El poder de la palabra para la actriz Aline Menassé
Con la intención de revivir la vida de una de las máximas exponentes del modernismo inglés, y pionera de los valores feministas, la actriz Aline Menassé relata, en la obra Virginia, la muerte de la polilla, el legado de Virginia Woolf a 140 años de su nacimiento y 80 de su muerte
Karina CoronaCada paso del Sol, desde el alba hasta su puesta, marca un tiempo determinante en la obra de Virginia Woolf, sobre todo, en piezas como Al faro o Las olas. Esta forma de medir y comprender el tiempo fue retomada por la actriz y dramaturga Aline Menassé para crear Virginia, la muerte de la polilla.
Después de su temporada en el Centro Cultural del Bosque, la obra regresa el 7 y 8 de mayo al Teatro Orientación, con la intención de analizar su legado bajo la mirada del siglo XXI, escenificando parte de sus vivencias, desde su infancia y adolescencia, hasta su madurez.
“Fue todo un reto que me costó muchísimo trabajo, hay una cita que me permitió indagar y redondear la obra ‘no quiero contar una historia, son islas de luz en la corriente’. Empecé a trabajar desde la escritura de Virginia para pasarla a lo teatral a partir del monólogo interior, y que las ideas fluyeran sin que tengan una estructura lógica evidente”, indica Aline Menassé.
La actriz cuenta a Reporte Índigo que la obra utiliza los flashbacks y flashforwards como herramientas para narrar la vida de Woolf, en donde el alba indica su niñez, su recorrido por el cielo hasta su madurez y, con el ocaso, su muerte.
A través de este recorrido, la actriz hacer reflexionar al espectador sobre el poder de sus palabras, pues, en aquella época, Virginia ya exponía la lucha del feminismo en una sociedad patriarcal.
“No lo hizo como una cuestión ideológica, sino a manera personal. Cuántos paradigmas feministas pronunció, tenía una mirada mucho más abierta y profunda que ahora es un decreto; analiza el rol de una mujer trabajadora, le habla a las mujeres profesionistas sobre la libertad de ser, poder trabajar, que nuestra aspiración no sea cuánto ganamos como prueba de nuestra valía, ella desmonta el patriarcado”, dice la actriz.
En Virginia, la muerte de la polilla, Aline Menassé también cuenta cómo Virginia, incluso, ejerció su bisexualidad libremente con el apoyo de su esposo Leonard Woolf. Su influencia alcanzó el círculo de Bloomsbury, un grupo de intelectuales británicos que durante el primer tercio del siglo XX destacó en el terreno literario y artístico al pronunciarse en contra de las ideas del mundo victoriano, decretando la ruptura ética e ir tras la búsqueda de la plenitud.
Se trata de un ejercicio teatral para resignificar la vida y obra de Woolf a 80 años de su fallecimiento y 140 de su nacimiento, cumplidos este 2022; así como para mostrar sus fragilidades, pero también preocupaciones y fortalezas.
“Más que narrar la historia de Virginia es observarla desde un lugar poético, porque su vida tiene una serie de dramas que volcó a través de la creación, la escritura. Ella comparte su vida a través de la literatura y la convierte en una obra universal”, abunda.
Un trabajo desde el interior para Aline Menassé
Para poder realizar Virginia, la muerte de la polilla, la dramaturga estudió durante siete años a Woolf. Tradujo gran parte de sus libros, mismos que, dice, están al nivel de William Shakespeare.
“Estaba en el momento preciso de este cambio literario del positivismo, con una narrativa tan realista, desolada y volcada al expresionismo. Para mí de lo que habla Virginia es que la vida acontece en el interior de los seres humanos, puedes hacer mil acciones, pero lo que verdaderamente vivimos está en el fondo”, resalta.
Por ejemplo, en su obra Al faro, Virginia exorcizó sus vivencias de la infancia, los abusos sexuales que sufrió, la muerte de su padre y su madre, pero también los momentos felices, como los viajes al condado de Cornualles, junto a sus amigos y familia, para pasar una temporada en una casa ubicada frente a un faro.
A la par que hacía un relato autobiográfico, curándose de sus experiencias, dolores y melancolía, ofrecía ensayos de crítica sobre la sociedad victoriana.
Aline Menassé recuerda la obra Una habitación propia, ensayo muy detallado sobre el patriarcado y el rol de género, pero Woolf rompe su estructura tradicional para abordar temas como la enfermedad. Además, lo realiza con su estilo tan propio, desde el humor y la ironía.
Más allá de la enfermedad
Para la actriz, Virginia, la muerte de la polilla es una forma de hacerle justicia a un personaje que por mucho tiempo fue marcado por su suicidio, que padeció una enfermedad mental, ahora conocida como bipolaridad, así como de múltiples abusos.
“Sí, Virginia, por supuesto, que sufrió, pero también tuvo una gran felicidad, disfrutó la vida plenamente, tuvo de todo. No sólo es la señora que escribía, se divertía, era irónica, podría ser una cabrona con su inteligencia y burlarse de alguien porque tenía la agudeza y esa libertad con la gente”, expresa.
Asimismo, la escritora lanza un mensaje sobre los tratamientos psiquiátricos, los cuales, considera, “están en pañales”, pues aún falta mucho por trabajar para el desarrollo de esta rama de la medicina.
“Mucho de lo que la enfermó fue el propio tratamiento, la metían durante 5 meses a un hospital dándole leche 16 veces al día, porque, según esto, le ayudaba, no la dejaban leer ni escribir porque eso la exaltaba, estaba en total soledad, le quitaron todos los dientes para que no tuviera migrañas, era una experimentación total.
“También padeció de toda la sociedad patriarcal de la psiquiatría, quienes a las mujeres del siglo XIX las tildaban de histéricas, porque tenían otro deseo de vida, y eso estaba prohibido. Foucault desarrolló la locura como una manera de castigo a cualquiera que se saliera del sistema”, exalta.
A 80 años de su fallecimiento, la actriz espera que gran parte de su legado y vida quede atestiguado y provoque una reflexión sobre este siglo.
“Le tengo un profundo respeto tanto a su vida, pensamientos, literatura y visión ética, creo que nunca voy a dejar de leerla porque es prolífica a un grado extremo, escribió de todo. Uno tiene que digerir, entender, procesar y releerla, es de una delicatessen”, concluye.