El desplazamiento como inspiración para Lucía Lijtmaer

La escritora Lucía Lijtmaer describe en su novela Cauterio el lado incómodo de las separaciones de pareja, a través de la vida de dos mujeres de siglos distintos, pero que paralelamente viven una vida en la que se cuestionan su existencia. La autora aborda en su historia la violencia inmobiliaria que define como el acto de partir de un lugar sin querer hacerlo por voluntad propia
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Algo que resalta inmediatamente en Lucía Lijtmaer es que es una mujer despreocupada, pero atenta a los detalles: viste una chamarra de mezclilla con todas las bolsas frontales abiertas, como si constantemente estuviera buscando algo, su cabello quebrado se despeina con el viento, pero eso no importa, porque ella se muestra sonriente mientras es fotografiada para Reporte Índigo.

El toque que la hace especial es que para escribir y poner dedicatorias en los libros lo hace con una pluma de tinta naranja, y aunque no revela el porqué de este detalle, definitivamente, es algo que resalta y causa impacto en la memoria.

Para la escritora argentina radicada en Barcelona, España, es importante subrayar el recuerdo y los momentos históricos, para además hacerlos latentes con perspectivas de género, algo que se puede leer en su reciente novela Cauterio, publicada por Editorial Anagrama.

“La génesis del libro es la idea del aislamiento, de qué pasa cuando a una persona la sacas de su hábitat natural y la trasladas a otro lugar que tiene que habitar. Son dos personajes, una en el siglo XVII, que es Deborah Moody, persona real y anabaptista que se traslada de un entorno rural a Londres y acaba en las colonias de Massachusetts; y la otra es una mujer sin nombre en la actualidad, que devastada por una relación que sale mal decide cambiarse de ciudad”
Lucía LijtmaerPeriodista

En lo que se refiere a estar en un confinamiento, que no es sanitario y no está inspirado por la pandemia actual, es porque con esta mudanza de sus personajes ellas se encuentran en un abismo total, sobre todo esta última mujer que se va a vivir a un edificio de oficinas de amplios ventanales. La autora interpreta que es como tener una mosca atrapada en un vaso de cristal, que choca constantemente, desesperada por escapar.

“Es importante en el libro lo material, mucha gente identifica que es un libro sobre el amor, pero también es un libro sobre el dinero, sobre qué pasa cuando no lo tienes, ¿qué pasa cuando te separas?, ¿quién se queda con el piso?, ¿quién se va? Es lo frágil que suponen todos estos cambios, esto es violencia inmobiliaria”, resalta Lijtmaer.

La licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Barcelona dice que Cauterio se comenzó a escribir en 2019 y cuando llegó la crisis sanitaria se topó directo con pared, porque sabía que la gente pensaría que la novela estaba inspirada en este confinamiento.

“Es un libro previo a eso y para escribir la parte del siglo XVII, pues es imposible meterse en la piel de una persona de ese momento ya tan remoto, ¿cómo haces para habitar eso? Entonces, lo que hice fue escribir de madrugada, antes de que saliera el Sol, empezando a las 5 o 6 de la mañana y antes de las 9, porque lo que yo intentaba era aislarme de todo lo tecnológico alrededor, oír los primeros pájaros y sentir un poco que había algo que no tenía que ver con nuestra contemporaneidad”, describe.

Actualmente, Lijtmaer trabaja ya en un nuevo libro, pero comenta que apenas se encuentra en estado “embrionario”, pero lo que sí anticipa es que será un libro cargado de sexo, donde ella quiere explorar el deseo femenino más allá de los convencionalismos preestablecidos, además de que se reeditará una de sus primeras novelas: Casi nada que ponerte, del 2016.

Lucía Lijtmaer busca avanzar con el feminismo en España

La periodista argentina está adentrada en el feminismo en España, por lo que es de su máximo interés escudriñar y seguir el camino del análisis de los temas pendientes con este movimiento social. Ella cree que sí hay mucho todavía por construir.

“Se está trabajando desde el feminismo institucional para lograr frenar la desigualdad, tenemos la nueva ley de ‘Sólo sí es sí’, que es para que haya pleno consentimiento sexual, sino se considera agresión, la ampliación de los derechos de las personas no binarias y trans y creo que es importante que de alguna manera avancemos en los derechos de las mujeres a nivel salarial y frenar como sea la trata”, insiste la autora.

Algo en lo que presta atención Lijtmaer es que se tiene que ver por las agresiones que suceden tanto en el campo digital, pero también en el familiar, costumbres arraigadas de maltrato que no han cambiado en siglos y que hay que ver desde otra perspectiva, la de cuidar el bien de los hijos que pudieran estar siendo violentados.

“Tenemos que trabajar mucho en la cuestión de la violencia digital, por supuesto, también en la violencia sexual intrafamiliar, tenemos un problema muy grave en España y en otros países, de padres maltratadores que replican esto más allá de sus parejas. Imagina, a un matrimonio separado, que la madre entrega a los hijos al padre el fin de semana y los violenta, tenemos que pensar en ello, quien maltrata a la pareja, también maltrata a sus hijos”, puntualiza.

Lijtmaer trabaja en un nuevo libro, anticipa que será un texto cargado de sexo, donde quiere explorar el deseo femenino más allá de los convencionalismos preestablecidos

Guiño a Las horas

Al hablar de Cauterio y tener una historia de dos mujeres que viven en tiempos distintos, pero que sus vidas emocionalmente son paralelas, se recuerda un poco al libro de Las horas, escrito por Michael Cunningham y que fue adaptado a cine en 2002, porque en esta otra ficción también se entrelazan las vivencias de tres mujeres, a través de un hecho en común: la literatura.

“Las horas es un libro muy importante para Cauterio, porque lo releí y me dije ‘soy incapaz de hacer la barbaridad que hace Cunningham’. Lo releí para intentar buscar cómo trenzar y hacer esta idea de entrelazar a mis personajes, es una inspiración, lo reconozco, no en la escritura, pero sí en el proceso de investigación”, se sincera Lijtmaer.

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