La película Las Brujas se sumó a la gran lista de proyecciones cinematográficas y televisivas que han marcado diferentes estereotipos entre la sociedad, haciendo el problema cada vez más visible.
¿Sabes cómo reconocer a una bruja? De acuerdo con el escritor británico Roald Dahl, en su libro Las Brujas (1983), estos personajes usan peluca para disimular su calvicie, tienen grandes poros en su nariz, de sus ojos emana un pequeño punto negro que cambia de color, y protegen las garras finas que tienen como manos con largos guantes.
Hace solo un par de semanas, el libro del literato británico llegó a los cines por segunda ocasión, presentando a sus protagónicos de una manera muy similar a los que describió por escrito, a diferencia de algunas características, entre las que destacan sus manos.
Luego del estreno de la cinta, gran parte de la comunidad de personas con discapacidad alzó la voz, asegurando que el que hayan presentado a las brujas con ectrodactilia, enfermedad hereditaria que provoca que la gente tenga deformidades en sus extremidades, podría promover el estigma en torno a la discapacidad.
“La diferencia de extremidades no da miedo. Hay que celebrar las diferencias y normalizar la discapacidad”, tuiteó al respecto el equipo del Comité Paralímpico Internacional.
Aunque con Las Brujas se generó dicha controversia ligada a los estereotipos físicos, no ha sido la primera película en mostrar cómo supuestamente deberían ser vistos otros temas, como la lucha de género, la sexualidad, la cultura de otras sociedades y la raza.
“Ningún estereotipo es correcto, hemos crecido culturalmente con ellos, desde que somos niños nos enseñan los estereotipos, los adultos les enseñamos a los niños a burlarse o simplemente hacerle ver la diferencia que otros tienen con ellos. Pero hay que ir terminado todo esto, y creo que en este caso (con Las Brujas) es correcta la reacción de las personas que se han sentido afectadas”, asegura el cineasta Reyes Bercini.
Para el también autor de El cine y la estética cambiante (UNAM, 2008), el mensaje que estas proyecciones están lanzando de fondo es que solo las personas malvadas tienen ciertas diferencias, no los héroes.
Entre otras cintas y series que han marcado estereotipos está Emily en París, que describe a los franceses como engreídos y poco trabajadores; El diario de una princesa, que refleja que a una chica sin estilo ni renombre la sociedad no la puede reconocer; Crepúsculo, al contar que la vida de su protagonista #Cine tuvo sentido solo después de conocer a un hombre; El diablo viste a la moda, al retratar que solo las mujeres con poder y estatus deben ser malvadas, entre otras.
“Cuando una mujer logra salir de los roles que encasilla en la vida privada y consigue interpretar un papel profesional o directivo, son estadísticamente significativos los casos en los que la trama muestra que sufre deterioros éticos o emocionales —mala, trepadora, inescrupulosa, entre otros—. En cuanto a los rasgos de personalidad típicos para cada género, a los hombres se les adjudica el talento, la racionalidad, la estabilidad y el poder; mientras que a las mujeres el atractivo, la ternura y la pasividad”, subraya la doctora Virginia García Beaudoux, especialista en comunicación política y liderazgo con perspectiva de género, en el libro Mujeres en la política. Experiencias nacionales y subnacionales en América Latina (UNAM, 2018).
El camino a la solución de los estereotipos
Tras el lanzamiento de Las Brujas, esta película se sumó a la gran lista de proyecciones cinematográficas y televisivas que han marcado diferentes estereotipos entre la sociedad, haciendo el problema cada vez más visible.
Para solucionarlo, la crítica de cine y académica de la UNAM Gabriela Bautista comparte que, primero que nada, se debe hablar al respecto, pues sólo así, con una crítica inicial, se puede empezar a encaminar hacia una posible respuesta.
“A lo mejor hay gente que no lo ve como una problemática y simplemente dice ‘bueno, es que eso solo es para divertirse’, como estas películas donde el hombre se queda solo en la casa porque a la mamá algo le pasó, y él hace un montón de tonterías y aparece como una figura tierna, entonces, se equivoca para usar la lavadora, la estufa, no sabe distinguir el cereal de la avena y eso es chistoso porque es un hombre. Si fuera una mujer eso no se podría permitir”, dice.
En entrevista, la especialista detalla que la reflexión sobre los estereotipos terminarían siendo parte esencial en este momento de la humanidad, sobre todo porque esas situaciones estereotípicas son generadoras de violencia, de una violencia muy fuerte hacia mujeres en muchos sentidos, pero también hacia los hombres en el sentido de exigirles posiciones que muchas veces no son capaces de asumir por sus contextos y por sus dificultades de trayectoria pasada, de infancia o de carencias, de complexión física, incluso.
Y aunque una posible solución sería contar con correctores que eviten estereotipos en las historias, el cineasta Reyes Bercini destaca que hacer eso sería entrar en un “terreno pantanoso”, pues se puede llegar a ser tan políticamente correcto que se llegue a la falta de liberad de expresión, a la censura.
Por ello, Bercini considera importante que sean los propios cineastas, guionistas u otros creadores, quienes piensen y sean conscientes de si es correcto lo que están tratando.