Si alguna vez has fumado de una shisha –un dispositivo usado para inhalar tabaco, frecuentemente de sabores, también conocida como hookah o narguile–, probablemente escuchaste que era menos peligroso que un cigarro, pero un estudio reciente revela que no es así.
Investigadores de la Universidad de California, San Francisco, pidieron a 55 fumadores de hookah que evitaran usar el dispositivo por una semana, y que posteriormente se hicieran una prueba de orina.
Después, estos debían pasar una tarde fumando de la shisha y dar una prueba más.
Las pruebas de la segunda ronda, inmediatamente después de haber inhalado tabaco, presentaron 73 veces más NNAL, un químico derivado del tabaco que puede producir cáncer de páncreas y de pulmón. Además, los científicos encontraron hasta 91 por ciento más de otras sustancias cancerígenas o que causaban enfermedades del corazón o los pulmones.
Gideon St. Helen, autor del estudio, explicó a Healthday que también había niveles mucho más altos de nicotina, lo que “trae preocupación sobre el posible carácter adictivo de fumar de una pipa de agua, y los posibles efectos en el desarrollo de los niños o jóvenes que usan estos instrumentos.
“He visto familias completas, que incluyen a niños pequeños, fumar de pipas de agua”, señaló.
Lo más peligroso de las shishas es, entonces, su fama de ser inofensivas. De acuerdo a un estudio de 2012, publicado en Preventing Chronic Disease, muchos fumadores de hookah creen que es menos riesgoso que fumar cigarro.
