Seguramente te ha pasado: mueres de ganas de enseñar un capítulo de tu serie favorita a tus papás, abuelos o hijos, y mientras la ves no puedes dejar de reír… mientras ellos solo te ven con cara de confusión.
Por más que intentas explicar el chiste, ellos no ven lo gracioso de la situación.
No te preocupes, la ciencia dice que la culpa no es de tus preferencias, de los escritores del programa o de la falta de sentido del humor de la persona a la que intentaste hacer reír. La culpa es de su edad.
Una investigación realizada por la Universidad de Akron mostró a casi 30 personas de tres grupos de edad –adultos jóvenes, adultos de mediana edad y ancianos– escenas de comedias de televisión.
Cada persona tuvo que calificar qué tan apropiado y gracioso era cada clip, y los científicos registraron las reacciones de sus caras para determinar qué tanto habían sonreído.
Los resultados indicaron que los jóvenes y los adultos de mediana edad preferían el tipo de comedia agresiva –como “The office”, en el que la risa es provocada por una ofensa a algún personaje– que la de “afiliación”, que sucede en situaciones que unen a las personas.
Los de la tercera edad consideraron la comedia agresiva como ofensiva e inapropiada.
Las explicaciones para estas diferencias son muy variadas y probablemente dependan de la persona específica a la que se trata.
Una teoría es que los cambios que han pasado las personas de la tercera edad, como el alejamiento de la familia, los hijos y nietos, tragedias personales o enfermedades, hacen que sientan cierto confort al empatizar con la unión de personajes ficticios. Otra sugiere que crecieron viendo un tipo de comedia más considerada que la actual.
Así que la próxima vez que quieras hacer a tu abuelo sonreír, asegúrate de recurrir al humor gentil, con el que pueda relacionarse. Quizá un episodio de sus series favoritas de la juventud será una mejor elección que “Curb your enthusiasm”.