El 27 de marzo de 2019 las alumnas de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), del INBAL, no celebraron el Día Mundial del Teatro en el escenario, sino, a través de un tendedero a fin de hacer una intervención perfomática plástica, bajo la premisa “Denuncia a tu agresor”, en el cual se colgaron los nombres de profesores, alumnos y administrativos que hubieran agredido o ejercido cualquier tipo de violencia en contra de las alumnas, desde sexual hasta psicológica.
En ese momento estaba en auge el movimiento #MeToo y muchas de las estudiantes se unieron al #MeTooTeatroMexicano donde, a través de Twitter, también hicieron públicas sus denuncias, muchas personas, la mayoría, hombres del gremio teatral.
Lucía Corbello, ex alumna de la ENAT, detalla a Reporte Índigo que ni la dirección de la escuela ni el INBAL hicieron nada en relación con esas denuncias, sino todo lo contrario, se deslegitimizó el movimiento.
“Dijeron que no era válido porque no eran denuncias legales, que ellos no podían hacer nada, incluso, la directora Gabriela Pérez Negrete puso en riesgo a las víctimas al convivir con los agresores. Muchas de las amenazas siempre han sido alrededor de “si es que tal persona, maestro o alumno se va, no van a poder hacer su obra” o con amenazas académicas; entonces, hacía que el grupo se volcara contra la víctima, por eso muchas prefirieron no hacer nada”, narra la exalumna.
Hasta ese momento, a pesar de que muchas alumnas alzaron la voz, no había surgido un eco mediático, hasta el 8 de marzo del 2021, cuando las estudiantes se unieron para hacer una protesta virtual, en vísperas del Día de la Mujer.
Se creó una asamblea donde decidieron, desde el pasado 18 de marzo, irse a paro no activo y armar un pliego petitorio, así contactaron a varias de las exalumnas y de la liga Mexicana de Mujeres en el Teatro; juntas conforman el grupo Morras ENAT.
Diálogo con las autoridades de la ENAT
En el pliego petitorio, presentado el pasado 17 de abril, piden establecer un diálogo con las autoridades de la ENAT, exigen justicia para las mujeres agredidas y que se haga una investigación de los casos.
En el documento de 19 páginas, al que dieron lectura las voceras del movimiento en su cuenta de Facebook, y en donde, además, hubo varias ausencias de autoridades de la ENAT y el INBAL, fundamentan y proponen un apego a las leyes constitucionales e institucionales, así como al Protocolo para la Atención y Erradicación de la Violencia de Género en la ENAT, a través de 13 estrategias que estimulan una cultura de género de respeto en las aulas.
“Invitamos a las personas, sacamos esa información de la página oficial del INBAL; vimos que no tienen actualizados los nombres de sus trabajadores. Si la página está obsoleta, mucho menos tienen un protocolo genuino que funcione para proteger a sus estudiantes en contra de la violencia. Hay muchas cosas que se tienen que cambiar a nivel administrativo e institucional”, relata Corbello.
Fue hasta el 22 de abril que la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA) respondió a cada uno de los puntos expuestos en el pliego. Posteriormente, el 23 de abril, la directora de la ENAT presentó su renuncia con el fin de no obstaculizar el diálogo con la comunidad estudiantil, que tendrá efecto a partir del 1 de mayo, esto sin interferir con las investigaciones y denuncias formuladas, así se detalla en un comunicado del INBAL.
Por lo que, la maestra Atenea Chávez Viramontes quedará a cargo de la ENAT, quien será asistida por Luis Manuel Montes, director de Asuntos Académicos de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA) del INBAL; ambos serán los enlaces institucionales para el seguimiento de las peticiones de las estudiantes.
Asimismo, se explica en el comunicado, que tanto el INBAL como la Secretaría de Cultura federal están en la mejor disposición de hacer los ajustes de los procedimientos pedagógicos para quienes todavía se están incorporando a las clases, con el fin de alcanzar los aprendizajes previstos en los planes de estudio y evitar la pérdida del actual ciclo escolar. Además, ya se separaron de actividades frente a grupo a seis profesores, como primera medida de protección a las denunciantes.
La violencia se normalizó
Lucía Corbello, quien egresó de la ENAT en 2018, relata que la comunidad se está uniendo, incluso, hay chicas, egresadas antes de 2010, que reconocen las violencias que se enlistan en la denuncia, los agresores son los mismos, los maestros: Mauricio Jiménez, Carlos Corona, Mauricio García Zolano, Gilberto Guerrero y Gustavo Lizárra, entre otros.
“La escuela es de terror porque siempre se vio como algo súper normalizado; por ejemplo: ‘el maestro Harif ya tiene a su amante en turno’, ‘¿ahora quién será la nueva víctima?’. Hay un maestro que se llama Alejandro Velis, es una persona sumamente violenta, él, así sin más, cachetea y golpea a sus alumnas y alumnos, todo por este ‘amor al arte’. Están latentes las agresiones psicológicas muy graves, gordofobia, que si estás muy gorda o flaca, mejor vístete así, muchos estereotipos”, relata.
Parte del problema es que la mayoría de los maestros denunciados hacen puestas en escena y se tiene la figura de “El director” y lo que él dice es la última palabra. Incluso compañeras abiertamente feministas se han encontrado con trabas laborales por su ideología.
“En el teatro, el director, es el patriarca más cabrón de todos y lo que diga se hace; si lo contradices seguramente en un futuro no te va contratar o, si no haces lo que te pide, te dicen “no deberías dedicarte a esto”, esta jerarquía terrible de la figura del director y todo lo que alrededor lo respalda, desde el sistema patriarcal, hasta cómo funciona el teatro”, abunda.
Lucía cuenta que ella fue víctima de acoso e intento de abuso cuando estudiaba en la ENAT, pues existe la idea de cuando a un maestro le “caes bien”, abraza y besa a sus alumnas. También hay mucho hostigamiento por parte de sus compañeros, quienes con la idea de “ser artistas” nalguean, besan y muchos entran a las aulas cuando se cambian de ropa. También hubo casos en donde alumnos, afuera de la escuela, alcoholizaron a muchas chicas para violarlas.
Las estudiantes ya se acercaron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y reciben la asesoría de abogados, sin embargo, aún siguen esperando la respuesta por parte de la ENAT y que sus peticiones sean escuchadas, pues su prioridad es regresar a las clases sin menoscabo de su seguridad e integridad humana.
“Es algo muy doloroso darte cuenta de todas las violencias que has vivido o permitido, pero es un camino que abre otras puertas, que estamos juntas; la primera violencia es la injusticia, porque el miedo nos corrompe y hace automarginarnos. Hay que hacerle caso a nuestras mujeres sabias que tenemos adentro y no pongamos nuestro silencio a su favor, porque ellos no harían lo mismo que nosotras, ellos no nos considerarían”, concluye Lucía Corbello.