Todos ‘amolados’
La tecnología nos mantiene comunicados, informados y a la vanguardia. Pero también está acabando con cada uno de nosotros, a nivel físico y mental.
La frecuencia y el tiempo que pasamos en contacto con algún dispositivo (casi todo el día), está provocando que el cuerpo se dañe poco a poco.
Por ejemplo, la inclinación de cabeza que hacemos para enviar mensajes de texto provoca daños para el cuello y la columna, mientras que también afecta a los tendones y las muñecas, de acuerdo a la American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation.
María Alesandra Pámanes
La tecnología nos mantiene comunicados, informados y a la vanguardia. Pero también está acabando con cada uno de nosotros, a nivel físico y mental.
La frecuencia y el tiempo que pasamos en contacto con algún dispositivo (casi todo el día), está provocando que el cuerpo se dañe poco a poco.
Por ejemplo, la inclinación de cabeza que hacemos para enviar mensajes de texto provoca daños para el cuello y la columna, mientras que también afecta a los tendones y las muñecas, de acuerdo a la American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation.
Sin contar que estar con los ojos pegados a las pantallas de celulares y tablets –o bien, de computadoras y laptops– también aumenta el riesgo de que suframos accidentes por descuido y distracción. De hecho, enviar mensajes de texto mientras vamos al volante es la primera causa de accidentes de tránsito en México, de acuerdo a la Cruz Roja.
Además, una investigación a cargo del Centro de Cirugía Espinal y Medicina de Rehabilitación de Nueva York indicó que la postura de “textear” es equivalente a que el cuello cargue 27 kilogramos sobre el mismo. A este mal se le conoce como “text neck” (cuello por textear).
Y no solo es un dolor de cuello como cuando se pasa tiempo prolongado en una postura incómoda, el daño que causa el texting “puede conducir a un desgaste prematuro, desgarre, degeneración y posiblemente a la cirugía”, como dijo el cirujano Kenneth Hansraj, quien realizó el estudio del centro neoyorquino mencionado.
Según expertos del Instituto Mexicano del Seguro Social, la velocidad con la que las personas tienen que mover los dedos para enviar mensajes de texto, emoji y gifs produce inflamación de los tendones y aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome del túnel carpiano.
A su vez, el estar todo el día en el celular o la tableta, solo dejando el dispositivo cuando se toma otro (como la computadora), aumenta la exposición a pequeños niveles de radiación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el uso excesivo de smartphones y gadgets puede provocar el desarrollo de células cancerígenas.
También está la tensión ocular por ver fijamente a la pantalla de los dispositivos y la resequedad en los ojos por pasar largas horas frente a la luz de los monitores de los gadgets.
Y qué decir del llamado “Mal del iPod”, que no solamente lo causa el aparato reproductor de música de Apple, también se puede generar por tener audífonos por tiempo prolongado (escuchando Spotify en el teléfono inteligente o en la computadora, por ejemplo). Poco a poco, la persona va desarrollando sordera.
Males psicológicos y mentales
Los daños por el uso excesivo de los dispositivos móviles no solo se reflejan en achaques físicos, también hay repercusión para la salud mental.
Tal es el caso de las personas que enfrentan el síndrome de abstinencia cuando dejan de utilizar el celular de golpe (o cuando se les va la señal de Internet). La ansiedad y el aislamiento que viven es casi como cuando se tiene la adicción a una droga.
A esta fenómeno se le llama Nomofobia, es común entre los adolescentes y destaca por generar síntomas como taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y la sensación de ansiedad por no estar conectado o interactuando con los demás, por medio del celular.
En algunos casos se puede presentar dolor de estómago, de acuerdo a Antonio de Dios, psicólogo del Hospital Quirón de Marbella.
Y la adicción al celular parece no tener fin, ya que tan solo en México –hasta el 2011– había 2 millones de usuarios adictos a Internet, según la Asociación Psicoanalítica Mexicana.
Entre otras consecuencias del uso desmedido de gadgets está la privación del sueño. De acuerdo a expertos de la Clínica Mayo, utilizar el celular y/o tablets antes de irse a dormir afecta los ciclos naturales del sueño. Esto debido a que la exposición a la pantalla del celular, tablet o laptop (incluso en algunos casos a la de la televisión) dos horas antes de irse a la cama, disminuye hasta un 22 por ciento la producción de melatonina, la hormona que se encarga de regular el ciclo de sueño.
¿Cómo prevenirlo?
Despegarse del celular –y de otros gadgets– es una oportunidad para fortalecer los lazos afectivos, mencionó el psicólogo Antonio de Dios, y es la mejor manera de evitar desarrollar males físicos y mentales a causa del uso excesivo de la tecnología.
Por ello, él y otros expertos recomiendan darle un uso razonable al dispositivo móvil, apagarlo cuando sea necesario (durante la comida o a la hora de ir a dormir), darle prioridad a la realidad por encima del mundo virtual (y del perfil de Facebook, por ejemplo), así como acudir con un especialista para los casos en los que no ceda la ansiedad por tener el celular.
Deja el celular
Para evitar sufrir accidentes por estar embelesados al celular, el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA) recomienda lo siguiente:
>> No utilizar dispositivos al conducir.
>> Entregar el celular a un copiloto, para que éste responda mensajes o llamadas.
>> Activar el modo de silencio.
>> Estacionarse en caso de que realmente necesites realizar una llamada o enviar un mensaje de texto.
Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública