El cártel de los antihéroes

Están lejos de tentarse el corazón o valorar la vida, representan en la ficción a seres que en la realidad tienen la sangre fría y las manos bañadas en sangre… y nos fascinan.

Así son los narcotraficantes de las series de televisión –denominadas narcoseries–, cuyo auge no ha hecho otra cosa que ensalzar la imagen y los rostros de la delincuencia.

Mientras en la vida real el narcotráfico es un monstruo de corrupción y violencia, en la televisión ha surgido un crudo género traducido en altos ratings y el agrado del público.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Están lejos de tentarse el corazón o valorar la vida, representan en la ficción a seres que en la realidad tienen la sangre fría y las manos bañadas en sangre… y nos fascinan.

Así son los narcotraficantes de las series de televisión –denominadas narcoseries–, cuyo auge no ha hecho otra cosa que ensalzar la imagen y los rostros de la delincuencia.

Mientras en la vida real el narcotráfico es un monstruo de corrupción y violencia, en la televisión ha surgido un crudo género traducido en altos ratings y el agrado del público.

Del mismo público que exige se combata al narcotráfico en la vida real. 

La fórmula de la NarcoTV

Para muchos las narcoseries son un retrato de la realidad, para otros son un nuevo “cártel” que solamente permite que esos personajes entren en las casas a través de la TV –y la computadora–, para una pseudo catarsis revuelta con masoquismo.

La fórmula de la NarcoTV no tiene mucha ciencia: escenas crudas y explícitas, mujeres desnudas, narcos guapos y poderosos, dinero y más dinero.

El mejor ejemplo es la exitosa narcoserie “El Señor de los Cielos”, cuya tercera temporada se estrenó en abril de este año. 

No solo se convirtió en la producción de Telemundo con mayor rating en México, sino que se ha vuelto un éxito de la televisión a nivel global, pese a que sus detractores reclaman que fomenta –si se puede más– la violencia en la sociedad.

Su protagonista (y antihéroe), Aurelio Casillas es encarnado por Rafel Amaya, el rubio y fornido actor cuyos rasgos son totalmente distintos a los del verdadero “Señor de los Cielos”, Amado Carrillo.

Mismo caso de José María ‘Chema’ Venegas (Mauricio Ochmann), el narcotraficante con la creatividad de Pablo Escobar y la inteligencia de Aurelio Casillas.

Y es que desde hace aproximadamente 10 años, las narcoseries comenzaron a apoderarse de la audiencia en la pantalla chica. Sus personajes se convirtieron en los favoritos, y el público pidió más sangre, más narcos, más mujeres y más violencia. 

Como si la situación en países como México no fuera suficiente para el espectador.

El psicólogo José Félix Rodríguez señala que ese agrado hacia “los villanos” se debe a “la sensación de poder y dominio al otro, que siempre atraen al ser humano”.

Además, también influye que los villanos “tienen la licencia de poder hacer cosas que los demás por nuestra ética y moral no podemos hacer”.

Al verlos cometer lo que los espectadores no se atreverían, estos se proyectan en los malvados personajes que libran a la justicia, a sus enemigos y a la muerte.

Además, se les ve con ese afán de superación, de salir de la pobreza, y el público es testigo de sus “triunfos”. Algo así como una “Cenicienta sanguinaria” que encuentra en el narco a su “príncipe azul”.

Sin embargo, aunque “aparentemente tienen todo, están podridos por dentro”, como dice Camila Sodi, quien protagoniza “Señorita Pólvora”.

Esta nueva teleserie, lanzada en marzo de este año, desmitifica la “grandeza” de los narcos en la TV (y fuera de ella), a través de Valentina, una reina de belleza que se enamora de Miguel Galindo, un sicario que es la mano derecha de uno de los cárteles más poderosos del Distrito Federal, encarnado por el español Iván Sánchez.

Se muestra la cruda cara del crimen organizado, sin el falso atractivo –o los encantadores villanos– que muestran otro tipo de narcoseries.

“Estamos en un momento muy fuerte de violencia en este país. Creo que en la cúspide y estos temas son muy atractivos para todos porque son, tristemente, muy cotidianos y cuando los llevas a la ficción estás abordándolos desde un lugar que no es tan personal. Es como cuando te ríes de algo malo que te pasa porque no te queda de otra”, señala Camila Sodi.

Por su parte, Sánchez indica que esta teleserie es un reflejo de la realidad, por lo que espera que se genere conciencia en la sociedad. 

Espectadores masoquistas

Intimidan, estremecen, asesinan y nos encanta. 

Y es que nos gustan los villanos. Esos personajes que, mientras hacen sufrir a los protagonistas –y de paso a los espectadores–, son una especie de masoquismo que más de uno disfruta en la TV, el cine y hasta el teatro.

Rodríguez explica que “en cierto modo, hay una parte en todo esto, en la que nos gustaría hacer lo que la ética nos impide, impulsos que hemos tenido que reprimir para convertirnos en seres sociales”.

Así como en la vida real personajes de la historia como Hitler o asesinos como Charles Manson causan “cierta” fascinación, así los narcotraficantes de la ficción –y uno que otro de la realidad– se convierten en los antihéroes que todos quieren.

Rodríguez añade que todos llevamos un villano dentro. Por ello, “las personas se identifican con lo que se reprime, si uno inhibe más su agresividad se verá más atraído por los que matan sin más, pero la mayoría nos identificaremos con los villanos inteligentes”. 

Algunas de las narcoseries favoritas del público:

“EL SEÑOR DE LOS CIELOS”

Una de las narcoseries o narcotelenovelas más exitosas en la actualidad. En su trama combina al narcotráfico de México, Estados Unidos y Colombia.

Su protagonista es Aurelio Casillas (Rafael Amaya), el líder del Cártel de Juárez (Amado Carrillo en la vida real), quien supuestamente se trasplantó la cara para evitar caer en manos de la justicia.

“EL CARTEL”

También es una adaptación de una obra literaria, de título “El Cartel de los Sapos”, que fue escrito por Andrés “Florecita” López López, un ex narcotraficante colombiano. “Florecita” se entregó a la DEA y se convirtió en informante.

“LA VIUDA NEGRA”

Esta producción mexico-colombiana trata sobre la narcotraficante Griselda Blanco, quien en la vida real fue socia del Cártel de Medellín. La apodaban “La reina de la coca”. Es una adaptación del libro “La patrona de Pablo Escobar”.

“ESCOBAR, EL PATRÓN DEL MAL” 

Basada en el libro de “La Parábola de Pablo”, esta producción logró altos niveles de audiencia y en gran parte esto se debió al “encanto” de su protagonista, Pablo Escobar (Andrés Parra). 

Parra personificó tan bien al que fuera el narcotraficante colombiano más buscado del mundo que repitió el papel en otras series como “La selección, la serie”, “El Señor de los Cielos” y “La Viuda Negra”.

“SIN TETAS NO HAY PARAÍSO”

Basada en el libro del mismo nombre, escrito por Gustavo Bolívar. Esta famosa serie narra la vida de Catalina quien, con el afán de dejar la pobreza, se convierte en la prostituta de capos de la droga. 

“LA REINA DEL SUR”

La vida de Teresa Mendoza, protagonizada por Kate del Castillo. La trama adaptada del libro homónimo de Arturo Pérez-Reverte, tiene gran parecido con la vida de la narcotraficante real Sandra “La Reina del Pacífico” Ávila Beltrán. Pérez-Reverte se basó en varias historias y hechos reales del mundo del narcotráfico.

Tuvo solamente una temporada –de 63 capítulos–, de gran éxito, y está considerada la telenovela más cara de Telemundo.

¿Y la del Chapo?

El 22 de febrero de 2014, Joaquín “El Chapo” Guzmán fue detenido por elementos de la Marina Armada de México. Días después se anunció que Andrés “Florecita” López López, ex narco e informante de la DEA, trabajaba en el guión de una serie sobre El Chapo, titulada “El varón de la droga”.

Constaría de 60 capítulos y presentaría elementos desconocidos sobre el ahora nuevamente prófugo de la justicia, pues Guzmán Loera se escapó el 11 de julio de este año de la cárcel de máxima seguridad en Almoloya.

No se han dado a conocer detalles o avances de esta producción, y tampoco se ha informado si saldrá al aire o no.

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