El punto G sí existe, tanto en hombres como en mujeres, sin embargo, no se trata de un botón mágico que simplemente podamos presionar para provocar intensos orgasmos todas las veces que queramos.
Como gran parte de lo que podemos considerar como buen sexo, resolver el misterio de cómo funciona esta zona erógena requiere de conocimiento del cuerpo, práctica, paciencia y mucha empatía hacia nuestra pareja.
Pero con esta guía que hemos construido especialmente para ti, podrás dar los primeros pasos para descubrir y explorar tu propio punto G y el de la otra persona; así que toma lápiz y papel que vamos a comenzar.
¿Qué es el punto G?
Primero vamos con un poco de historia: esta zona lleva dicho nombre en honor al ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg (la G viene de su apellido), quien en la década de los 40’s fue el primero en descubrir formalmente este punto.
Sin embargo, el concepto cobró mayor popularidad en 1982 cuando fue publicado el texto The G spot and Other Recent Discoveries About Human Sexuality por Alice Kahn Ladas, Beverly Whipple y John Perry.
Las investigaciones señalan que el punto G no es un órgano como tal y tampoco tiene un forma fácil de identificar; se trata más bien de una región que al estimularla, junto con otros puntos del cuerpo, puede generar orgasmos más potentes.
De hecho, los estudios más recientes señalan que el famoso punto G es en realidad la cara interna del clítoris. Sí, ese pequeño botón que vemos en la parte más alta de la vulva es apenas la punta del iceberg de algo mucho más complejo.
Fue la ginecóloga e investigadora francesa Odile Buison quien señaló que dicho punto no sería otra cosa más que las “alas” del clítoris, las cuales se hinchan al momento de la excitación; es más fácil entenderlo con una ilustración.
Esta hipótesis coincide con lo que han reportado decenas de mujeres en las investigaciones: que sienten un gran placer cuando están excitadas y ellas o alguien más estimula la pared frontal de su zona vaginal; es decir, detrás de la zona del clítoris.
¿Cómo estimular el punto G de la mujer?
Muy bien, ahora que ya entendimos un poco más de la anatomía femenina, es momento de explicar cómo se estimula esta zona erógena y cuáles son los pasos a seguir para tener éxito en la misión.
Grábatelo en la cabeza, sí o sí, la mujer debe estar excitada y lubricada para que la zona del punto G se hinche; ya que cuando las llamadas “alas” del clítoris están erectas, quedan muy cerca de la entrada de la vagina.
Si eres una mujer que está explorando su cuerpo, puedes intentarlo introduciendo dos dedos y colocarlos sobre la pared frontal de la vagina, en dirección hacia tu ombligo, moverlos lentamente y subir la velocidad hasta alcanzar un orgasmo.
Quizá puedas probar también con un juguete sexual curvado, los cuales están diseñados justamente para llegar a esa área. Toma en cuenta que cada cuerpo es distinto, por lo que no pasa nada si no alcanza el mejor orgasmo de tu vida con esta variante.
Ahora, sí eres un hombre que quiere dar placer a su pareja, lo mejor es que introduzcas dos dedos, los coloques sobre la pared frontal de la vagina y comiences a hacer el movimiento conocido como “ven a mí”; como si con los dedos le pidieras a alguien que viniera.
Tómalo con calma, es una zona bastante sensible, por lo que si la estimulas de más o demasiado rápido puedes provocar una irritación en tu pareja y obtener un resultado contrario al esperado.
Las mejores posiciones para estimular el punto G
Pero llegar a esta zona no sólo es posible utilizando los dedos, también existen algunas posiciones que facilitan su estimulación.
Vaquera: en esta posición, el hombre está boca arriba y la mujer se sube sobre de él. Al momento de entrar no se debe buscar la penetración más profunda, sino que el pene toque justamente la zona que ya platicamos más arriba.
Perrito: esta posición es un clásico y ayuda a que el hombre busque el mejor ángulo para que su pene tenga contacto con la zona del famoso punto G. Contrario a la vaquera, en esta variante es él quien debe hacer la mayor parte del trabajo para hallar dicha región.
También pueden utilizar la imaginación y hallar otras formas de llegar a esta zona en la penetración. Recuerden que el secreto es que haya mayor presión y fricción sobre el punto G.
¿Existe el punto G en los hombres?
Sí existe y también se lo conoce como el punto H, sin embargo, no todos los caballeros están dispuestos a explorarlo, esto se debe principalmente a que se ubica a unos cinco o siete centímetros del ano; sí, esta es la única vía para acceder a él directamente.
De acuerdo con la página Medical News Today, se trata de una glándula prostática que es la responsable de producir la mayor parte del semen y es una de las mayores zonas erógenas en el cuerpo masculino.
Para localizar este punto, debes introducir un dedo limpio en el ano y apuntarlo hacia el ombligo; la manera más fácil de saber que has llegado es porque debe sentirse como una especie de pequeño bache en el camino.
La estimulación del punto H o punto P (por su relación con la próstata) suele estar asociada al sexo anal que practican algunas parejas homosexuales; sin embargo, también hay hombres heterosexuales que lo llevan a cabo con su pareja.
Algunas alternativas
Ahora que si eres un hombre que no está listo para dar ese paso, puedes probar con estimulación externa; sí, el placer no será tan intenso, pero este ejercicio te ayudará a conocer un poco más de esa área.
La idea es que estimules la zona del perineo, es decir, la región que se ubica entre los testículos y el ano. Lo ideal es tú o tu pareja comiencen con un masaje suave que se puede combinar con la masturbación o el sexo oral.
Bien, ahora ya sabes que son el punto G, H y P en el sexo y cómo puedes explotarlos. Te recomendamos que los explores y juegues con ellos, pero no olvides que apenas son algunos de los muchos puntos de placer que tiene el cuerpo humano.
Avanza a tu ritmo y habla con tu pareja de lo que sí y no te gusta del sexo; pueden hablar también de las cosas nuevas que quieren probar y hasta donde están dispuestos a llegar; la clave para el mejor sexo de tu vida es la comunicación.
¡A practicar!