Después de la Segunda Guerra Mundial, Pablo Picasso abandonó París, donde se había refugiado durante la ocupación nazi, y se mudó al sur de Francia, a Vallauris, una ciudad conocida por su industria cerámica, cerca de Cannes. Allí, además de dedicarse a la cerámica y a la escultura, el artista español realizó carteles de exposiciones artesanales que buscaban reactivar la economía y el turismo de esa región francesa tras los estragos de la guerra.
Esas litografías a color poco difundidas, así como un grabado de su codiciada serie Suite Vollard se pueden ver, junto con unos 20 libros sobre el artista malagueño, en la exposición Picasso en la Biblioteca de Alvar Carrillo Gil, abierta al público hasta el 3 de septiembre en el Centro de Documentación del Museo de Arte Carrillo Gil (MACG).
Inaugurada ayer, en el marco del Día Internacional de los Museos, y a 50 años de la muerte del creador del cubismo, la exposición da cuenta de su amplia trayectoria como grabador y litógrafo, una faceta poco difundida del creador del Guernica, y que interesó particularmente al fundador del Museo, Alvar Carrillo Gil.
“Evidentemente la parte más importante de Picasso fue ser uno de los iniciadores del cubismo, junto con Georges Braque, y obviamente lo más estudiado y difundido es la parte pictórica, poco se conoce esa parte del grabado que trabajó durante toda su vida; en México realmente no se conoce tanto su trabajo litográfico, sus grabados y quien fue un muy atinado coleccionista de esta obra fue Alvar Carrillo Gil y justamente su biblioteca da cuenta de cómo estudiaba el grabado de Picasso y se documentaba para conformar su colección”, dice en entrevista con Reporte Índigo Lorena Botello, encargada del Centro de Documentación del museo ubicado en San Ángel.
En total se exhiben cuatro grabados originales, así como 20 volúmenes, entre monografías, libros sobre la obra del artista y catálogos razonados de sus emblemáticas exposiciones internacionales, como en museos de Nueva York y Londres.
Entre estos grabados están dos pósters que el pintor malagueño creó para una feria de artesanías y productos locales en Vallauris hacia 1945. Realizados en el Atelier Mourlot, el predilecto de los artistas renombrados de la época, estos carteles a color reflejan una cierta “soltura y experimentación de Picasso, en relación a sus grabados anteriores”. “Con esto de alguna manera contribuye a difundir la artesanía y lo que se producía de manera local en estos poblados; estos carteles son muy trascendentes en cuanto al impacto que tuvieron”, comenta Botello.
Otro de los grabados originales forma parte de la famosa Suite Vollard, un conjunto de 100 obras que Picasso realizó entre 1930 y 1936 y que es considerada la serie de grabados más importantes del Arte Moderno. Este aguafuerte sobre papel fue adquirido por el coleccionista mexicano como un grabado aislado, sin embargo, en su biblioteca también se resguarda una edición facsimilar de esta codiciada compilación.
“Se llama Suite Vollard porque Ambroise Vollard es el editor de esta publicación y cuando ven que es tal el éxito, también hacen ediciones facsimilares para que un público más amplio las pudiera adquirir y el que tenemos aquí es precisamente uno de estos facsímiles, es una edición alemana y forma parte de la colección de libros de Carrillo Gil”, explica Botello, quien asegura que la primera y última vez que se exhibió este grabado fue en los años 90, cuando el museo organizó una exposición sobre gráfica de Picasso.
En la exposición actual, esa pieza titulada “El escultor y su modelo” de 1933 se exhibe en diálogo con la edición facsimilar que da cuenta de toda la serie.
El otro grabado original es una litografía titulada “La guerra y la paz”, de 1954, y que formaba parte de un libro del mismo título. “Es una imagen del vencimiento del Minotauro por el rey Teseo y justo en esta escena, que se haya en La Metamorfosis de Ovidio, en el escudo de esta composición está la paloma de la paz, que son temas que Picasso trabajó durante los dos periodos de guerra que vivió en Europa; la guerra y la paz es un tema recurrente en su obra”, comenta Botello.
Resguarda joyas bibliográficas
Según la encargada del Centro de Documentación del Museo, esta exposición nació a partir del proceso de reorganización y ampliación que han hecho en este valioso acervo desde el año pasado. “Hicimos una serie de modificaciones en el espacio y al hacer esta ampliación, investigando la colección nos dimos cuenta de que había un gran número de publicaciones sobre Picasso, y dentro de eso están algunas joyas, como la Suite Vollard”, dice.
Entre las diversas colecciones de este acervo documental está la biblioteca personal del doctor Álvar Carrillo Gil, que es de donde provienen los materiales que conforman esta exposición, los cuales dan cuenta del interés del coleccionista por la obra del artista español.
Lorena Botello asegura que el Centro de Documentación es un espacio para investigadores y especialistas del arte, pero también buscan que el público en general lo visite.
“Antes la biblioteca funcionaba solo para investigaciones curatoriales internas del museo, no se difundía tanto hacia afuera, con los investigadores o con los estudiantes, ahora justo es uno de nuestros objetivos: difundir la riqueza bibliográfica que contiene esta biblioteca”.
Además de la biblioteca personal de Álvar Carrillo Gil, en este centro también hay otros acervos, como los que dan cuenta de las vanguardias europeas; el de Arte moderno mexicano, Arte prehispánico, Expresionismo abstracto, así como materiales sobre diseño. “Es muy consultado, sobre todo por investigadores, especialistas, pero queremos que el público en general venga a leer estos libros, a consultarlo para sus investigaciones o por simple curiosidad de conocer el Centro de Documentación”, dice.
Diego Pérez exhibe sus objetos simbólicos
El Museo de Arte Carrillo Gil también inauguró ayer la exposición La ofensiva del polvo, que reúne 123 obras del artista mexicano Diego Pérez. La muestra, que se enmarca dentro del programa MACG Actual, enfocado en la presentación de muestras individuales y colectivas de artistas contemporáneos cuyo trabajo aborda las problemáticas de nuestro tiempo, exhibe el trabajo que este artista ha realizado en los últimos 20 años.
Se trata de “objetos que se desplazan para cambiar de condición y convertirse en objetos útiles para luego devenir otra vez en objetos simbólicos, dibujos o textos” . La muestra se podrá ver hasta el 22 de octubre de 2023.