El legado cinematográfico del Exilio Español
Han pasado 80 años desde que terminó la Guerra Civil Española y miles de refugiados fueron aceptados en México por el entonces presidente Lázaro Cárdenas; el cineasta Juan Pablo Villaseñor retrató en Los niños de Morelia parte de este capítulo histórico y comparte el significado cultural que esta migración tuvo para el país
Hidalgo NeiraAl estallar la Guerra Civil española, en 1936, debido al choque de la Segunda República contra el bando sublevado comandado por Francisco Franco, comenzó a ocurrir la migración de miles de ciudadanos ibéricos a distintas partes del mundo.
Bajo el comando del presidente Lázaro Cárdenas, en 1937, se dio asilo a cualquier español que así lo solicitara, por lo que el puerto de Veracruz recibió un estimado de 25 mil personas provenientes de aquel país europeo, las cuales se desplazaron a lo largo del territorio mexicano.
“Como venía con mis dos hermanas mayores y mi hermano, (nos dicen) ‘que nos vamos a México’. Yo no sabía ni dónde estaba México y decía ‘vamos de vacaciones’, porque era junio, ‘vamos de veraneo’, pero sin imaginarme más, sino que cuando llegamos, pensé que íbamos a regresarnos pronto, que íbamos a estar unos días aquí en Morelia”, recuerda Martina Benedet Gironés, quien tenía siete años cuando arribó a la costa veracruzana y no volvió a vivir en España.
Este testimonio recopilado junto a otros sobrevivientes de la guerra, fueron capturados por Juan Pablo Villaseñor y ensamblados en el documental Los niños de Morelia (2004), que a 15 años de distancia sigue manteniendo vigente la historia de estos españoles migrantes que hicieron su vida en México.
A ocho décadas del cese de armas entre los españoles, el exilio de sus ciudadanos es recordado por el impacto que tuvieron en la cultural, la político y la sociedad mexicana.
“México se levantó, a nivel cultural, y creció sobre los hombros del exilio español. (…) La idea de aprovechar para nuestro país la formación y el conocimiento de algunos de los intelectuales más importantes de España hay que atribuírsela a Daniel Cosío Villegas y a Alfonso Reyes. Lázaro Cárdenas era un presidente que sabía escuchar y apoyó la solicitud”, dice el cineasta.
Los niños de Morelia resalta las relaciones diplomáticas de México con España, explica cómo después del término de la presidencia cardenista se fundaron casas hogar para los menores en 1943, incluso el ex mandatario llegó a acoger a uno de los huérfanos, según los testimonios, a Fernando Rey Lancha, quien arribó a Veracruz de 12 años y presuntamente creció junto a Cuauhtémoc Cárdenas.
El encuentro de dos mundos
México recibió a un número importante de intelectuales españoles, los cuales desarrollaron y enriquecieron sus conocimientos. Ellos formaron familias y tuvieron hijos en México.
“Entre los actores podemos mencionar a Enrique Rambal, Jorge Mistral, Augusto Benedico, Prudencia Grifell, Anita Blanch, Ofelia Guilmáin, Gustavo y Rubén Rojo y Demetrio González, quien además era un muy conocido cantante de ranchero. Sin olvidar a los hijos de españoles que ya habían nacido en México como los hermanos Soler (Fernando, Andrés y Domingo), al igual que Sara García”, comparte Villaseñor.
Para cuando los talentos fílmicos ibéricos empezaron a llegar a México, la cinematografía local se encontraba en ciernes, para arrancar la que sería la famosa Época de Oro (1936–1959) en la que despuntarían Fernando de Fuentes, Alejandro Galindo y Emilio Fernández, entre otros.
“Los directores de cine mexicano provenientes del exilio que se formaron o consolidaron aquí, van desde la modesta artesanía de un Juan Orol, un Jaime Salvador o un Miguel Morayta, quienes hacían las películas de charros, luchadores y cómicos, hasta creadores de mayor ambición en cuanto a forma y contenido”, agrega el realizador moreliano, durante la entrevista.
Luis Alcoriza, el reflejo de México
Sin duda, otro de los íconos fílmicos que llegó a radicar en México después de la guerra fue Luis Buñuel, pero Villaseñor destaca que además del director de Los olvidados (1950) hubo otro que se inició como actor y provenía de Badajoz, Extremadura, Luis Alcoriza, a quien considera mucho más auténtico y sincero en su cinematografía.
“Llegó a ser el guionista más importante que haya tenido este país y también uno de sus más grandes directores. Conocía como nadie la cultura popular, tenía buen oído para el habla de cualquier clase social. Y, lo más importante, sabía tocar el alma de la mexicaneidad y la exploraba en toda su pureza. Muestra de ellos son sus películas Tiburoneros, Tarahumara y Tlayucan, o Mecánica Nacional. En todas ellas habita un México verdadero”, comenta.
Las películas del Exilio
Para Villaseñor, son pocos los títulos que se hicieron en México respecto al tema y aquí comparte algunos de ellos:
En el balcón vacío (1961)
Dirección: Jomí García Ascot
> En esta ficción experimental de 70 minutos, Gabriela Elizondo —interpretada por Nuri Pereña— recuerda su llegada a México a causa del exilio español, con memorias que se entretejen con el pasado siniestro, marcado por la ruptura de la migración del país ibérico.
Visa al Paraíso (2010)
Dirección: Lillian Lieberman
> Documental que ahonda en la vida de Gilberto Bosques, diplomático que durante el mandato de Cárdenas, otorgó visas para venir a México y así salvar a miles de vidas inocentes españolas, que peligraban no sólo por el conflicto civil, sino por la Segunda Guerra Mundial.
Un exilio: película familiar (2017)
Dirección: Juan Francisco Urrusti
> Testimonial de refugiados que describe la nueva vida que adquirieron miles de españoles en suelo azteca. El director se inspiró en su propia familia, además de en otras movilizaciones como la de judíos, argentinos y chilenos que llegaron a México a causa de problemas políticos.