Entre los propósitos de la mayoría está dejar por completo el azúcar. Pero más allá de hacerlo por vanidad y estética, hay una razón más poderosa: su relación con el riesgo de padecer cáncer.
El aumento de peso y el riesgo de diabetes están relacionados al consumo de azúcar; sin embargo, de acuerdo a un estudio a cargo del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas (UT), se descubrió que quienes tienen una dieta alta en sacarosa o fructosa tienen el doble de probabilidad de tener cáncer de mama y de metástasis a los pulmones.
Aunque el estudio de la UT fue realizado con ratones, los autores aseguran que los resultados pueden ser equiparables para los humanos.
“Hemos encontrado que el consumo de sacarosa en ratones, comparables a los niveles de las dietas occidentales, condujo a un aumento del crecimiento tumoral y la metástasis, en comparación con los animales que siguieron una dieta de almidón sin azúcar”, señaló Peiying Yang, profesor asistente de Cuidados Paliativos, Rehabilitación y Medicina Integrativa de la UT.
El aumento en el riesgo de desarrollar tumores cancerígenos radica en que el azúcar de mesa, la fructosa y el jarabe de maíz incrementan la producción del 12-HETE, un ácido graso que fomenta el crecimiento de tumores en la mama y la metástasis en los pulmones, de acuerdo a los resultados del estudio.
“Investigaciones anteriores han examinado el papel de azúcar, especialmente la glucosa, y las vías metabólicas basadas en la energía en el desarrollo del cáncer (…) Sin embargo, la cascada inflamatoria que produce puede ser una ruta alternativa para estudiar la carcinogénesis que impulsa el azúcar”, agregó Yang.
El azúcar de mesa y la fructosa fomentan el desarrollo de cáncer de mama
No solo causa cáncer
De acuerdo al doctor estadounidense Mark Hyman, “las calorías de azúcar líquido son aún peores que las comidas sólidas que contiene azúcar o harina. Jugos, gaseosas, tés y cafés azucarados suelen ser la mayor fuente de calorías de este tipo en la mayoría de las personas”.
Una lata de soda azucarada diariamente incrementa en un 60 por ciento el riesgo de obesidad en niños, y en un 80 por ciento el riesgo de diabetes tipo 2 en mujeres.
No solo eso, consumir azúcar en exceso contribuye a que las personas desarrollen osteoporosis, ya que daña el tejido óseo.
Además, la sacarosa provoca fatiga y falta de energía pues disminuye la capacidad que tiene el cuerpo para absorber los nutrientes, causando que el metabolismo se vuelva más lento.
Por si fuera poco, la fructosa aumenta el ácido úrico, disminuyendo el óxido nítrico, provocando que las células del músculo se contraigan, aumentando su presión arterial y dañando directamente los riñones.
Peligrosa y adictiva
El azúcar inclusive es adictiva, ya que causa efectos estimulantes en el sistema de recompensa en el cerebro. De hecho, expertos como el neuroendocrinólogo Robert Lustig, profesor de Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, instan a que se regule su consumo tal como se hace con el alcohol y el tabaco.
“La definición de adicto es que tú sabes que es malo para ti y aún así no puedes parar, como la heroína, el alcohol y la nicotina. Sabes que es malo para ti. Sabes que te va a matar. Pero no puedes parar, porque el impulso bioquímico para consumir es mayor que cualquier capacidad cognitiva para el autocontrol”, dijo Lustig.