En esto ver aquello: Octavio Paz y el arte
Las inquietudes de Octavio Paz buscaron entender la otredad: cuando buscaba comprender las singularidades de su propio origen, se reflejaba a sí mismo mirando las singularidades de un otro culturalmente distinto en contraste con su mexicanidad.
Andrea Montes RenaudLas inquietudes de Octavio Paz buscaron entender la otredad: cuando buscaba comprender las singularidades de su propio origen, se reflejaba a sí mismo mirando las singularidades de un otro culturalmente distinto en contraste con su mexicanidad.
Curiosamente, algunas de las reflexiones más notables de su pensamiento nacieron fuera de México viajando entre Madrid y Valencia de la España de la Guerra Civil, pero también en Estados Unidos, tras recibir la beca Guggenheim, en donde inició lo que después se convertiría en su “Laberinto de la Soledad”, publicado cuando vivió en el París de la postguerra y el surrealismo.
Nueva Dehli, sin embargo, fue el lugar del exotismo, el momento de adentrarse al universo de los violentos contrastes del pensamiento oriental de la mano de sus reflexiones sobre el sexo, el erotismo y el amor. Era un insaciable observador de la azarosa dinámica de las sociedades modernas y entendía muy bien que en esos años una obra de arte o una acción concreta de índole social, política, incluso religiosa, podían definir el pensamiento de toda una generación, o de una nación. Fue ésta brillante capacidad por desplazarse a través de la Historia para encontrar correspondencias que ligaran unas épocas con otras, lo que le hizo acercarse al estudio de las manifestaciones artísticas de tiempos remotos y actuales.
Pero él nos acercó a la biografía plástica de nuestro país llevándonos a través de las creaciones mesoamericanas, novohispanas y muralistas, hasta llegar a las vanguardias europeas y americanas del siglo 20 a través de una óptica única: la del poeta. Su obra no es una crítica artística a las diversas manifestaciones plásticas, sino una postura reflexiva, un legado para entender el arte, desde el arte de su poesía.
“En esto ver aquello. Octavio Paz y el arte”, es una oportunidad para entender la obra de Octavio Paz a través del arte; y para entender el arte a través de la obra de Octavio Paz: es por tanto un encuentro recíproco que profundiza en la cosmogonía de los antiguos mexicanos, pasando por el arte popular de Posada, el grabador que fuera capaz de fusionar el más crudo realismo con la fantasía, hasta llegar finalmente, al surrealismo de Bretón o el expresionismo de Munch.
El Palacio de Bellas Artes será, hasta enero del 2015, el recinto que albergue las 228 obras entre piezas prehispánicas, pintura, escultura, fotografía y grabado, provenientes de 96 museos y colecciones privadas —nacionales y extranjeras—, entre las que destacan: Fundación Joan Miró de Barcelona, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Tate Britain, El Museo Pompidou, y el Museum of Modern Art of New York.
Así como el Museo de Arte Moderno, Museo Dolores Olmedo, Museo Nacional de Antropología, Museo del Templo Mayor, Museo Nacional de Historia, el Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo, entre otras.
La exposición se dividió en dos capítulos: las vanguardias, por un lado, y el arte mexicano, por el otro. El preámbulo de la exposición se llamó “Síntesis y confluencia”, que inicia con las esculturas de Henry Moore, Juan Soriano, Vicente Rojo y Eduardo Chillida, esculturas emblemáticas del arte moderno universal. “El cubismo y Picasso”, primer tema de la exposición, da cuenta de la admiración del poeta por el autor del Guernica; su involucramiento en la Guerra Civil Española; y sus reflexiones en torno a las responsabilidades éticas y políticas del arte. “Marcel Duchamp. Apariencia desnuda”, dedicado al creador francés y su ruptura con el arte.
“Caminos a la abstracción”, sala dedicada a quienes en palabras de Paz, debemos las creaciones más perfectas del siglo 20: Vasili Kandinski, Paul Klee, Jackson Pollock, Robert Motherwell, Mark Rothko, Manuel Felguérez, Henry Moore, Joan Miró, entre otros.
“La subversión surrealista”, las obras de André Masson, Manuel Álvarez Bravo, André Breton, Frida Kahlo, Leonora Carrington y Max Ernst, entre otros, conformas este núcleo. “La sonrisa de Eros”, está inspirado en el paso de Paz por la India y su interés sobre temas como el erotismo, el deseo, el cuerpo y la escritura.
La segunda parte la exposición dedicado al arte mexicano, inicia en el segundo piso del Palacio con el tema “La otredad mesoamericana” y comprende diversas esculturas prehispánicas que inspiraron la obra poética de Paz.
“Las dos conquistas: la de las armas y la de las almas”, agrupa obras pictóricas que expresan el choque de dos culturas a través de las pinturas de Saturnino Herrán, José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo, que logran una conjunción perfecta entre el edificio y las exposición temporal.
“Mestizaje y milagro”, consiste una selección de arte barroco y relaciona la figura de Sor Juana Inés de la Cruz con artistas como Miguel Ángel, Federico García Lorca y Xavier Villaurrutia. “Academia y cultura popular”, en éste apartado se revisan las investigaciones de Paz sobre el arte del siglo 19 a través de la obra de José María Velasco, Hermenegildo Bustos y José Guadalupe Posada.“Revoluciones y revelaciones”, se observa el interés pictórico de Paz en el arte del siglo 20, principalmente en las obras de artistas como Jean Dubuffet, Carlos Mérida, Wifredo Lam, Pedro Coronel y José Luis Cuevas.
Y finalmente, “El aquí y el allá”, es un espacio que muestra la selección de artistas y obras a las que Paz dedicó algún poema o mención especial en sus ensayos.
Además de las piezas antes citadas, la exposición está integrada por la obra de Remedios Varo, Frida Kahlo, Brian Nissen, Francis Bacon, Vassily Kandinsky, Edward Hopper, Jackson Pollock, Georges Braque, y Edvard Munch entre otros.