El Cervantino arranca

Oculta entre las montañas Guanajuato guarda la fiesta de la cultura en una ciudad dónde el tiempo no pasa
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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La entrada a la ciudad luce como cualquier otra, avenidas grandes y modernas se entrecruzan con glorietas y semáforos que guían autos hacia destinos impredecibles. La capital de Guanajuato aparece como una zona urbana con el encanto de cualquier otra, sin mayor atractivo que un lugar en dónde vivir, sin embargo Guanajuato es todo menos común. Enclavada en las montañas la ciudad colonial oculta su encanto en medio de caminos sinuosos y túneles que brindan protección de la cotidianidad que se puede respirar en cualquier otro lado. Porque tallada de los peñascos, con calles empedradas y construcciones más antiguas que el país mismo Guanajuato se presenta a quien la visita como un tesoro oculto entre la modernidad.

Guanajuato está de fiesta, los hoteles están atiborrados, los restaurantes repletos y los museos no tienen lugar para un alma más. La edición 51 del Festival Internacional Cervantino arranca y el cabalgar de El Quijote se escucha por el empedrado de las calles y resuena en lo estrecho de los callejones. La ciudad respira un aire distinto, detenido en el tiempo y con la frescura que solo las artes pueden ofrecer. Los visitantes recorren las calles a un paso lento, con la calma de saber que el reloj no importa en un lugar donde la cantera rosa edifica cada rincón visible.

El espectáculo de Brodway fue el encargado de inaugurar el Festival Cervantino. Foto: Cuartoscuro 

Quizá los habitantes de la ciudad ya están acostumbrados a los octubre dónde el calor del clima palidece ante la abrasadora hospitalidad que otorgan pues horas antes del arranque oficial es evidente que algo pasa. La fiesta del espíritu, como se le conoce al festival, ofrece juglares en las esquinas e historias en las escalinatas, música en el aire y arte en el ambiente. Dos horas antes del evento inaugural la fila para ingresar a la plaza de la Alhóndiga de Granaditas recorre cuadras enteras, sin embargo el ánimo es alegre. La gente plática entre ella mientras en el escenario se preparan los últimos detalles de una presentación que tiene las miras en mostrar la riqueza cultural del invitado.

Por primera vez en la historia Estados Unidos se presenta como invitado de honor y la exhibición de arranque trae consigo la historia musical de dos de sus grandes centros artísticos. Broadway goes Hollywood ofrece al público guanajuatense canciones de los grandes musicales estadounidenses interpretados en vivo con la Orquesta Sinfónica de Guanajuato. Con la plaza de la Alhóndiga iluminada por las luces del escenario y los asistentes expectantes en sus asientos un maestro de ceremonias enfundado en un esmoquin dorado cruza el templete y presenta a quienes van a cantar. Los agradecimientos a México y a Guanajuato anteceden a Maria, la emblemática canción de West Side Story, que da el banderazo de salida para hora y media de éxitos.

En trajes de gala y con suficientes lentejuelas para iluminar la plaza el concierto da muestra de 70 años de industria musical. La orquesta inunda las calles y nota a nota el público queda maravillado con las voces que parecen no dar signo de cansancio. El tiempo pasa y cuando el concierto termina por el cielo cañones de luces de colores alumbran la noche, fuegos artificiales golpean la oscuridad dando fin a la presentación. Pero en las calles la fiesta recién comienza, tambores y juglares toman la noche mientras hordas de gente se mueven entre los empedrados buscando un espacio de diversión que encontrarán en la fiesta del espíritu, El Cervantino.

Los gobernadores de Sonora, Alfonso Durazo, de Guanajuato, Diego Sinuhe, la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto y el embajador de Estados Unidos en México Ken Salazar, entregaron las preseas Cervsntinas y dieron por inaugurado el Festival Cervantino en su edición 51. Foto: Cuartoscuro 
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