El poeta Lázaro Izael es galardonado por la Fundación para las Letras Mexicanas

La Fundación para las Letras Mexicanas premia al poeta coahuilense Lázaro Izael por su libro Gallo, el planeta explota, una recopilación de versos dirigidos a las infancias que da voz a la curiosidad
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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La poesía se presenta como un universo de imágenes que moldean la realidad. A través de las palabras, se esculpe la imaginación, permitiendo explorar la autenticidad de la experiencia humana. En paralelo, la infancia se caracteriza por la curiosidad y la creatividad. Los niños, con juegos e invenciones únicas e irreproducibles, exploran el mundo.

Es esta conexión la que ha valido a Lázaro Izael el prestigioso Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia de este año. A sus 26 años, Lázaro Izael, oriundo de Saltillo, se sumerge en el mundo de la poesía. Aunque no es novato en este arte, reconoce que abordar la infancia implica un enfoque particular.

 Según el poeta, la clave no radica en la rigurosidad, sino en adaptar las temáticas y descubrir las formas en que los más pequeños se conectan con las letras.

“Al momento de escribir uno se tiene que despojar de prejuicios y al hacerlo te das cuenta que la complejidad y la atención que se requiere son las mismas. La exigencia de cómo hacer que el lenguaje exprese la creación de imágenes y el músculo que se trabaja es el mismo”, opina el galardonado a Reporte Índigo.

El trabajo de Lázaro para las infancias es de exploración, su poemario presenta una voz poética que descubre un mundo incierto, una realidad que para los niños es tan cotidiana como despertar. Con esa avidez que caracteriza a los y las niñas, Gallo, el planeta explota presenta en sus páginas imágenes de asombro que son a la vez inocentes y profundas.

”Si nos acercamos a las infancias, y formamos jóvenes lectores, vamos a tener grandes escritores y grandes ciudadanos. La mejor manera de acercarse a la literatura es leyendo y al hacerlo se alimenta la imaginación”
Lázaro IzaelPoeta

Un lenguaje para explorar

Descripciones del universo, donde comparan su infinidad, concepto imposible de entender por niños y adultos, con la oscuridad de un pasillo, pintan símbolos potentes de formas sencillas de imaginar.

Esa es la conexión que tiene este poemario con los más pequeños y la razón por la que Lázaro manipula el lenguaje con sus versos.

“La poesía es un género que resuena con las infancias, porque ellos están en una etapa de aprehensión del lenguaje. La poesía, con estos juegos, conecta con la infancia porque se presta a esta primera investigación de cómo aprendemos a nombrar y adjetivar, de ahí viene esa conexión lúdica que tiene el lenguaje con las infancias.

“Me interesaba mucho con este libro era cómo poder explorar la interrogación como un método de descubrimiento de lo poético, porque las infancias todo el tiempo se están cuestionando cosas y eso lo vamos perdiendo con el tiempo. Todavía participan de esto sin inhibiciones , no se restringen, y la poesía tampoco lo pierde, siempre está en la búsqueda constante de lo que no puede explorar el lenguaje por sí solo”, declara el poeta coahuilense.

La poesía se presenta como un juego del lenguaje, pero para este autor, va más allá: es una herramienta para desestabilizarlo, permitiendo así explorar el mundo a través de ejercicios formales que provocan cuestionamientos profundos.

La colección de versos que le valió el Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia ha sido elogiada por la distancia que crea entre la experiencia humana y las imágenes que presenta. Para lograr esto, sus temas parten de una curiosidad intrínseca por el mundo.

“Este poemario trata de la exploración, de cómo nos acercamos a conocer el mundo, pero sin una visión occidental de conquista. Yo quería buscar una forma de acercarnos al mundo de una forma mucho más conciliadora, pensaba mucho en lo que dice Donna Haraway de cómo nos interrelacionamos desde una visión horizontal.

“Explora la llegada de la voz poética al planeta Marte y cómo afecta y se relaciona con sus habitantes, que en este caso son unos gallos, un gallo de pelea. Esta voz se presta a conocer el mundo a través de lo que el ave le va mostrando y esto a la vez es un espejo de cómo nos relacionamos nosotros con el planeta tierra”, comenta Lázaro sobre su obra.

La obra de Lázaro Izael destaca por su enfoque no antropocéntrico, explorando perspectivas que no necesariamente son humanas. Esta característica no es simplemente un artificio para desmitificar las preconcepciones sobre las conexiones, sino también una apertura a otras voces, apartándose de la tradicional voz neutra masculina.

En este arte, que sirve como un encuentro entre personas, se busca dar espacio a una diversidad de voces.

Un sueño cumplido

El Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia es un reconocimiento que es entregado por la Fundación para las Letras Mexicanas con la intención de promover este arte entre los más pequeños.

A lo largo de 20 años la fundación ha premiado el trabajo de grandes poetas como Gerardo Villanueva o Evelyn Moreno, y para Lázaro estar entre ellos es, no solo un gran logro, sino también un sueño.

En esta edición del Premio, se recibieron 103 propuestas provenientes de 22 países de habla hispana, entre los que se incluyen México, Chile, España, Argentina, Colombia y Cuba. Además, se recibieron contribuciones de la población latina radicada en Estados Unidos

“Me emociona porque he seguido mucho esta colección. Grandes poetas, a las y los que admiro muchísimo han formado parte de ella, entonces para mí era un sueño formar parte de esto. Pero también significa muchísimo, porque yo fui becario de la fundación y ahora que se están cumpliendo 20 años tanto de la fundación como del premio se carga para mí de mucho significado.

“Estos premios ayudan mucho a diversificar los discursos, a mover los centros, a dar espacio a las escrituras no centralizadas. Yo celebro mucho la existencia de este premio, por la manera en que se acerca a las infancias y su interés en sensibilizar y acercarnos a poder poblar de palabras a los infantes no solo de México sino también de Latinoamérica”, remata el joven poeta.

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