Si bien es cierto, toda la sociedad ha sido golpeada por esta crisis sanitaria, los mexicanos han convertido esta pandemia en una oportunidad de ayudar a los más vulnerables. Por ejemplo, Daniel Serrano de Rejil, director general de Interculturalidad, Salud y Derecho A.C. (INSADE), junto a su equipo, se ha dado a la tarea de juntar despensas para repartirlas e impartir talleres para que microempresarios enfrenten esta situación que está viviendo el país.
INSADE genera estrategias de reinserción social y autonomía económica para adolescentes y jóvenes adultos que piden una segunda oportunidad y han decidido no volver a delinquir.
Su tasa de inserción es del 98 por ciento, a través del modelo de intervención “Hecho en libertad”, el cual fue creado escuchando las voces de las poblaciones privadas de la libertad que expresaban sus necesidades de reinserción.
“Hecho en libertad” consta de cuatro fases. Las primeras tres duran un año y la última, que es de seguimiento, dependerá de cada uno de los casos. De hecho, fue gracias a la Fase 4, que INSADE detectó los problemas que estaban teniendo sus beneficiarios durante este periodo de confinamiento.
“Nos empezaron a escribir en privado y al correo, a partir de ahí vimos qué problemas estaban teniendo, porque corrían el riesgo de volver a incidir. Algunos perdieron su trabajo y en lo que recuperaban su actividad económica los apoyamos con algunas despensas, y en el caso de los que tienen sus micronegocios les estuvimos asesorando sobre cómo aprovechar el WhatsApp y las redes sociales para poder vender sus productos; por ejemplo, no sabían que podían vincular sus negocios a aplicaciones como Rappi para vender comida”, platica Daniel Serrano.
En algunos casos, gracias los donantes les pudieron dar dispositivos de pago electrónico de la empresa Señor Pago para que tuvieran la opción de cobrar con tarjeta, aprovechando que se puede hacer desde el celular
“Parecieran pequeñas acciones, pero en general a nosotros nos interesaba, y a los donantes que nos dieron luz verde, que justo estas personas afectadas no se vieran obligadas a reincidir, ya que el Covid-19 pegó en el tema de acceso al empleo y nadie habla de qué va a pasar con estas personas que ya están en libertad”, enfatiza Serrano.
Manos que suman en INSADE
La asociación civil cuenta con un personal de tiempo completo de siete personas, pero su principal motor son todos los voluntarios que deciden sumarse a la causa, por ejemplo, cuentan con una chef que los ayuda con talleres de cocina.
“Hemos encontrado gente profesional y organizaciones que donan su tiempo en capacitar a personas y eso vuelve más chingón el trabajo, porque lo hacen a partir de que quieren y no porque hay un pago de por medio”, afirma.
INSADE es una organización sin fines de lucro. Antes se beneficiaban de las convocatorias que lanzaba el gobierno para apoyar proyectos como este, pero ahora recurren el sector privado y a la voluntad de donantes para poder obtener recursos.
“Las personas que quieran apoyar se pueden integrar como voluntarios para participar en actividades con mujeres en la cárcel, siguiendo los protocolos para el regreso, porque tenemos dos proyectos, pero también pueden donar despensas”, asegura el activista social.
Durante esta contingencia sanitaria que se vive en el país, Daniel les pide donar artículos de higiene como jabones o gel antibacterial.
“En las cárceles hay un problema fuerte, porque la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hizo recomendaciones sobre qué hace falta dotarlos de jabón para que se laven la cara y las manos, también les hace falta gel antibacterial y cubrebocas, que son las herramientas necesarias para cubrir las medidas mínimas que las autoridades están pidiendo para contener al Covid-19 dentro de las cárceles; sin embargo, muchas mujeres privadas de su libertad siguen en el abandono y nosotros estamos ahorita por entregar despensas para algunos de sus familiares”, comenta el fundador de INSADE.
Derribar el estigma
Ahora, con las preliberaciones que se estuvieron tramitando por la situación del Covid-19, la gente, considera Serrano, reavivó el odio que siente por este tipo de población, al grado de decir que las personas que están en las cárceles deberían morirse o que se experimentara con ellos las vacunas.
Por lo que le pide a la sociedad que se quite esa idea de que toda la gente que está en la cárcel es mala y que al salir van a delinquir.
“Todavía hay muchas empresas que están pidiendo las cartas de antecedentes penales, no deberían; también está el tema de los derechos político-electorales, al salir de los centros penitenciarios no se les da su INE, entonces, de nada sirve que los vinculemos con un crédito, si a la hora que piden la identificación no la tienen. Existen muchos temas pendientes con esta población”, indica Daniel Serrano.