El anhelo de un adiós en Xochimilco

Este año, el espectáculo multidisciplinario La Llorona aprovecha su escenario al aire libre para intentar reactivar la economía en Xochimilco y se inspira en quienes no pudieron despedirse de un ser querido por la pandemia de COVID-19 o la violencia
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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“Desde tiempos inmemoriales surge una voz dolorosa, lastimera y ancestral. Los antiguos pobladores de Xochimilco la escuchaban quejarse y se preguntaban quién pudo causarle ese gran dolor”, así comienza la obra La Llorona, que este 2020 cumple 27 años de representarse de forma ininterrumpida.

Cada año, la producción realizada por Alejandro Capultitla busca un tema sobre alguna conmemoración histórica o un acontecimiento coyuntural para que el público tome conciencia. Por ello, la representación teatral de este año se titula El anhelo de un adiós, a fin de despedir a las víctimas de la pandemia de COVID-19 y de la violencia.

Los organizadores sugieren adquirir los boletos en línea y no en las taquillas del embarcadero para evitar aglomeraciones

“Este año es muy delicado, lo tocamos con sensibilidad y hasta con cierta elegancia. Sí nos daba una sensación de que era un compromiso muy grande por lo que está pasando, pero también llegamos a la conclusión de que no podemos quedarnos callados y tenemos que buscar la forma de ayudar, de que a través del arte podamos darle a El anhelo la gente que nos visita la oportunidad de decir adiós”, respondió la protagonista Nayeli Cortés Castillo, durante la premier de medios de comunicación.

Cortés Castillo interpreta a Nahui, una mujer xochimilca que ocultaba a mujeres, niñas, niños y ancianos para que estuvieran a salvo durante la invasión de los españoles. Como el personaje principal, también es originaria de esta alcaldía de la Ciudad de México.

“Nunca queremos decir adiós, ¿quién va a anhelarlo? Pero cuando las circunstancias se ponen de esta manera, ya lo único que pedimos es por lo menos decirlo. No había ningún ensayo en el que me pudiera contener, es muy fuerte, pero lo estamos tocando de una manera solidaria para que llevemos un poquito de tranquilidad para todas las personas que se han ido de su casa y que no hemos vuelto a ver”, expresó la actriz a este medio.

El espectáculo de La Llorona surgió en 1993. Es multidisciplinario, pues el grupo artístico Nahui Teotls prepara música y cantos en náhuatl con instrumentos modernos (arpa, guitarra, violín y marimba) y prehispánicos (caparazón de tortuga, flauta de barro y jarros silbadores) a cargo de Arturo Castillo; danza tradicional dirigida por Atl Martínez García y teatro. Asimismo, resaltan el video mapping, el body paint y el maquillaje.

“Es tan grande este dolor no sólo por la ausencia de los míos, sino por la incapacidad de despedirme de ellos, por no decirles una vez más cuánto les amaba”, pronuncia Nahui, personaje protagónico, antes de hundirse en la laguna de Tlilac como sacrificio de su vida y la de su hijo recién nacido.

La Llorona, teatro al aire libre en Xochimilco

“Este lugar es Xochimilco, no Tenochtitlán. Aquí sólo encontrarán flores y canto, legado de mis abuelos, de mi gente, nada más”, dice un actor que interpreta a uno de los españoles.

El escenario es la zona ecológica y chinampera de la alcaldía, la cual fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Las trajineras del Embarcadero de Cuemanco, que se encuentran a un costado de la Pista de Remo y Canotaje Virgilio Uribe, son las butacas del público.

“Otros espectáculos tuvieron que cerrar completamente sus puertas. El hecho de que La Llorona sea al aire libre nos dio esta posibilidad de tener gente, de hacerlo de forma presencial”, pronunció en conferencia de prensa la actriz y cantante Nayeli Cortés Castillo.

La luz de la Luna, el sonido de las aves, peces e insectos y el viento entre los ahuejotes forman parte del ambiente de la obra. Las funciones comenzaron el 9 de octubre y continuarán hasta el 16 de noviembre en el marco del Día de Muertos.

“Estamos en un lugar abierto, en un escenario natural, donde se construye una pirámide para la representación que en el interior funciona como camerino”, explicó Francisco Peralta, quien actúa como español en El anhelo de un adiós.

Mediante esta tradicional puesta en escena, la alcaldía Xochimilco pretende lograr la reactivación económica. Los embarcaderos apenas abrieron el 21 de agosto luego de estar cerrados desde el 2 de abril por la contingencia sanitaria.

Sin embargo, para la producción se trata de una ofrenda a Xochimilco. Quienes conforman el grupo artístico saben que este año no será igual a otros en los que lograron realizar 700 representaciones.

Todo el equipo de trabajo ha sido afectado, como todos en el país, por la pandemia que vivimos actualmente, por lo que los sueldos de actores y staff se redujeron
Nayeli Cortés CastilloActriz y cantante

El coronavirus también obligó a reducir el número de personas por trajinera de 20 a 12, es decir, casi a la mitad. Ahora, las funciones serán de 60 trajineras y no de 90, número con el que consideraba lleno total.

“Los cubrebocas son un elemento de la puesta en escena. Los danzantes van a bailar con cubrebocas bordados a mano por una artesana xochimilca y diseñados al contexto de lo que están haciendo”, dice la protagonista sobre las medidas sanitarias.

El escenario le da la posibilidad a los actores de estar a más de metro y medio de distancia. Aquellos que pronuncien diálogos directos tendrán media careta transparente para que el sonido del micrófono no se distorsione, mientras que el resto del equipo las usará completas.

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