Ecos del Vive Latino
La máxima fiesta musical en México que celebra al rock iberoamericano dejó contrastes en sus dos días de presentación en su edición número 19, donde hubo momentos dignos de aplaudir y otros que necesitan mejorarse para el siguiente año
Hidalgo Neira[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_8r86z5cf” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Dos días de intensa celebración se vivieron en el Foro Sol. Miles de personas salieron complacidas después de ver a grandes de la música nacional como Molotov, Víctimas del Dr. Cerebro, Panteón Rococó, Cuca, La Lupita y más, aparte de los artistas internacionales como Morrissey, Noel Gallagher, Queen of the Stone Age, Pussy Riot, Gorillaz, entre otros.
Pero después de la resaca, al recordar el festival y poner atención a los detalles, hay muchos de ellos que valen la pena resaltar y otros que requieren modernizarse para que dejen de suceder en las siguientes ediciones.
Este fue sin duda uno de los años más concurridos en el festival iberoamericano organizado por OCESA, lo cual no significa que haya sido perfecto para algunos o que otra parte de los asistentes se den por bien servidos, pero siempre puede progresar, ojalá así sea para su 20 aniversario en 2019.
Bajo la Ley Morrissey
La exigencia recurrente de que se dejara de vender carne durante y después de la presentación del cantante británico se realizó. El veto a los productos de origen animal duró de las 19 a las 22 horas del primer día del Vive Latino.
Lo mejor
México presente
Este año se dio espacio a más bandas nacionales y las colaboraciones sorpresa surgieron en los escenarios, tal fue el caso de Rubén Albarrán que estuvo con Panteón Rococó y Amandititita, Sabo Romo que colaboró con Ritmo Peligroso y Carla Morrison que subió al escenario con Los Pericos.
Conciencia ecológica
Se hicieron vasos de cebada y no de plástico para reducir el impacto ambiental. Nuevamente se invitó a la organización no gubernamental Pronatura para que los asistentes cooperaran adquiriendo una pulsera de 15 pesos y reducir las emisiones de dióxido de carbono que se generaron en el festival.
Actividades alternas
Concursos en los que se simulaba ser un guitarrista, área para aprender a andar en patineta, escalar un muro con arneses, talleres para niños y hacer playeras en serigrafía, entre otras ocupaciones gratuitas se hicieron en el Vive de este año, alternas a toda la oferta musical que se tuvo.
Agua para todos
Solo era necesario acercarse con un vaso, termo o envase a los distintos módulos en los que se regalaba agua, lo cual no había ocurrido en ocasiones pasadas, un acierto sin duda para evitar el gasto innecesario económico como del plástico PET.
Lo bueno
Bandas para cada público
Hubo para todos los gustos musicales: metal para niños, ska, reggae, rock alternativo, hip hop, electrónica y más. No había pretexto para pasarla mal en cuestiones melódicas, el Vive Latino tuvo una gran propuesta de artistas este año, tanto internacionales como mexicanos.
Transporte accesible
Para aquellos que llegaron a pie o en transporte público al festival, se implementaron 9 rutas nocturnas para acercar a los jóvenes a sus casas, esto por parte del Instituto de la Juventud (Injuve) de la Ciudad de México, el cual tuvo un costo de 7 pesos y se implementó por onceava ocasión.
Disqueras independientes
Se dio espacio para puestos de disqueras independientes que quisieran mostrar sus materiales alternativos, así como también se dio posibilidad de adquirir mercancía original de las bandas que participaron en la edición de este Vive Latino 2018 y de años pasados.
Áreas de descanso
Hamacas, lugares con sombra, pasto artificial, mesas, bancas, más las carpas de Ambulante y de comedia standup, fueron espacios suficientes para que los miles de melómanos se tomaran un receso de sus artistas favoritos y repusieran energías al tomar un breve descanso.
Lo malo
La pulsera
Adquirirla no tuvo costo, pero en ocasiones las filas para recargar el saldo eran infinitas, además de que si se requería la devolución del dinero había una cuota de 20 pesos, preferible gastarlos aunque casi nada costaba esa cantidad.
Polvo al por mayor
Solo en áreas estratégicas se colocaron recubrimientos especiales para el suelo, pero en otras partes las nubes de tierra hacían parecer que se desataba una trifulca, aunque solo era el andar de los miles de asistentes, lo cual causaba incomodidad en las vías respiratorias y los ojos.
Competitividad de precios
Los comerciantes hicieron su agosto, el consumo mínimo de alimentos se podía moderar a una cantidad de 200 pesos, pero hay quienes gastaron miles de pesos por estar solo un día en el festival ya que una cerveza rondaba entre los 55 y 140 pesos.
Movilidad entre escenarios
El desplazamiento de multitudes al momento de terminar la presentación de un artista, hizo que las arterias del Autódromo Hermanos Rodríguez se vieran congestionadas, aplicar un sistema de carriles en distintos sentidos vendría bien a futuro.
Lo peor
Seguridad insuficiente
Los elementos de seguridad al interior del Vive no resultaron efectivos, incidentes de robo se reportaron en los dos días del festival, además de que realizaban operativos para el decomiso de droga, pero los estupefacientes eran consumidos fuera de su alcance.
Espacio sobrepasado
En las presentaciones estelares como la de Gorillaz o Queen of the Stone Age, el Foro Sol se vio claramente sobrepasado sin personal de Protección Civil que resguardara el orden, personas sentadas en escaleras o de pie en áreas de tránsito estorbaban el paso.
Faltó señal
Aunque AT&T fue el patrocinador oficial de esta edición, la compañía telefónica no ofreció una cobertura eficaz para sus clientes, ya que en los momentos cumbres de mayor aglomeración en el Vive Latino, la señal se caía sin poder tener comunicación.
Espacios Ultra VIP
Lugares claramente reservados para personas con pulseras especiales, invitados y demás asociados, no faltó el bar privado al interior de las instalaciones del inmueble de OCESA, así como un área de gradas específica del Foro Sol que no podía acceder el público en general y que no se terminó de llenar en las presentaciones de cierre del festival.