El regreso de las supermodelos

Muchos amantes de la moda habían pasado más de una década con una frustración: que las supermodelos fueron sustituidas por las celebridades como representantes de marcas, en las portadas de las revistas y, en general, como los íconos del estilo que solían ser.

En la década de los 80 y 90 tuvimos a figuras atemporales como Kate Moss, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Linda Evangelista o Christy Turlington, que recorrían las pasarelas con una presencia inigualable y se convirtieron en referentes de la moda.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Muchos amantes de la moda habían pasado más de una década con una frustración: que las supermodelos fueron sustituidas por las celebridades como representantes de marcas, en las portadas de las revistas y, en general, como los íconos del estilo que solían ser.

En la década de los 80 y 90 tuvimos a figuras atemporales como Kate Moss, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Linda Evangelista o Christy Turlington, que recorrían las pasarelas con una presencia inigualable y se convirtieron en referentes de la moda.

Los primeros años del siglo 20 fueron distintos. Anna Wintour, editora en jefe de la edición estadounidense de Vogue, detectó un cambio en la cultura occidental, y tradujo la inclinación hacia el fanatismo por las celebridades en portadas que incluyeron a Beyoncé, Lady Gaga, Kim Kardashian y Anne Hathaway.

Así, consiguió que nos olvidáramos del estrellato de las top models por poco más de una década –excepto, quizá, por la intermitente aparición de Gisele Bündchen, aunque algunos dirían que esta alcanzó el estatus de celebridad.

Durante los últimos meses, y en particular desde el comienzo del auge de las redes sociales, el panorama parecía estar cambiando. Nombres como el de Miranda Kerr, Cara Delevingne, Karlie Kloss y Chrissy Teigen vuelven a tomar notoriedad.

Y no solamente recuperaron las campañas de publicidad y el elemento de expectativa de las pasarelas, sino que la propia Wintour –en quien, se supone, está basada la novela “The devil wears Prada”– ha decidido darles el sello máximo de aprobación: la portada de la edición de septiembre de Vogue.

Y aunque definitivamente clasifican como supermodelos, las nueve jóvenes que aparecen bajo el icónico sello tienen otra característica: deben parte de su fama, o por lo menos de su omnipresencia en los medios, a Instagram.

El reinado de las ‘Instagirls’

La publicación lo admite sin pena, y les da el apodo “Instagirls”, antes de llamarlas “las modelos del momento”.

Una vez más, Anna Wintour reconoce lo que el público desea, y lo que desea son figuras aspiracionales pero cercanas.

A Delevigne la aman por su disponibilidad para la comedia física y hacer un poco el ridículo. A Karlie Kloss por su cercana amistad con la cantante Taylor Swift. A  Joan Smalls por compartir imágenes de sus mascotas, sus días de compras –en cualquier supermercado– o de su comida. Actitudes parecidas hacen que no se cansen de Arizona Muse, Edie Campbell, Imaan Hammam, Fei Fei Sun, Vanessa Axente y Andrea Diaconu.

El video que muestra a las jóvenes durante la sesión de fotos para la revista revela tanto como el título que se les dio. Cara Delevingne invita a la audiencia a “aceptar su rareza” y asegura que usa las redes sociales como “una expresión de lo que sientes en el momento”.

Y ese es el truco: revelar más de lo que se podía conocer de Christy, Kate o Naomi, pero solo suficiente para que tus fanáticos sigan queriendo que su vida se parezca a la tuyo. En otras palabras, enseña tu desayuno, pero solo cuando sea digno de aparecer en Pinterest.

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