El Volador, Ingenio mexicano ante el COVID-19

El Taller de Plástica El Volador se dedica a construir piezas artísticas para eventos como el Día de Muertos, el Bicentenario de la Independencia o los Juegos Panamericanos y del Caribe. Como las festividades están suspendidas, optó por producir cubrebocas y caretas inspirados en el folclor mexicano
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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El Taller de Plástica El Volador cambió la producción de escenografías, esculturas, botargas y carros alegóricos para publicidad y entretenimiento por caretas y cubrebocas de calaveras contra el coronavirus.

En tres décadas, sus obras han participado en eventos de proyección internacional como el Bicentenario de la Independencia, los Juegos Panamericanos y del Caribe y el Desfile de Día de Muertos en la Ciudad de México que se lleva a cabo cada año desde 2016. Pero con la pandemia de COVID-19 muchas celebraciones fueron canceladas o serán de forma virtual.

“Nos quedamos completamente sin trabajo. Haz de cuenta que bajaron el switch, ni siquiera fue poco a poquito. Se cancelaron todos los eventos”, lamenta Paco Enríquez, artista visual y fundador del taller, en entrevista con Reporte Índigo.

Pero El Volador enfrenta a la contingencia sanitaria gracias al ingenio del equipo, integrado por 27 personas, que para mantener su trabajo confecciona mascarillas con la tela que era para hacer vestuarios.

“Creemos que es el superpoder del mexicano, sin duda. Fue el ingenio para la sobrevivencia”, expresa.

Hay estampados inspirados en el papel picado o las calaveras de azúcar del Día de Muertos; los paliacates, sarapes y colores de la bandera de México son el nuevo lanzamiento; y otra línea de diseños es la de memes.

“Dijimos, ¿qué es lo que la gente busca de El Volador cuando nos contrata? El ingenio, la creatividad, la innovación, es un trabajo bien hecho. Y pensamos, ¿qué tal que empezamos a hacer cubrebocas con nuestros diseños?”, cuenta Enríquez.

Los artistas también idearon “Destaca tu calaca”, es decir, caretas transparentes en forma de cráneo que la gente puede decorar con calcomanías.

“El tema es sensible, el de la muerte, el de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, vimos que algunas caretas las empezaron a intervenir con stickers e hicimos una prueba. La gente lo tomó de muy buena manera”, relata.

Sus creaciones no sólo se hicieron virales, también han impedido el cierre del Taller de Plástica El Volador.

“La gente nos empezó a buscar, a recomendar y el milagro comenzó a darse al grado de que seguimos los meses siguientes sobreviviendo con esta nueva mini industria. Decimos en broma que ahora estamos jugando como a la comidita, venimos de hacer cosas gigantes y ahora sólo hacemos puras chiquitas”, platica.

El Volador, lo que no es común

La primera sede de este taller estaba en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la misma calle de la Plaza del Volador, donde ahora está la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

“En la época de La Colonia se encontraba un mercado que se llamaba El Volador, que vendía desde carruajes, aves y alimentos, de todo. De tal manera que la gente, cuando no encontraba algo, como ahora decimos ‘ve al Centro, ahí seguro lo encuentras’, decía lo mismo de El Volador”, narra Paco Enríquez.

Un grupo de artistas que buscaba un espacio para realizar su obra personal decidió nombrar así a su taller.

“Esto de encontrar lo que no es común, de llevar la palabra volar, nos hizo mucho sentido, lo adoptamos desde entonces y por eso nos llamamos El Volador”, revela.

La gente manda fotos con los cubrebocas que le llegaron o de cuando ya hizo su careta. Tenemos muchos comentarios positivos, que son de buena calidad, que les han gustado, que son lo que esperaban. Son los menos los que te dicen lo contrario
Paco EnríquezFundador

Su ubicación actual, en la alcaldía Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México, tiene cuatro áreas: herrería y carpintería; escultura; de acabados como la pintura, la fibra de vidrio y la pasta; y la de botargas y vestuario.

“El quehacer en este espacio es más bien como una mezcla de muchos oficios, de tal manera que un carpintero, un herrero, un maestro cartonero, un pintor, bien puede tener cabida y nada más integrarse al ritmo de trabajo y enfocarse a lo que hacemos en realidad, que son los proyectos especiales para la publicidad y el entretenimiento”, detalla.

Interpretar a José Guadalupe Posada

El grabador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada es célebre por sus ilustraciones de calaveras como El jarabe de ultratumba, El Catrín y La Catrina.

Posada motivó a Paco Enríquez en los inicios del Taller de Plástica El Volador. “Iniciamos con una exposición que estaba dedicada a José Guadalupe Posada que consistía en interpretar sus grabados a partir de relieves. Yo me acuerdo que desde esa primera ocasión en la que los intervenimos quedé prendado de la cultura del Día de Muertos y fue así como inició toda esta pasión”, revela.

En 1990 El Volador comenzó haciendo ofrendas de una festividad que en 2016, con la película Spectre, le dio fama internacional.

“En primera instancia, lo que empezamos a hacer fueron ofrendas de Día de Muertos, esto gracias a un profesor que teníamos de escenografía que estaba a cargo del Departamento de Cultura del Metro”, recuerda.

Para él, la creación de cubrebocas y caretas de calaveras es una forma de interpretar con ingenio a José Guadalupe Posada.

“La calavera es una pieza que siempre va a existir, interpretada de una forma u otra. Esto se traduce en una pasión, en un amor que tiene todo nuestro equipo en tomar esa pieza, ese esqueleto, ataviarlo, vestirlo, colorearlo y creo que esa es una de las cosas que nos ha caracterizado: buscar y encontrar una nueva manera de hacerlo porque es nuestra raíz y ese resultado se refleja en cada uno de los eventos en los que estamos”, explica.

Al preguntarle a Paco Enríquez qué pensaría Posada sobre las creaciones de El Volador no puede evitar soltar una risa que sale de su cubrebocas.

En el taller convergen el arte, los oficios, la artesanía, la tecnología y, sobre todo, el ingenio

“Yo esperaría que se sintiera muy orgulloso de las interpretaciones que hacemos. La Catrina para nosotros es un ícono y yo esperaría que se sintiera sorprendido, halagado de ver estas creaciones en tridimensión. Eso es lo que me gustaría porque para nosotros es una piedra angular dentro de la compañía, ha sido como el inicio de todo”, reconoce.

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