Durante décadas se ha propagado la creencia de que escuchar cierto tipo de música y aprender a tocar instrumentos musicales tiene un efecto positivo sobre el desarrollo cognitivo de los niños.
Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Harvard Graduate School of Education (HGSE), sugiere que en realidad los beneficios de estas clases se traducen en mejor disciplina, enfoque y creatividad, más que en hacer a los pequeños más aplicados en matemáticas.
“Más del 80 por ciento de los adultos piensa que la música incrementa las calificaciones o inteligencia de los niños”, explica Samuel Mehr, uno de los investigadores, “incluso en la comunidad científica existe esta creencia generalizada”.
Pero existe poca evidencia que indique que esta idea es correcta. Así que para verificar si el llamado “Efecto Mozart” existe o es solo una suposición, reclutaron a 29 padres y a sus hijos de cuatro años de edad.
Los pequeños pasaron por pruebas de vocabulario y los padres por exámenes de aptitud musical. Al azar asignaron a cada uno una clase: entrenamiento musical o una enfocada en artes visuales, como pintura.
“En lugar de medir el coeficiente intelectual, que es muy general, examinamos cuatro áreas cognitivas”, afirma Mehr sobre las pruebas de razonamiento, vocabulario, matemáticas y reconocimiento espacial, “si realmente la música tiene un efecto en la cognición de los niños, debe ser fácil detectarla en estos estudios, que son más sensibles que los de inteligencia general”.
Los resultados no mostraron evidencia de que existiera una conexión entre una mejor calificación en estos exámenes y el entrenamiento musical. Según los expertos, solo cinco estudios sobre el tema usaron una muestra apropiada y solamente uno de ellos mostró un efecto positivo, que era tan pequeño (un aumento de 2.7 puntos en el coeficiente intelectual) que apenas puede ser considerado significativo.