Chiapas es uno de los estados más vulnerables de México y es percibido como poco competitivo, ya que es una de las entidades federativas con el menor Producto Interno Bruto; sin embargo, sus habitantes tienen derecho a la ciencia y a que se generen acciones para su eficaz cumplimiento.
Este estado cuenta con muchos habitantes que son indígenas, cerca de 26 por ciento de la población, es decir, casi un millón. El problema es que a este sector no se le ha dado el impulso que requiere, a pesar de ser un área de oportunidad.
“Estamos generando diferentes mecanismos con el fin de invitar a estos jóvenes para que empiecen a apropiarse de la ciencia, que la conozcan y que mediante sus usos, costumbres y conocimientos ancestrales que tienen, se potencialicen de manera más eficiente”, opina el ingeniero Helmer Ferras Coutiño, director general del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del estado de Chiapas.
Existe la idea de que el conocimiento científico está peleado con el ancestral, pero, de acuerdo con Ferras Coutiño, esto es falso, ya que al juntarlas, ambas partes se enriquecen.
“No están peleados, realmente no hemos aprovechado esos conocimientos milenarios, siempre hemos tratado de buscar los de otros sectores, de otros lados, de diferentes estados, para traer soluciones a las problemáticas de las comunidades indígenas, cuando ellos ya tiene sus usos y costumbres, sus formas de poder atenderlas”, declara el funcionario.
Con esa combinación y una mayor inversión dentro del sector, Chiapas tendría un estado de bienestar que beneficiaría y cumpliría el deseo de los chiapanecos. Por el momento, Ferras y su equipo trabajan en impulsar investigaciones propias de la localidad con las comunidades indígenas para que ellos puedan romper el cerco cultural que no permite el desarrollo.
“Cuando llegan investigadores de otros lugares a querer implementar alternativas de soluciones a sus problemáticas, no logran abrisrse del todo y no tienen éxito, porque la comunidad no participa, porque considera que es una invasión a sus usos y costumbres”, declara el ingeniero.
Hay personas que consideran que los pueblos indígenas lo que menos necesitan es ciencia; sin embargo, Helmer Ferres asegura que los que opinan así están fomentando el paternalismo, y lo que se requiere ahora es que se genere conocimiento al interior de las comunidades indígenas para que puedan fortalecerse.
Casos como el de Cruz López, quien recibió el galardón “Reconocimiento ICN a la mujer”, que otorga el Instituto de Ciencia Nuclear de la UNAM, muestran cómo los jóvenes de la comunidad indígena están deseosos de generar conocimiento e innovaciones.
“Es importante que la investigación y la ciencia volteen a ver a este sector y lo apoyen, pero de verdad desde el interior, no tratando de generar una solución desde una perspectiva exterior, porque eso de nada ayuda”, recalca el investigador.
Además, agrega que “a pesar de que en Chiapas hemos sufrido y tenemos un gran rezago en lo educativo, esperamos que con la nueva visión que se tiene del país, y las expectativas, podamos crear una nueva conciencia en el estado”, argumenta Ferres.
Unidos por la ciencia y el bien de todos
Helmer Ferras Coutiño participó, como miembro de la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología (REDNACECYT), junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en una reunión nacional para analizar el derecho a la ciencia en el país y proponer acciones para su eficaz cumplimiento.
Con la participación de representantes de las 32 entidades federativas se desarrollan mesas de diálogo, con la finalidad de compartir experiencias, mejores prácticas y retos que enfrentan los estados en esta materia, así como para proponer un plan de acción sobre lo que falta por hacer para garantizar a la ciencia como un derecho humano.
Frédéric Vacheron, representante de la oficina de la UNESCO en México, dijo que la finalidad es aportar insumos para la nueva Ley de Ciencia que está preparando México y contar con las opiniones, desafíos y obstáculos, de los estados para conocer cómo la ciencia puede ser vista como un derecho humano y vincularla con la sociedad para responder sus necesidades.
El tema central de esta reunión surgió derivado de la iniciativa de modificar el Artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Fracción V, la cual dice que “toda persona tiene derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica. El Estado apoyará la investigación e innovación científica, humanística y tecnológica, garantizará el acceso abierto a la información que derive de ella, para lo cual deberá proveer recursos y estímulos suficientes”.
Durante la ceremonia de inauguración se firmó una carta de intención entre la UNESCO y la REDNACECYT, donde el presidente de este último organismo, Alonso Huerta, afirmó que el objetivo es trabajar en una agenda de interés común, para avanzar a una sociedad del conocimiento, a partir de las buenas prácticas internacionales que tiene la UNESCO, para implementarlas en México.