El amor según Gloria
Ella desde niño comenzó a sentir su cuerpo extraño. Cuando se iba de pinta en la Secundaria, le gustaba ir al “Parque Hundido”, sentirse libre y jugar a ser mujer.
Se quitaba los pantalones del uniforme para quedarse solo en shorts y disfrutaba comerse unos “Raspatitos”.
La golosina –que manchaba de rojo sus labios– le producía en ella una sensación agradable.
“Yo nunca me sentí niño”, dice en entrevista exclusiva para Reporte Indigo Gloria Hazel Davenport, una chica transgénero que vive en la Ciudad de México. “Me sentía niña”.
Mónica HernándezElla desde niño comenzó a sentir su cuerpo extraño. Cuando se iba de pinta en la Secundaria, le gustaba ir al “Parque Hundido”, sentirse libre y jugar a ser mujer.
Se quitaba los pantalones del uniforme para quedarse solo en shorts y disfrutaba comerse unos “Raspatitos”.
La golosina –que manchaba de rojo sus labios– le producía en ella una sensación agradable.
“Yo nunca me sentí niño”, dice en entrevista exclusiva para Reporte Indigo Gloria Hazel Davenport, una chica transgénero que vive en la Ciudad de México. “Me sentía niña”.
A lo largo de un día, la cámara de Reporte Indigo acompañó a Gloria para conocer de cerca a esta chica de 46 años que se dedica al periodismo y es defensora de los derechos de la comunidad LGBT.
El resultado de este ejercicio periodístico está en un video que hoy se publica en el sitio electrónico de este periódico previo al Día del Amor y la Amistad.
Hace cinco años Gloria transformó su cuerpo y dejó definitivamente de ser él. Se sometió a una cirugía para cambiar de sexo y aumentar sus senos.
Desde entonces Gloria celebra el 9 de enero –el día de la operación– como su segundo cumpleaños.
Además del periodismo, Gloria imparte un taller de género y sexualidad en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM en Ciudad Universitaria.
Vive en la Colonia Guerrero de la Ciudad de México con “Buffy”, su gata.
“Es como mi hija”, asegura Gloria.
“Yo de de niña nunca quise una muñeca Barbie. Yo siempre quise una Mujer Biónica para así darle de cocolazos a los malos”, relata.