El otro amor de García Márquez

Al escritor colombiano le apasionaba el periodismo, un oficio que aprendió a ejercer desde los 23 años conviviendo con colegas que encontraba en las redacciones y en las calles, lugares de donde tomaba inspiración para crear y difundir historias
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Uno de los deseos de Gabriel García Márquez se está volviendo realidad. Un par de años antes de su muerte, en 2014, aseguró que no quería ser recordado sólo por haber sido el autor de Cien Años de Soledad (1967) ni por poseer un Premio Nobel de Literatura, sino porque ejerció uno de los mejores oficios del mundo: el periodismo.

A través de El escándalo del siglo, libro de la editorial Penguin Random House, se reúnen 50 trabajos periodísticos que el literato colombiano realizó a lo largo de 34 años de carrera, desde sus 23 hasta los 57 años de edad, mostrándole a la gente que más allá de su buena prosa con la creación literaria, era constructor de historias reales, que vio y vivió.

“García Márquez tenía una calidad de escritura maravillosa, una cantidad de palabras y una eficacia retórica, que realmente lo volvieron un periodista muy poderoso (…) Hay una musicalidad casi poética en su misma prosa de periodista, como la que uno puede encontrar en su literatura”
Salvador MendiolaAcadémico de la UNAM

En la época en que Gabriel García Márquez se convirtió en reportero, a los 23 años, aún no había escuelas que tomaran en cuenta esta profesión, pues, según el propio escritor latinoamericano, eso se aprendía dentro de las redacciones, conviviendo con personas que siempre tenían una opinión para todo, pero que representaban una perspectiva neutral al momento de publicar.

Con los pocos pesos que ganaba en El Heraldo, haciendo notas editoriales, podía pagar el cuarto en el que dormía de joven, en Colombia. “No me interesaba ni la gloria ni la plata, ni la vejez, porque estaba seguro de que iba a morir muy joven y en la calle”, relató “Gabo”, en Vivir para Contarla.

El escritor y editor colombiano Felipe Restrepo Pombo, quien trabajó con García Márquez en la revista Cambio, asegura que aunque “Gabo” no estaba todos los días con ellos como director del medio, pues viajaba constantemente, durante los minutos que compartía con el equipo les daba pequeñas charlas que ellos veían como clases de periodismo inigualables. “Fue mi primer jefe, fue mi primer editor y aprendí periodismo de él”, resalta.

Gabriel José de la Concordia García Márquez enfrentó uno de los retos más grandes que tienen los escritores, que es hacer y escribir periodismo, pues, de acuerdo con el académico Mendiola, es este oficio el que pone a pensar al escritor sobre lo que está representando en papel, y no sólo imaginar cosas y lugares.

“Con la fantasía juega cualquiera, creo que eso era lo que pensaba García Márquez, pero describir la conducta del Papa en el Vaticano o entrevistar a un náufrago, eso se convertiría en un asunto histórico, político y social, y él lo supo encarar muy bien (…) Creo que él esperaba que admiráramos Cien Años de Soledad por la mentalidad del periodista que lo escribió; ese libro es un gran reportaje sobre América Latina vista desde el lado maravilloso”, confiesa Mendiola.

Además, sostiene que durante sus últimos años, “Gabo” intentaba impulsar más a jóvenes periodistas que a aquellos que deseaban sólo dedicarse a la literatura, porque mientras ellos “viven en una Torre de Marfil”, los reporteros arrastraban la suela en la calle, donde el mundo exterior les permitía escribir con más sustancia humana y calidad histórica.

En el libro El escándalo del siglo, de Penguin Random House, se reúnen 50 trabajos periodísticos que el colombiano publicó de los 23 a los 57 años de edad

La inspiración de ‘Gabo’

Para el académico de la UNAM, tal vez sin uno de los personajes más importantes en la vida de García Márquez, éste no hubiera aparecido en el lado periodístico tan profundamente, y ese es Ramón Vinyes, a quien “Gabo” hizo inmortal tras personificarlo en Cien años de Soledad, como un librero catalán.

Fue el propio escritor quien aseguró, a través de Vivir para Contarla, que Vinyes fue una de sus inspiraciones más grandes, uno de sus grandes maestros, y que incluso sólo en fantasías pensaba cómo sería una conversación privada con él.

“Germán Vargas, Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda (quienes ejercían cierto liderazgo en la cultura de Barranquilla) y, principalmente, Ramón Vinyes, fueron los grandes compañeros del periodismo de García Márquez”, detalla el académico de Comunicación de la UNAM.

Vinyes, dramaturgo catalán que en 1924 fue incluido en la Enciclopedia Espasa como uno de los escritores españoles más importantes de su época, se encontró con García Márquez en 1948, en Barranquilla, Colombia, mientras disfrutaba de un café y platicaba con el grupo de Vargas, Fuenmayor y Cepeda, sobre creaciones literarias.

Respecto a su natal Colombia, país que pudo cautivar periodísticamente a “Gabo” debido al desarrollo social, político y económico que exponía en esos años, el catedrático comenta que el lugar donde cada persona nace es un hecho que cada uno debe resolver inteligentemente, “y creo que eso hizo que García Márquez se volviera tan famoso, y no de manera casual”.

El profesor de Comunicación y Periodismo resalta que las fuerzas de la cultura de Occidente, en la mitad siglo pasado, se concentraron en la literatura latinoamericana, pues hubo una cantidad y calidad de personajes que, en medio de dictaduras, pobrezas y miserias, lograron levantar el espíritu del lenguaje; “y entonces América Latina, de muchas maneras, se convirtió en vanguardia de literatura durante el siglo XX, llevando a escritores como García Márquez como banderas grandiosas”
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