El artista venezolano Damián Suárez busca generar espacios de identidad y libertad

Como un alquimista de emociones y pensamientos, el artista venezolano Damián Suárez convoca a un diálogo silencioso y elocuente a través de su más reciente creación: Superficies Inestables.

Las puertas de la Celda Contemporánea, de la Universidad del Claustro de Sor Juana, se abren para que el público viva una experiencia que va más allá de la contemplación. El espacio se convierte en un lienzo tridimensional, donde más de 25 obras, piezas de un mosaico artístico diverso, convergen para dialogar con las mentes curiosas.

De acuerdo con el artista, es una oportunidad para crear espacios de conversación en torno a temas como identidad, libertad, control y los desafíos actuales que presenta la geopolítica global.

“Se trata de toda esta inestabilidad de la imagen y de la capacidad que tienen las formas, los patrones, y todos estos recursos que utilizo en mi estética, para desestabilizar la imagen, para generar ilusiones, relieves, manipular la percepción visual”, expone Suárez.

Entre la estética y el color

La Celda Contemporánea albergará una muestra multidisciplinaria que conjuga poco más de 25 obras, entre pintura, escultura, instalación y videosmapping; además de instalaciones lumínicas y textiles que aprovecharán al máximo la arquitectura del recinto, para crear una integración armoniosa entre las obras y la tecnología con el espacio.

Con esta exhibición, Suárez, quien celebra 16 años de producción artística, comenta que el título de la exposición es la combinación de dos cosas: una, lo relacionado con la estética, con la inestabilidad del color, de las formas, que es algo que ha acompañado su trabajo a lo largo del tiempo, así como de sus influencias de la escuela venezolana de arte óptico- cinético.

El otro motivo que da nombre a este montaje es más íntimo y personal. En esta exposición aborda un tema que tiene que ver con la migración, la pérdida de identidad, temáticas que el artista no había abordado hasta la exhibición que tendrá en el Claustro, donde ve a la superficie como territorios y sobre cómo la inestabilidad (política y social) que ha tenido su país, lo llevó, como a muchos de sus compatriotas, a migrar.

“Superficies inestables es un acto en memoria de aquellos que han sido despojados de su identidad, de aquellos que han sido desplazados de sus tierras y de aquellos que han muerto física o espiritualmente a manos de quienes intentan silenciarlos”, destaca.

Suárez dedica la exposición a todas y todos los venezolanos que han dejado su país en busca de un futuro mejor, a la comunidad sexodiversa que vive sin derechos, a las mujeres que sufren el machismo y la falta de protección legal, y a quienes viven injustamente privados de su libertad en un país sin democracia y sin justicia social.

Damián Suárez afirma que ha dejado atrás las superficies planas y tranquilas en las que ha permanecido durante tanto tiempo, abriendo paso a una nueva etapa como creador, plasmado en la exhibición, donde articula un discurso que expresa el dolor que ha experimentado en su vida y que lo conecta con todos los venezolanos que han sufrido la dolorosa pérdida de su identidad y territorio.

Con sus obras realizadas con hilo y madera como eje principal, la exposición está dividida en tres secciones: en la primera sala habrá obras y esculturas de pequeño, mediano y gran formato, en una paleta principalmente compuesta por blancos, negros y rojos.

La segunda la integran una instalación que incluye un videomapping que proyecta el performance del artista de la disciplina, Marco Guagnelli, titulado “Cuerpo Prostático”, que aborda temas como identidad, libertad y control.

La última está compuesta por pinturas e instalaciones de gran formato que se integrarán en la arquitectura del espacio, para aprovechar al máximo el potencial del lugar, potencializadas con el antes mencionado sistema de iluminación, que aumentará las posibilidades volumétricas y coloristas de las instalaciones.