Por las calles es normal y común escuchar el pregón de “se compran colchones, tambores, refrigeradores, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que venda”, anunciando que los recolectores de chatarra están pasando en su camioneta dispuestos, sin saberlo, a ayudar al planeta con el reciclaje.
Este trabajo que realizan, aparte de ser una actividad muy benéfica para ellos, porque de alguna manera es su sustento, evita la contaminación por metales, de escombro regado que no se va a degradar de manera natural, a pesar de que son los únicos cien por ciento reciclables en innumerables veces.
Sin embargo, esta actividad tan benéfica para el medio ambiente se realiza por “debajo de la mesa”, de manera abierta en la que no tiene injerencia nadie, pero al mismo tiempo todos. Lo cierto es que no hay una industria especializada en el país que se dedique a colectar y reciclar.
“En México existe un reciclaje hormiga, hay mucha gente que se dedica a juntar y a utilizar bien todo tipo de metales. Lo hacen de manera individual”, explica la maestra Gabriela Jiménez, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.
Cuando se habla de metales, la gente piensa que sólo es el hierro y ya, pero no, también es el aluminio, plomo, acero, cobre, bronce, latón, plata y oro, que se encuentran en diversos productos; por ejemplo, el aluminio no sólo está en las latas de refresco, sino también en bicicletas, artículos de línea blanca, partes de automóviles y cables eléctricos, por mencionar algunos.
El reciclar chatarra, afirma la maestra en Ciencias, reduce el 70 por ciento de la contaminación, no solamente del aire, sino también del agua y del suelo. En el caso del aluminio, su beneficio es mayor, ya que reduce un 95 por ciento la contaminación que generaría estando de manera libre en la basura.
“Lo que ahorramos al reciclar una lata de refresco es equivalente a lo que se gastaría de energía al tener prendida una televisión durante tres horas, así de fuerte es. Si tú reciclas latas de aluminio estás ahorrando una cantidad impresionante de energía, y no me refiero precisamente a que voy a conectar la lata al contacto para que me dé electricidad, no, sino a la contaminación que se genera al quedarse mezclado con otro tipo de basura”, explica la también divulgadora científica.
A la hora de manejar y separar la basura mezclada se ocupa maquinaria, esfuerzo, tiempo y trabajo que se traduce en energía utilizada, que al final de cuentas es electricidad.
Por ello, opina la maestra Jiménez, el regular esta actividad beneficiaría en gran manera al ambiente, porque con una maquinaria adecuada habría un mejor tratamiento para generar otras piezas con esos metales. En estos casos, el reciclaje es cien por ciento efectivo y ayuda, además, a la disminución de gases de efecto invernadero.
“Es una cadena medio rara, a veces difícil de entender, porque la gente se pregunta ‘¿cómo puedo decir que estoy ahorrando electricidad si tiro bien mi basura?’, pero es que no es la basura como tal, sino todo el proceso que se lleva de separado, de reciclado y de colecta, todo eso es lo que está generando el ahorro de electricidad, entre otras cosas”, comenta la maestra de la UNAM.
Reciclaje Por un suelo vivo
De acuerdo con Gabriela Jiménez, otra de las ventajas de reciclar la chatarra es evitar la sobreexplotación de las minas, porque son un recurso finito; además, de que las que se encuentran a cielo abierto contaminan mucho, en el sentido de que se destruye el ambiente donde están, afectando el suelo, el aire, los animales y hasta a los seres humanos.
“Creo que la mejor opción es reciclar y no sobreexplotar las minas. Muchas ya se han agotado, porque ya dieron todo y las dejan abandonadas, lo que ocasiona la generación de zonas desérticas e inservibles”, enfatiza Jiménez.
Al cuidar las minas, se protegen los suelos que son considerados ecosistemas muy importantes, porque de ahí parten todos los demás. Un suelo bien cuidado tiene microorganismos y bacterias benéficas que viven en comunidad y que hacen rica y sana la zona.
“Es como una cadena trófica, donde a la planta se la come el conejo y a este se lo come el tigre y así, es exactamente lo mismo, pero a otro nivel y con otro tipo de participantes”, indica la divulgadora científica.
Si bien, en fechas recientes el gobierno ha emprendido una campaña para separar la basura en orgánica e inorgánica, es importante que la gente vaya más allá y lo haga también por papel, vidrio y aluminio, por ejemplo.
El no hacer un buen reciclaje desde casa provoca que existan botaderos de basura metálica que de por sí ya son inmensos y que perjudican a la zona en la que están, porque ocupan un suelo que podría ser utilizado de otra manera que beneficio del medio ambiente.