El steampunk y SciFi llegan al teatro mexicano con Crónicas de Sálora

La obra de teatro Crónicas de Sálora muestra un planeta después de la guerra que trata de salir adelante. Esta propuesta de ciencia ficción, que además es musical, tiene más de 40 actores en escena y sus realizadores platican sobre cómo ha sido montar la obra durante la pandemia en curso
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Después de años del conflicto bélico que ocurre en la Ciudad de Sálora, sus habitantes buscan la manera de sobrevivir con tecnología rudimentaria y así salir adelante tras la catástrofe, cuestionando su propia existencia; pese a que esta es una historia de ciencia ficción, podría parecer más real de lo que es y ser un futuro cercano.

Al menos así lo consideran quienes se encuentran montando la obra de teatro Crónicas de Sálora, basada en un argumento original de Germán de la Peña, dirigida por Grisel Margarita y producida por Diego Álvarez, quienes comenzaron el montaje de esta idea antes del confinamiento de hace dos años.

“Crónicas de Sálora es una crítica social muy fuerte en varios puntos, pero no te lo dice tal cual, va digerido, y entre más te compenetras con la historia, encuentras más hilos y mensajes, es como en la vida, que vamos caminando y descubriendo estos detalles ricos”
Diego ÁlvarezProductor

Este montaje, producido por Azularte, es ambicioso, porque además de ser una obra de teatro, toma el género del musical. También cuenta con alrededor de 100 personas involucradas, la mitad de ellas en escena y la otra tras bambalinas. Lograr el financiamiento de este proyecto no ha sido tarea fácil.

“Es un proceso que ha tardado años de trabajo para nosotros, Sálora se escribió hace 10 años como novela y desde ahí comenzamos, aunque el proceso en serio inició hace tres años y medio, fue un sueño que nunca quisimos abandonar. Los primeros ensayos iniciaron en enero de 2020 y pues vino la pandemia”, comenta el productor.

Intentaron continuar durante el cerco sanitario, hicieron ensayos en línea, pero, eventualmente, tuvieron que parar el montaje; es, hasta fechas recientes, que recuperaron el proceso de producción, mismo que ha quedado documentado en una miniserie testimonial que han publicado en redes sociales.

Ahora piensan tener su gran estreno el 2 de julio en el Teatro Centenario Coyoacán, donde permanecerán hasta el 4 de septiembre.

“No es un musical común, es un arte súper complejo y que aprovechamos para hacer algo diferente, hasta con efectos especiales, y aquí incluimos rock, toda la música es original, y ya está disponible en línea”, refrenda Álvarez.

Crónicas de Sálora, que tiene una duración de 105 minutos, está dirigida a adolescentes y adultos, además está ambientada en un estilo de ciencia ficción particular, el steampunk, que es retrofuturista, lo que también le agrega complejidad a la producción, que ha tenido un presupuesto estimado de 3 millones de pesos.

Haciendo realidad la ficción en Sálora

Diego Álvarez comenta que el autor, Germán de la Peña, ha sido muy específico en la ambientación de Sálora, ya que él vislumbró que todo tenía que suceder en un escenario donde la tecnología se quedó varada en el tiempo, como si la época del Siglo XVIII siguiera presente, y las historias de H. G. Wells y Julio Verne cobraran vida.

“El steampunk está padrísimo, porque tienes vestuarios victorianos, muy elegantes y de época, pero la idea es ¿qué habría pasado si la tecnología hubiera avanzado, pero siguiéramos en 1800?, es una mezcla muy interesante que visualmente es súper atractiva”, argumenta el productor.

La obra Crónicas de Sálora estrenará el 2 de julio en el Teatro Centenario Coyoacán, donde permanecerán hasta el 4 de septiembre

Explorar la ciencia ficción es un terreno que pareciera exclusivo de la literatura y el cine, pero Álvarez y el resto de involucrados vieron el teatro como un nicho de oportunidad, para que Crónicas de Sálora pudiera ocurrir, incluso, con secuencias de acción.

“Emilio Galván, quien es el director de escenas de acción, ha hecho un trabajo fenomenal con todo el ensamble actoral, su reto más grande era que esto se viera lo más real posible, con todas las complejidades de ir en vivo con el teatro”, agrega.

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