El trabajo de la fotògrafa Vivian Maier llega por primera vez a Latinoamérica al Museo Franz Mayer

El legado de la fotógrafa callejera autodidacta se podrà aprciar en la exposición 'Rev(b)elada'. Descubre más de 200 obras que capturan la vida urbana de Nueva York y Chicago
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Vivian Maier es una figura enigmática que desafió las convenciones de la fotografía callejera, y una artista cuyo trabajo cautivó al mundo contemporáneo. Aunque su nombre se mantuvo en la oscuridad durante gran parte de su vida, Maier dejó un legado visual impactante que revela su aguda perspicacia y habilidad para capturar la esencia de la vida urbana.

A través de sus lentes, Maier no sólo documentó las calles de Chicago y Nueva York, sino que también construyó un intrigante misterio en torno a su propia identidad. Ahora, por primera vez en Latinoamérica, el Museo Franz Mayer comparte una extensa y minuciosa mirada en la exposición titulada Rev(b)elada: Vivian Maier, fotógrafa.

“Más que una fotógrafa, es un fenómeno internacional. Un aspecto sobre Vivian es que su vida es un misterio, un enigma, algo que no podemos analizar del todo. Se establece en Nueva York desde 1951 hasta 1956; posteriormente, en Chicago hasta su fallecimiento en 2009″, explica Anne Morin a Reporte Índigo.

A través de siete núcleos temáticos: “El teatro de lo ordinario”, “Las identidades extraordinarias”, “Los gestos intersticiales”, “Las infancias”, “La fotografía a color”; “Juegos cinéticos”  “Autorretrato y autorrepresentación”, la muestra invita a explorar un cautivador juego de espejos en cada una de sus salas visuales.

La exposición Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa estará en el Museo Franz Mayer, del 9 de febrero al 19 de mayo

Su obra no se limita simplemente a capturar instantes congelados en el tiempo, sino que nos sumerge en un laberinto de reflejos yuxtapuestos, donde las líneas borrosas entre el observador y lo observado se difuminan.

Con más de 200 obras, Rev(b)elada: Vivian Maier presenta las imágenes que conforman la crónica personal de su mundo y una visión auténtica de la naturaleza humana. En sus autorretratos se observan los reflejos de su rostro en un espejo, su sombra que se expande en el suelo o el contorno de su figura, como una reafirmación de su presencia en ese lugar, en ese preciso instante.

¿Quién es Vivian Maier?

Vivian Maier (1926 – 2009) no solo inmortalizó su propia imagen de manera contundente y única, sino que también plasmó las desigualdades sociales y económicas, las etapas de la infancia y la cotidianidad en las calles de Nueva York y Chicago entre 1950 y finales de la década de 1980.

Como un ícono indiscutible de la street photography, Maier trazó una historia peculiar. Autodidacta, cultivó su pasión mientras desempeñaba el papel de niñera. A lo largo de su vida, su obra permaneció en la sombra, desconocida para la mayoría, incluso para ella misma, ya que nunca llegó a presenciar la mayor parte de sus fotografías reveladas.

La revelación de su legado fotográfico se produjo cuando John Maloof, escritor y director, adquirió una considerable cantidad de sus negativos en una subasta en 2007, desenterrando así una visión austera e introvertida que Maier imprimió al retratar la vida en las calles de Nueva York y Chicago. Fue hasta el 2010 cuando el “fenómeno de Vivian” despertó curiosidad, primero entre la comunidad artística, posteriormente al público en general a través de redes sociales. Maloof contactó a Morín para que revisara este archivo.

“Debo confesar que Maier coleccionó muchas cosas, entre imágenes fotográficas, películas grabadas en Super 8 y dientes de leche de los niños a los que cuidaba. Desde entonces, realicé una investigación, de las más profundas que he podido realizar a lo largo de mi trayectoria como comisaria para lograr esta radiografía total. Es mi manera de honrarla”, explica.

Una de las tareas más complejas fue sumergirse en el archivo de Vivian y desenterrarla del olvido. Además de darle una cierta profundidad, pues nadie, hasta ahora, había analizado el archivo de esta fotógrafa, por lo que la curadora explica que realizó desde cero una cartografía de Maier para descubrir que su mirada, en realidad, no fue la de describir el mundo, sino descubrirlo.

“¿Qué es este trabajo que emerge de las profundidades de la historia y resurge cuarenta años después? Yo me encontraba frente a todo aquello. Me sentí Magallanes, buscando un estrecho. Era un continente totalmente virgen para mí. No podía dibujar una cartografía. Ningún historiador de la fotografía había pisado estos terrenos.

“Para mí, sigue siendo un trabajo que tenía que efectuar con el máximo respeto y delicadeza. Y sobre todo, no inventar una Vivian que no haya existido. Esto para mí es fundamental. Al principio hubo problemas legales, porque tenía primos y familia en Francia, en Los Alpes, nos plantearon preguntas sobre el derecho de sangre versus el de territorio. Además, la limitada accesibilidad al archivo en los primeros años añadió complejidad a la situación”, expone.

Una fotógrafa autodidacta

Ser autodidacta le proporcionó una libertad creativa que se refleja en su obra. La curadora destaca la honestidad de Maier al retirarse en 1995, agotando su lenguaje visual. A pesar de venir de una clase social particular, dedicó 45 años de su vida a la fotografía, una revancha silenciosa construyendo su propia habitación, como un guiño a Virginia Woolf. La imagen de su habitación es una metáfora conmovedora de su vida.

La exposición se convierte en una ventana a la América de los años 50, 60 y 80, capturando el reverso del Sueño Americano en los barrios y calles menos privilegiados. Anne Morin invita al público a dejarse llevar por la frescura y el carácter sin retorno de la obra de Maier.

“El legado de Maier va más allá de la documentación visual; es un recordatorio de perseverar ante la adversidad y seguir hasta el final de los sueños. La exposición, detallada en cada capítulo, promete sorpresas y proporciona una visión completa de la obra de esta extraordinaria fotógrafa”
Anne MorínCuradora

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La intención del museo es rendir homenaje al tiempo y los años dedicados por Anne a un archivo y a la vida de una persona. Este esfuerzo busca volver a la esencia pura de la fotografía, aunque desde una perspectiva no profesional, pero con maestría y sensibilidad. Se trata de un ejercicio de reivindicación histórica. La inclusión de esas voces relegadas y borradas de la historia nos permite comprender el conjunto desde la diversidad de perspectivas y narrativas.

“Además del orgullo, implica la posibilidad de recordar todo lo que se debe hacer por todas las personas que han quedado fuera de la Historia oficial, tan centrada en  este sistema autoral,  heteropatriarcal, masculina y de  nombres que han faltado para comprender toda la Historia”, expresa Giovana Jaspersen, directora del Museo Franz Mayer

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