El amor si es una droga y te explicamos por qué
Si una pareja no logra construir una relación más allá del enamoramiento o del placer sexual, lo más probable es que la relación termine
Indigo StaffEs probable que el amor sea una droga, cuando te sientes enamorado liberas dopamina, serotonina y oxitocina, entre otros neurotransmisores.
Por esta razón nos sentimos excitados, llenos de energía y nuestra percepción de la vida es más positiva cuando el amor toca la puerta.
A veces, estos neurotransmisores pueden hacernos perder la razón.
Los centros neuronales que se activan con el encuentro de la persona amada son exactamente los mismos que aquellos que se activan por el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas ( los cuales se localizan en el sistema límbico, ligado con las “recompensas”), entonces el amor si es una droga.
Es cierto: algunos de los “síntomas” del amor se parecen sospechosamente a trastornos obsesivos y con el tiempo, como toda droga, los receptores de la dopamina comienzan a perder su sensibilidad.
¿Se puede abordar científicamente el amor?
La psicología, la sociología, incluso la neurología responden que sí.
Uno de los autores más reconocidos en el estudio del amor es el sociólogo italiano Francesco Alberoni, quien desde hace varias décadas considera esencial darle un tratamiento científico al tema.
El sociólogo y periodista ha manifestado que una persona sólo se enamora si así lo quiere, si se dan una serie de circunstancias para que se muestre receptiva a los encantos de otra.
Francesco Alberoni dice que en nuestra época hemos idealizado el amor, la gente quiere un “amor perfecto, continuo, estático”, cuando lo que busca en realidad es perpetuar eternamente la etapa de enamoramiento sin darse cuenta de que ésta es una fase importante del amor, pero pasajera.
La exigencia de perfección en el amor produce el deterioro, la ruptura, cierto desorden durante un tiempo, hasta que un nuevo enamoramiento reinicia el ciclo, señala Alberoni.
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Helen Fisher, antropóloga e investigadora de la Universidad de Rutgers, en New Jersey (Estados Unidos), quien también ha dedicado su vida a analizar la neurobiología del amor, indica que existen tres sistemas cerebrales relacionados con el amor que interactúan entre sí: el impulso sexual, el amor romántico y el cariño o apego tras una larga relación.
Para Fisher “el amor romántico no es una emoción, sino que es un impulso, una necesidad fisiológica del ser humano”.
John Gottman, autor del libro Principa Amoris: The New Science of Love, el amor romántico también clasifica el amor en tres fases, las cuales aparecen de forma secuencial.
Las fases son: la limerencia (o enamoramiento), amor romántico (construcción de lazos afectivos) y amor maduro y advierte que no todo el mundo supera estas fases.
El Dr. Eduardo Calixto, neurofisiólogo del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, en México, explica que es la dopamina la causante de activar diferentes partes del cerebro para provocar reacciones fisiológicas.
De acuerdo con el neurofisiólogo, el periodo aproximado de enamoramiento es de tres años, posteriormente, el estímulo inicial que desencadenaba la reacción placentera del encuentro con esa persona especial dejara de responder.
La única salvación, en estos casos, es otro neurotransmisor conocido como oxitocina, la cual se relacione con el apego.
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Si una pareja no logra construir una relación más allá del enamoramiento o del placer sexual en tres años, lo más probable es que la relación termine.
En algunas personas el ciclo amoroso no es constante, sin embargo, parejas que llevan más de cuarenta años juntas han dado la clave para que el amor perdure, así que no todo son malas noticias.
El amor romántico comienza con altas dosis de pasión y una creciente intimidad, pero esto se puede transformar a un “amor de compañerismo” donde baja la pasión, se mantiene la intimidad y aumenta el compromiso.
Y aunque la intensidad del amor no se prolonga en el tiempo, probablemente llegue a transformarse a una amistad profunda.
¿Y qué pasa cuando termina?
Cuando la unión con una persona ha sido muy fuerte, tarda más tiempo debilitar los circuitos neuronales en los que participan las sustancias químicas del amor, según indica un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein.
Al igual que ocurre con un adicto a la droga, la mejor manera de superarlo es el contacto nulo (a menos durante las primeras etapas de la ruptura).
Los psicólogos recomiendan la “terapia del todo o nada”, puesto que el desamor no es un proceso lineal (pueden haber recaídas) y la aceptación puede tardar en llegar.