El legado literario del exilio español

Gracias al arribo de al menos 25 mil españoles que escaparon del Franquismo hace 80 años, interviniendo en la sociedad mexicana, la cultura nacional se expandió en el campo de las letras con diversos editores, escritores y poetas que siguen presentes en el imaginario colectivo
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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La presencia de los españoles en tierras mexicanas es indiscutible. 420 años después de conquistar México, un aproximado de 25 mil ciudadanos del país europeo encontraron una zona de paz en suelo azteca, en 1939, pues dejaron atrás la Guerra Civil Española.

Pero la llegada de estos miles de exiliados no fue en vano, ya que dejaron una marca importante en la cultura mexicana, principalmente, en la literatura. De acuerdo con Miguel Ángel Quemain Saenz, maestro en Literatura Mexicana, éstos llegaron para que los mexicanos fueran aún más universales, en el sentido de tener en sus filas a hombres y mujeres que tenían un gran panorama de la vida.

Los españoles dejaron de ser unos exiliados para ser unos transterrados, ya que encontraron en México un nuevo suelo, uno propio para pensar su realidad
Miguel Ángel Quemain SaenzMaestro en Literatura Mexicana

“Al aceptar que los españoles que huían del Franquismo hicieran una vida en México, lo que hizo Lázaro Cárdenas sólo fue materializar una idea que ya estaba acuñada desde el gobierno de (Benito) Juárez; que lo extranjero era siempre bienvenido”, explica el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con Reporte Índigo.

Antes de que el militar español Francisco Franco fuera señalado como un dictador en su país, provocando que miles de sus ciudadanos prefirieran salir de sus tierras en busca de una vida en paz, en México estaba establecida una literatura muy abierta, deseosa de conocer lo que había en otros Estados, como en América Latina y, evidentemente, en España.

Según comenta el también comunicólogo y periodista, en México había toda una serie de escritores y poetas que ya habían sido leídos por los nacionales, como Octavio Paz y los españoles Jorge Guillén y Pedro Salinas.

25 mil
españoles fueron aceptados por el gobierno mexicano

“En México también había un panorama que tenía que ver con la literatura indigenista, que estaba representada por escritores como Álvaro Gálvez y Fuentes, y de algún modo también por Rosario Castellanos”, comenta Quemain Saenz.

El académico asegura que aquellos españoles que vinieron a dejar una marca en la literatura tras el exilio, ya venían muy bien nutridos en ese campo, pues fueron educados a través del surrealismo francés, el expresionismo alemán y de todo el pensamiento romántico inglés.

En ese sentido, el maestro destaca que el exilio español vino a México a sembrar más literatura, a llenar de nuevas ideas y a sumarse a una enorme cantidad de visiones que había sobre Latinoamérica, como de las dictaduras venezolana y guatemalteca. “Ese tipo de sucesos nos ayudaron a que asimiláramos la literatura española sin ningún problema”, dice.

Los nombres esenciales

De acuerdo con el académico de la UNAM, el legado literario del exilio español se remonta a muchas ramas, como a la tradición de revistas en México, y en ese campo, fue Vicente Rojo, según comenta, quien fundó una imprenta en Madero y diseñó parte de las revistas que se hicieron en Bellas Artes, contribuyendo a la elaboración de un diseño editorial en el país latino.

“Luego están las personas que fueron editores y que son muy importantes, como el poeta Ramón Xiarau, quien dirigió El Colegio de México y la revista Diagonales, una de las publicaciones más importantes, y por supuesto, el escritor Tomás Segovia. Tomo esas dos figuras porque son, tal vez, en el terreno de la poesía, de la literatura y la filosofía, dos de los más grandes hombres en ese legado”, platica Miguel Ángel.

El catedrático opina que Xiarau y Segovia marcaron la posibilidad, como editores, de hacer una poesía que estaba comprometida con un cambio social muy importante que venía de la República española

Otra de las figuras, y muy importantes, fue el escritor Max Aub, fundador de los radioteatros de gran calidad en México, un hombre que fundó la investigación documental radiofónica en la radio pública. “Radio UNAM sería impensable sin el legado de Max Aub”, confiesa el maestro.

En el caso de las mujeres, pasó por México una de las más admirables del exilio, ella fue María Zambrano, filósofa y poeta, quien le dio un enorme valor a la relectura de las grandes obras artísticas del siglo XX.

Zambrano regresó a España, vivió mucho tiempo en Italia, pero la influencia que dejó en México fue enorme. José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Fernando del Paso y Carlos Monsivais fueron sólo algunos de los nombres que se inspiraron en ella.

Quemain Saenz señala que sin el exilio español en México, nada hubiera sido igual, pues sería impensable todo el conjunto de instituciones culturales que vinieron después. Tan sólo el periodismo cultural no existiría, lo inventaron ellos, destaca

Además, agrega que tras ese suceso histórico apareció la elaboración teórica de la idea del transtierro, la cual explica que “los españoles dejaron de ser unos exiliados para ser unos transterrados, en el sentido en el que encontraron en México un nuevo suelo, un suelo propio para pensar su realidad, se convirtieron en unos hombres que ya no quisieron volver, sino que encontraron una doble patria, una perdida y una encontrada”.

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