Steven Patrick Morrissey es un ícono del pop británico. Admirado por los fanáticos de The Smiths, banda de la que fue compositor y vocalista en los años 80, jamás ha dejado de hacer música.
Y la corriente no siempre ha estado a su favor.
Morrissey nació en 1959, y desde pequeño comenzó a mostrar interés por la música, admirando en especial a estrellas del pop como Billy Fury.
Pero el cantante ha afirmado que su adolescencia fue infeliz, y en este periodo comenzó a tomar medicamentos contra la depresión, mal que le perseguiría por décadas.
En una entrevista en el 2008, con The New York Times, aseguró que la música pop “era todo lo que tenía, y estaba completamente envuelto en la imagen de una estrella pop”.
“Recuerdo haber sentido que la persona que cantaba estaba conmigo, y me entendía a mí y mis problemas”, expresó.
Sus comienzos en su pasión fueron abriendo para “The nosebleed” en 1978, lo que llevó a que escribiera varios temas junto con el vocalista de la banda, Billy Duffy. El grupo se desintegró poco después y Morrissey se fue con el cantante a “Slaughter & the dogs”, con quienes grabó cuatro canciones.
Tras la separación de esta banda, el joven se dedicó a escribir, y publicó tres libros: “The New York dolls” (1981), “James Dean is not dead” (1983) y “Exit smiling”.
Después, vino The Smiths. En 1982, Morrissey conoció a Johny Marr y comenzaron a escribir juntos. Su primer sencillo, “Hand in glove”, fue presentado en 1983.
En febrero de 1984 publicaron su álbum homónimo y alcanzaron el segundo lugar de los rankings británicos.
Un año después, “Meat is murder” se convirtió en el único álbum que alcanzaría el lugar más alto de los conteos, y la banda se dedicó a una larga gira por el mundo.
Solo grabarían dos discos más, “The queen is dead” y “Strangeways, here we come”, antes de separarse, pero el legado del grupo perdura, con una base de fanáticos sólida.
Después comenzó una carrera como solista cuyo éxito jamás se equiparó con el que consiguió con su banda. Y recientemente fue despedido por la disquera Harvest, supuestamente por desacuerdos con su dueño, Steve Barnett.
Esta semana se publicó una entrevista del cantante con El Mundo, en la que reveló que ha luchado contra el cáncer, aunque no reveló de qué tipo.
“Me han raspado tejidos cancerosos en cuatro ocasiones ya, pero qué más da”, dijo como contundente respuesta a una pregunta sencilla (“¿Cómo se encuentra?”).
“Si me muero, pues me muero. Y si no, pues no”.
Y esa parece ser su actitud ante la vida: despreocupada, dejándola fluir. Por ahora, afirmó que se siente bien, y solo dedicó unos minutos a discutir el tema de su enfermedad, sin dar detalles.
Habiendo publicado una autobiografía el año pasado, con un álbum recién salido del horno (“World peace is none of your business”) y con una novela en proceso, no cabe duda de que tenemos Morrissey para rato. Y si no, a él es al que menos le importa.