‘Dos hombres en la mina’, un viaje teatral a las profundidades de Guanajuato

La puesta en escena se realiza en el estado desde 1977 por la Universidad de Guanajuato y formó parte de la programación estelar de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La apuesta de realizar una obra de teatro como un conducto de sensibilización hacia la actividad minera sólo podría ocurrir en un espacio en el que esa labor se mantiene viva en sus calles, en sus historias, en su economía y en su gente, es por ello que “Dos hombres en la mina”, una propuesta escénica de la Universidad de Guanajuato (UG), sigue vigente a 50 años de su estreno.

En el marco de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino, Reporte Índigo descendió unos metros bajo tierra, al interior de la Mina del Nopal para presenciar la hipótesis de dos hombres atrapados por un derrumbe causado por una explosión, quienes se enfrentan a la idea de morir en el subsuelo mientras sostienen un diálogo decisivo que los encara con sus propios duelos.

El lugar se encuentra a aproximadamente 15 minutos de la zona centro de la capital guanajuatense, sobre la carretera Panorámica San Javier. Durante el siglo XIX, con el establecimiento de la Compañía Negociación Minera del Nopal y Anexas, comenzó en el sitio la extracción de metales como el oro, la plata, el cobre y el zinc. Actualmente, la mina pertenece a la UG y sirve como escenario de prácticas para los estudiantes.

“No se permiten personas con claustrofobia o hipertensión, ¿entendido? No se permiten personas con claustrofobia o hipertensión”, repite severamente la encargada de guiar a quienes se dieron cita en la Mina del Nopal para presenciar la obra escrita por el dramaturgo húngaro Ferenc Herczeg y adaptada en 1977 por Enrique Ruelas, fundador del Teatro Universitario.

“No es la explosión lo que derrumba la roca e inunda la mina, sino el odio, el odio que inunda esta maldita mazmorra”
Diálogo de la obra “Dos hombres en la mina”

Minutos antes, el personal del sitio facilitó a los presentes un casco con la instrucción de ceñirlo bien a la cabeza y portarlo en todo momento. Durante la espera, la curiosidad de los asistentes los hace escudriñar con atención la cavidad con forma de arco por la que será el ingreso y en la que luce un camino por el que décadas atrás debieron correr cientos de carretillas con minerales producto del esfuerzo de trabajadores que erigieron un estado.

Guiño a la historia

Según la Secretaría de Economía del Gobierno de México, Guanajuato ha sido históricamente un caudal de producción de plata para México y el mundo, actividad que data desde los años 1500 y dejó en su población épocas de gran bonanza económica a las generaciones siguientes.

“El siglo XVIII trajo para la minería guanajuatense mayores logros aunque su población hubo de sufrir desgracias tales como inundaciones, accidentes colectivos en las minas y la asolación de pestes que cobraron más de ocho mil víctimas. No obstante estos desafortunados hechos, el 8 de diciembre de 1741 recibe la ciudad de parte del Rey Felipe V el título de ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santa Fe Real de Minas de Guanajuato’”, explica la dependencia en el “Panorama minero del estado de Guanajuato”, publicado en 2021.

De acuerdo con el órgano federal, para 2020 el valor de la producción minera estatal ascendió a 48 mil 784 millones 992 mil 967.95 pesos, lo que deja ver por qué la obra de teatro se encuentra en temporada permanente y, edición tras edición del FIC y de otros eventos como la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Guanajuato, mantiene cautivos a los amantes del teatro, la historia y las nuevas propuestas artísticas.

Metros bajo tierra

El camino para llegar al escenario subterráneo implica adentrarse en un túnel pedregoso color arena flanqueado por actores que sostienen picos y palas para emular el trabajo de sus ancestros; después, unas escaleras conducen hasta la capilla de la mina, en la que permanece al centro una figura de la Virgen de Guadalupe, protectora espiritual en el pasado y en el presente.

En las dos hileras de butacas simuladas sobre un montículo de piedras que rodean el socavón en el que se desarrolla la puesta en escena, caben de manera ajustada la decena de personas que conforman el público, aunque el programa asegura que caben 30 espectadores.

La mujer encargada de la seguridad de los asistentes, sin dar aviso previo de las llamadas tradicionales, prohíbe la toma de fotografías o videos, además de solicitar que se apaguen los teléfonos celulares. Inmediatamente después, la escasa iluminación del lugar es cortada, sumiendo a todos en la oscuridad y generando una sensación de incertidumbre.

La obra Dos hombres en la mina’ se realizó en la Mina del Nopal para presenciar la hipótesis de dos hombres atrapados por un derrumbe causado por una explosión

El silencio lo interrumpe un balbuceo que proviene desde las profundidades, con el repetir de las palabras la oración cobra sentido y es posible distinguir la voz de un minero que reza asustado. Durante el monólogo con el que afronta su soledad y, mientras abraza la esperanza de que lo rescaten con vida, el hombre es sorprendido por otra voz que irrumpe en la escena, se trata de otro minero, presa de la sofocación y el cansancio.

Iluminados únicamente por la luz que se desprende de las lámparas que cada uno carga en sus manos, los mineros inician un diálogo que recorre una amplia variedad de emociones que van desde la ilusión al miedo y pasan por el desasosiego y la vulnerabilidad. En ese abanico de impresiones, uno de los actores, quien personifica al capataz abusador, famoso por degollar a quien se opusiera a sus mandatos, acerca a la audiencia al sentimiento de desesperanza al saber que la muerte los alcanzará en las profundidades.

Ese momento de la obra muestra la realidad que se vive en las minas ante los accidentes que, siglos después, aún cobran la vida de decenas de personas; tal es el caso de los 10 mineros que quedaron sepultados bajo el derrumbe del pozo de carbón del Pabinete, en Sabinas, Coahuila, y de quienes no se logró recuperar sus cuerpos.

“Dos hombres en la mina” da un giro hacia el final con el que lograr estrujar los corazones de los presentes dejándolos boquiabiertos y con una reflexión sobre lo que ocurre al combinar dos actividades antiquísimas, la minería y el teatro: transportar a la audiencia a un viaje de sensibilización y cercanía con el mundo por el que caminan y del que son parte.

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