El asesino del alma, una autoconfrontación con el propio ser
Ante una sociedad que se enfrenta consigo misma y una, aparente, nueva sensibilidad hacia su entorno durante este confinamiento, la obra El asesino del alma revelará todos los fantasmas del pasado, los cuales invitarán a la introspección para reflexionar sobre el significado de la vida
Karina CoronaLa obra El asesino del alma revelará todos los fantasmas del pasado, los cuales invitarán a la introspección para reflexionar sobre el significado de la vida.
A lo largo de 1999 la sociedad generó grandes expectativas sobre el cambio de milenio, surgieron aspiraciones, metas, cambios para un futuro mejor, incluso, existieron teorías sobre el fin del mundo. Sin embargo, la novela Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb, revela que el verdadero cambio empezó desde la conciencia del ser humano, del audaz y complejo mecanismo de la mente.
Bajo esta idea y, motivado por el actor y director Néstor Galván, quien realizó una adaptación para teatro, el dramaturgo Noé Alvarado quiso abordarla y llevar a escena la obra El asesino del alma en un momento en el que, paradójicamente, la humanidad se enfrenta al confinamiento, el cual los ha obligado a confrontarse con ellos mismos.
“Amélie tocó bien el punto que el cambio tendría que suceder desde el interior. Estas máscaras y cubiertas que uno tiene, o nos ponen. La ética y esas cosas están muy invasivas en nuestra mente, de convencernos que tenemos que hacer tal cosa de tal manera y eso va llenando recovecos mentales que, al final del día, llegan a un punto que salen a flote”, destaca Alvarado para Reporte Índigo.
Para el director, el confinamiento ha sacado a flote, de manera muy clara y vigente, el tema de la conciencia del ser, que, en algunas ocasiones, ha ocasionado el término de su tolerancia y creatividad. Para él, al llegar a este punto, el humano no tiene más que “verse a sí mismo en un punto de la vida y darse cuenta de lo que es y de lo que está hecho”.
“Enfrentar sus propios miedos y esos recovecos que, de alguna manera, logran ponernos en este confinamiento, planteándonos desde algo físico, encerrados en cuatro paredes, hasta estar encerrados con lo que pasa por tu mente, en esto que, por alguna razón, llega a bloquear de manera intencional, consciente o inconsciente, porque te lastimó, porque no te conviene recordarlo”, explica.
La trama hacia la introspección de El asesino del alma
El asesino del alma narra la confrontación del ser humano consigo mismo. Algo que, irremediablemente, pasó a nivel global y que era necesario abordar desde las artes escénicas. Así, nos presenta a un hombre de negocios que llega a un aeropuerto para viajar, pero cuyo vuelo es retrasado de manera indefinida.
Mientras se encuentra en la sala de espera, llegan a él fantasmas del pasado que lo invaden mentalmente y le hacen recordar diversas facetas de su vida, vivencias de hace 10, 20 años, pero que había bloqueado.
“Ahí es abordado por otro personaje, un chico de mezclilla, desalineado, quien le hace replantearse muchas cosas sobre él mismo, va desvariando y concluyendo cosas porque lo hace confrontarse con su pasado, con los bloqueos mentales que había dejado para más adelante en su vida y se da cuenta que el 24 de marzo de 1999 es la fecha que tienen que enfrentarse a su destino”, relata.
Por un lado, la obra, agrega Noé, saca a la luz la esencia del ser, de dar cuenta de lo que, al final, está hecho el ser humano: de experiencias, vida, comportamientos, pasiones y emociones. Pero también de una parte más oscura, donde se convive con prejuicios, clasismo y culpas.
Tratar el tema desde la mirada de un hombre de negocios frente a la imagen de un joven, aparentemente, opuesto a él, provoca a la confrontación de ideas, pensamientos y cuestionamientos. El texto, de esta manera, llega a las nuevas generaciones, de preguntarse por qué la sociedad impone reglas o comportamientos, simbolismos, así como el poder de la imagen, en la cual una corbata y un saco significan poder.
“Este texto te sacude de manera interna, (te pone) a pensar sobre el porqué de las cosas. El abordaje de los dos personajes se convierte en una vorágine que desencadena justo en cómo el hombre tiene que tomar decisiones importantes y drásticas para entender su verdad y afrontarla por sobre todas las consecuencias que eso genere”, abunda.
El juego entre la moral y la ética
Desde su origen, con el libro Cosmética del enemigo, se destacan temas como la liberación del ser, pero, también, de aquellas culpas y remordimientos con las que la sociedad ha cargado por muchos años, así como los grandes temas como la moral, la ética y la religión, las cuales rigen a las sociedades. A los que, toman más fuerza con el montaje El asesino del alma.
“Al final hay una religión que te dice que para sanar culpas debes rezar tantos padres nuestros, una moral que en torno a tu país o lugar en el que estés te puede decir si está bien o mal, o una ética que se rige de acuerdo a tu moral y religión. ¿En qué momento rompes con esas cosas, cuando te descubres a ti mismo? Ahí es donde se enfrenta el personaje que para mí representa al ser humano en su sociedad, dispuesto a su libre albedrío”, profundiza el director.
De acuerdo con Noé, el público va a ver una historia interesante y trepidante, con un final que tiene “una vuelta de tuerca”, con la que esperan que, más que conclusiones, los espectadores puedan generar más preguntas y reflexiones.
La conclusión a la que llega el director es la eterna búsqueda de ser mejores seres humanos, a partir del conocimiento propio.
“Si puedes cambiar y está en ti, adelante, pero, si está en tu ADN, entonces trata de asimilarlo y conciliarte con ello. Este confinamiento nos llevó a enfrentarnos a eso, habrá quienes lo superaron, quienes sigan en el proceso y quienes no estén todavía encontrando las respuestas, eso se vuelve interesante como seres humanos”, reflexiona.
La esencia de la vida
Para el director Noé Alvarado, el montaje les permitió adentrarse al mundo del ser y entender la vida, con todos sus altibajos, retos y satisfacciones.
“La historia es fuerte, nos coloca en una posición hasta en cierto punto incómoda, porque nos tuvo que poner a estudiar, indagar, incluso a poner en duda muchas cosas personales como la religión, la fe, la moral, incluso, a un machismo arraigado”, detalla.