El documental que destapa las desapariciones y la injusticia en México

Cinéfilo: mi opinión vertida en La Cinemágora no representa la perspectiva del medio. Esta crítica del documental 'Tempestad' NO CONTIENE SPOILERS
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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En el 2010 había una frase que estaba de moda en México: el infierno no existe, el infierno es aquí en la Tierra. Los mexicanos lo entendían, y también los políticos y narcotraficantes. El documental de Tatiana Huezo filma a dos personas que lo sufrieron.

Miriam estuvo al servicio de un cartel dentro de una cárcel y Adela lleva más de diez años buscando a su hija. La primera fue víctima de la colusión entre la política y el crimen organizado y la segunda llora por sospechar que su amada está en la trata de personas.

Se trata de Tempestad, que se llevó el Ariel a Mejor Dirección por el impecable trabajo de la salvadoreña y mexicana Tatiana Huezo (El lugar más pequeño, 2010). Ella, dice, observa la vulnerabilidad de la vida para señalar la injusticia del gobierno mexicano.

¿DE QUÉ TRATA?:

Veremos las trayectorias emotivas de dos mujeres víctimas de la corrupción y la injusticia en México, y del amor, la dignidad y la resistencia que les permitió sobrevivir.

LO BUENO: BAJAR AL INFIERNO

Bajo la mirada pasmada de una cámara fija, en la mayoría de las escenas, dos mujeres cuentan con quietud sus historias. Y con ambas es suficiente para echar un vistazo al inconmensurable infierno que calcinó la vida de muchos mexicanos.

Miriam y Adela no hablan desde las lágrimas y la victimización, sino desde la desolación de acostumbrarse al dolor. Para ellas no sirve de nada pasar el resto de su vida lamentándose, sino aceptar que todo tuvo que suceder por alguna razón quizás hasta divina.

Tatiana Huezo, entonces, se dedica a entrelazar estas dos historias para otorgar a su documental agilidad. Miriam y Adela relatan con veracidad y fuerza que la suerte en México sólo existe para los que tienen dinero y poder.

Con una fotografía artística que desborda técnica y sensibilidad, la cineasta baja al infierno y filma sin temor a los demonios de la corrupción, injusticia, el narcotráfico, las desapariciones y la trata de personas.

Nada de lo que se ve en Tempestad alude al morbo. Huezo profundiza en las vidas de Miriam y Adela para señalar que hay presos en México que son chivos expiatorios y que a las niñas se las llevan los narcotraficantes para prostituirlas.

Huezo no intima con las dos mujeres para obtener morbosamente el dolor, sino para causar emoción en el público sobretodo mexicano. Para quitar la venda de quienes aún creen en las instituciones. Para derrocar la presunta estabilidad del gobierno mexicano.

Y mientras hay más chivos expiatorios y más desaparecidos cada día, Tatiana Huezo destapa lo que muchos políticos quieren tapar. Por eso su documental va más allá que el testimonio de dos víctimas.

Po último, en Tempestad, Miriam y Adela también son filmadas mientras ríen. Porque aunque el dolor nunca se va, ellas aprendieron a vivir con él y cargarlo en la espalda.

LO MALO: SIN DATOS

La emotividad de Tempestad no está sustentada en datos ni información sobre la realidad de la violencia y el crimen organizado en México. Tampoco se comparten estadísticas sobre los temas que se narran en la pantalla.

Esto es inusual y aleja el largometraje de Tatiana Huezo del carácter periodístico. Sin embargo, es posible que la documentalista haya hecho esto a propósito para asignar un sentido plenamente emotivo a su obra.

RECOMENDACIÓN: 4 ESTRELLAS DE 5 (EMOTIVO)

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