.
Las bebidas energéticas pueden provocar cambios en el ritmo cardiaco y en la presión arterial, algo que no sucede con otras bebidas que contienen cafeína, según un estudio elaborado por dicho centro.