Actualmente, la tendencia para las fiestas infantiles es darles frutas, en lugar de dulces. Esto no solo para evitar que se vuelvan hiperactivos, sino para tratar de prevenir que padezcan diabetes y obesidad.
Pero, ¿realmente se vuelven hiperactivos cuando ingieren productos elaborados con azúcar refinada?
Entre las hipótesis se ha dicho que algunos niños podrían incluso ser alérgicos al azúcar refinada. O bien, que tienen patrones anormales en los niveles de glucosa en la sangre, razón por la que su sistema nervioso se ve afectado cuando la consumen.
Algunos estudios, entre ellos un reconocido meta-análisis realizado en 1995, publicado en JAMA, han establecido que la relación entre el azúcar e hiperactividad no es muy estrecha.
Aunque en niños que padecen Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) sí se debe evitar el consumo de azúcar para no empeorar su comportamiento, los resultados “no han podido demostrar que el azúcar afecte el comportamiento o el rendimiento cognitivo de los niños”, dice Claudia Hammond de la BBC.
Hammond incluso describe esto como uno de los grandes mitos y lo ejemplifica con un estudio de la Menninger Clinic Children’s Division, en el que los expertos observaron que las madres que pensaron que sus hijos habían ingerido mucha azúcar los criticaban más, estaban más al pendiente constantemente y los vigilaban de cerca, “el azúcar no cambia el comportamiento del niño, sino de los padres”.
Científicos británicos y estadounidenses siguen investigando la relación entre azúcar y los niños con TDAH.