Cuando Alejandro Hidalgo estrenó su ópera prima, La casa del fin de los tiempos (2013), el éxito y los reflectores lo atraparon inesperadamente; además, hizo historia en su natal Venezuela, porque el largometraje de terror se estrenó en más de 30 países y en Corea del Sur hicieron su propia versión, House of the dissapear, en 2017.
Aprovechando ese furor, el realizador logró reunir un millón 300 mil dólares para su siguiente proyecto, El exorcismo de Dios, una coproducción entre México, Venezuela y Estados Unidos. En su mente estuvo presente siempre un objetivo: sin importar tener un bajo presupuesto, tendría que verse esta cinta como una hecha en Hollywood.
Su segundo largometraje, que logrará estrenarse en salas mexicanas el 17 de febrero, cuenta con la participación de Will Beinbrink, quien interpreta a Peter Williams, un sacerdote que se encuentra en México y hace un exorcismo a Magali (Irán Castillo) en la comunidad Nombre de Dios, pero el demonio Balban pasa del cuerpo de la mujer al del religioso; con esa posesión, sucede un pecado atroz e irreparable.
Aunque, evidentemente, el pueblo donde se desarrolla la película es una localidad ficticia, el director aprovechó las atmósferas de México y su capital para hacer su largometraje. Gran parte del rodaje se hizo en el Desierto de los Leones para sus exteriores y los interiores se hicieron en un hogar geriátrico en el centro de la Ciudad de México que se acondicionó para distintas escenas y ambientes.
“Hablando como productor, pues pudimos elevar mucho los valores de producción. Hace unos meses cuando estrenamos la película en el Scream Fest de Los Ángeles, le pregunté a un productor ‘¿cuánto crees que es el presupuesto de esta película?’ Y dijo ‘7 millones’ y pues no, lo hicimos con un millón, ahí radica la magia y el resultado”, insiste Alejandro Hidalgo.
El director se siente orgulloso de que su filme, al realizarse con actores estadounidenses y hablada en su mayoría en inglés, este siendo recibido en Estados Unidos como si se hubiera realizado con fondos hollywoodenses, porque, próximamente, también tendrá estreno en salas y plataformas en ese país.
El exorcismo de Dios entrará en México con una clasificación B15, porque Irán Castillo, cuando se encuentra poseída en su papel de Magali, tiene un breve momento de desnudo a cuadro. El cineasta enfatiza que nunca quiso que el morbo se exaltara en el público, considerando que la actriz es un personaje consagrado y reconocido por su trabajo en telenovelas.
“El plano dura menos de un segundo, pero era importante, porque era necesario para desarrollar todo el ambiente erótico, de seducción y tentación que tiene esa escena, entonces, le demostré desde un principio que se iba a desarrollar de manera profesional y ella lo entendió, cuando se rodó, fue con un equipo mínimo”, dice Alejandro Hidalgo.
La secuencia entre Magali y el Padre Williams ocurre justo cuando el católico está haciendo el exorcismo, el demonio Balban tienta al sacerdote carnalmente con el cuerpo de la mujer, pero el religioso arremete con agua bendita, rezos y su crucifijo para alejar al mal.
Joseph Marcell: De mayordomo a sacerdote
En México, su nombre real no les dice mucho a miles de televidentes, pero si alguien recuerda a Geoffrey, el mayordomo en El príncipe del rap (1990-1996), todo cambia para aquellos que crecieron con esta serie de televisión.
El director venezolano logró traer al actor Joseph Marcell a su película para que tomara el rol del padre Michael Lewis, quien llega a México a ayudar a Williams en su siguiente enfrentamiento con Balban.
“Estuvimos en algún momento en negociaciones con Eric Roberts, pero no se dieron, y mi agente, quien es muy buen amigo de Joseph, lo recomendó y la buena noticia es que cuando leyó el guión le encantó, porque además es católico. Mucha gente de este lado del charco desconoce que él tiene una carrera prolífica en el mundo del teatro y nada más lo conocen porque es la leyenda del mayordomo Geoffrey en El príncipe del rap, entonces, creo que fue una fusión perfecta y que trajo un carácter duro a la película”, resalta el también productor.
Marcell es un histrión que ha pasado por la Royal Shakespeare Company, por lo que ha repasado papeles sobresalientes del dramaturgo británico. El director venezolano agradece ampliamente que el actor se comprometió con el proyecto y fue siempre profesional en el set, interpretando a un sacerdote devastado, a quien le gusta el mezcal, maldice sin pudor y, además, es exorcista.
“Él es una persona con un corazón súper noble, además luce muy joven y ya es una persona ya mayor. A veces, pasaban las horas y yo veía que Joseph Marcell, quien tiene más de 70 años, seguía ahí de pie, dando la guerra, porque ama el cine. Recuerdo que un día las actrices venezolanas le cantaron la canción de El príncipe del rap en español y fue muy muy cómico, él se la disfrutó y andaba bailando. Es increíble”, confiesa Alejandro Hidalgo.
Rescatar el arte de Venezuela para Alejandro Hidalgo
Alejandro Hidalgo es orgullosamente venezolano y, lamentablemente, reconoce que su país se encuentra pasando por un momento difícil en su política, por ello exhorta a que el cine y el arte que tengan que producir y dar sus connacionales siga adelante, aunque no se pueda hacer al interior de su nación.
“Tiene que serlo desde ahora (generador de arte), a pesar de que no sea adentro del país, ahí se vive una tragedia, hay un régimen dictatorial, eso es innegable y las probabilidades de hacer cine desaparecieron, con una inflación tan alta ahora con la moneda del dólar y no todo el país gana dinero en dólares”, comenta.
El exorcismo de Dios se realizó con un socio en conjunto del director, quien también es de Venezuela, por ello resalta que es una coproducción entre varios países. Pese a la situación actual, el realizador irá a su nación a estrenar el largometraje y compartir sus conocimientos de producción.
“Yo lo que pido a Dios –hablando de Dios– es que en algún momento todo cambie y llegue la justicia, que la gente pueda tener oportunidades y los que están afuera exploten ese el talento venezolano que tiene mucha fuerza, y tiene que ser escuchado tanto en Venezuela como en el mundo”, puntualiza.