La ciencia ficción es alcanzada por la vida real a pasos agigantados, y lo que antes parecía parte de una película o serie de televisión, cada vez está, literalmente, al alcance de nuestras manos.
Una vez más los japoneses buscan tomar la delantera en novedades tecnológicas, ya que la Universidad de Tokio, publicó el artículo “Piel ultra flexible fotónica orgánica” (Ultraflexible Organic Photonic Skin, en inglés) en la revista especializada Science Advances donde describe la tecnología que, por medio de una película adherente al cuerpo, es posible medir las respuestas del cuerpo y llevar un seguimiento en tiempo real.
Sin embargo, también están los ‘biohackers’, que en 2015 empezaron en Dusseldorf, Alemania, la moda de implantar luces LED por debajo de la piel, por el mero gusto del ocio y sin ningún motivo médico real.
Ante esta clase de recursos tecnológicos, Reporte Indigo platicó con el Doctor Emmanuel Ruiz, médico cirujano de mano y microcirugía, quien explicó los pros y contras de tener ‘el futuro’ en nuestras manos.
Calibrando la modernidad
Los nipones ofrecen una película orgánica de parileno en conjunto del inorgánico oxinitruro de silicio, que se adhiere sobre la piel para medir las condiciones de salud en el individuo que las porta.
Ruiz, quien obtuvo su grado de especialidad en microcirugía en la Universidad de Louisville, en Kentucky, comentó que los censores de medición, ya son utilizados en México.
Sin embargo, la tecnología que ofrece Japón, podría traer más innovación en el mundo médico en el futuro próximo.
“No lo dudo. Definitivamente hay aplicaciones médicas que se puedan originar combinando esa tecnología (…) es una tecnología novedosa que sobre todo bajaría costos en el desarrollo de aparatos biomédicos”, aclaró.
El especialista comparó los censores, a los parches plásticos que se pegan a la piel, que son utilizados cotidianamente en cirugía, y “son inocuos para las personas que los usan y no requieren entrenamiento médico para aplicar(los)”, detalló.
Mucha luz, pocas novedades
Respecto a los implantes aplicados por tatuadores en Europa, –quienes se llaman a sí mismos ‘biohackers’ – el egresado de medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) exhortó que este tipo de procedimientos son de riesgo para la salud, ya que quienes realizan estas intervenciones carecen de “conocimientos en anatomía, por lo que al realizar una incisión se pueden lesionar ramas nerviosas, arterias y tendones, dejando a la persona con secuelas que muy probablemente sean permanentes como déficit de sensibilidad o movimiento”.
Por su parte, el grupo de alemanes explicaron en noviembre al sitio web Motherboard de la revista Vice, que no esperan el apoyo de la comunidad médica.
Los implantes que usan este tipo de artistas de manera subcutánea, son del tamaño de una moneda de dos euros, y reaccionan con imanes, por lo que cada que el portador del pequeño disco LED se acerque a una magnetita, este se encenderá dejando ver su luminosidad por corto tiempo.