Muchas veces el teatro puede ser la ventana desde la que se puede observar y reflexionar el ser humano en existencia plena. En la pieza El niño que se comió la servilleta de su sándwich, escrita y dirigida por Ricardo Rodríguez, se recupera el hecho de ser niña o niño, de volver a caminar por el patio de la escuela y enfrentarse a los villanos más malvados del mundo; a la vez que se recuerda el desarrollo de las emociones que ayudarán a enfrentar la vida desde la infancia.
El actor Daniel Ortiz se suma al elenco de la nueva temporada y platica con Reporte Índigo sobre su experiencia en este montaje.
“Estoy emocionado, con mucho nervio. Cuando me hicieron la invitación, tuve la oportunidad de verlo previamente, y me pareció un montaje increíble, con un mensaje pertinente. Sin dudarlo dije sí”, platica Ortíz.
El niño que se comió la servilleta de su sándwich es la historia de Rodrigo, un niño que tiene un grave problema: es el nuevo del salón, va en sexto de primaria y no encaja con sus nuevos compañeros y compañeras, además, uno de ellos le hace la vida imposible.
“El niño que se comió la servilleta de su 🥪” Aborda una de las etapas más importantes de nuestra vida: la adolescencia. Te regalamos un pase doble para este fin de semana, si nos platicas la mejor aventura que tuviste en la primaria 😎. Próximas funciones: S y D 12:30 h pic.twitter.com/Ld1fZ5WuBZ
— Coordinación Nacional de Teatro (@teatroinbal) June 10, 2022
¿Qué pasaría si volvieras a ser niña o niño? Es la pregunta que se lanza en la pieza, ¿cómo lograrías vencer tus obstáculos? Además, de no demeritar los problemas de esta edad.
“Uno como adulto viendo eso dice ‘no es tan grave, son cosas que pasan’, pero lo que nos olvidamos es que a esa edad, esos problemas son graves. Incluso, siendo adultos seguimos aprendiendo nuevas herramientas para resolver los problemas y justo es el recorrido de este niño que no sabe lidiar con esto”, relata.
Pero Rodrigo tiene poderes mágicos, el imaginar y soñar, los cuales se volverán su herramienta más fiel para vencer sus problemas de la mejor manera. Y, de paso, ayudarle para decir a la niña que le gusta sobre sus sentimientos.
“La obra es una invitación a ser valientes, a pesar de que alrededor tengamos situaciones que nos frustren, que nos pongan tristes y en el camino descubriremos las herramientas que en el futuro nos van a seguir sirviendo”, opina.
Para Daniel este mensaje toma una mayor resonancia después de lo vivido por la pandemia, pues gran parte de la infancia será su primera experiencia en la escuela; así como en el teatro.
Si, como adulto, para él fue complicado, cree que para las jóvenes audiencias lo fue más, por ello la pertinencia de que existan montajes que hablen sobre las emociones, miedos y dudas.
“Lo que vivimos fue un antes y un después de la pandemia, nos ha marcado mucho, pérdidas, tristezas, dolores, pero la vida tiene que seguir y nosotros tenemos que ir adelante. Aprendimos nuevas convivencias, maneras de relacionarnos, que ya es parte de nuestro cotidiano, tenemos que seguir, y no evitar los problemas, no evadir”, asegura.
A partir del montaje también se hace la invitación a profundizar en nuestro niño o niña interior, pues, de acuerdo con el actor, muchas de las inseguridades, miedos y traumas vienen desde la infancia.
“Es una obra para jóvenes y para adultos recorran esa época. Muchos seguimos con muchas inseguridades, tenemos otro tipo de problemas, diferentes a los de la infancia, pero siguen, es un paralelo. Estamos abordando la vida de un niño de 11 años, pero también puede ser Daniel de 33.
“Le diría a mi yo niño que no tenga miedo, todo se va a ir acomodando, que las situaciones que nos pasan son parte de crecer, que la tristeza, miedos, felicidad y la alegría se van a mezclar durante ese camino, habrán días buenos, malos, pero lo importante es seguir y tener fe de que toda las decisiones que se vayan tomando en el camino son las correctas”, comparte.