Sé que un disco realmente me importa cuando conozco la fecha de lanzamiento y cuando se vuelve una prioridad comprar su versión física, ya sea en CD o vinilo.
“Blunderbuss” de Jack White es el primer álbum que realmente me ha importado este año (lo siento Madonna, Lana del Rey).
Este es el único disco en lo que va de 2012 que tiene importancia en el contexto de la gran narrativa de la historia del rock. Se trata del primer esfuerzo solista del músico más enigmatico de los últimos 10 años.
En sus 13 canciones hay espacio para una delicada y amarga canción de amor como “Love Interruption” o para el descontrol total de “Sixteen Saltines”, el primo más ruidoso de “The Hardest Button To Button”.
Pero hay algo mucho más importante en este disco, una canción que marca el adiós de un banda como The White Stripes.
“Hip (Eponymous) Poor Boy” tiene un destinatario claro: Meg White.
En tres minutos y con la melodía más dulce de todo el disco, Jack describe con gusto la situación actual entre los ex compañeros de banda: “But I’ll be happy for you, ‘Cause you got nothing to do and I’ll be singing the blues” (Pero estaré feliz por ti, porque no tienes nada qué hacer y yo estaré cantando blues).
La razón de su feroz ética de trabajo: “You must think I’m Mad, doing things that I don’t need to do” (Debes pensar que estoy loco, haciendo cosas que no necesito hacer).
Y el futuro que les espera a ambos: “And you’ll be watching me, girl taking over the world, let the stripes unfurl” (Y me verás, mujer, dominar el mundo, deja que las rayas se desplieguen).
Es una canto de despedia – un “How Do You Sleep” de Lennon sin tanta amargura – y sin duda la canción más interesante del disco.
Así es como suena cuando las bandas se dicen adiós.
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