En 1837, La Sirenita fue creada por el literato danés Hans Christian Andersen, quien retrató a la protagonista de su cuento, Ariel, como “la más bonita de todas; su piel era tan clara y delicada como una hoja de rosa, y sus ojos azules como el mar más profundo”.
Disney, la productora estadounidense de cine y televisión, adaptó el cuento de Hans a la pantalla grande, con la ayuda de distintos caricaturistas, y la película, estrenada en 1989, se convirtió en una de las más populares de la empresa norteamericana; sin embargo, en una nueva versión que buscan hacer, la historia tuvo un giro repentino: su nueva protagonista será una actriz de color.
A través de los años, los derechos sociales y el respeto por y hacia el otro han ido evolucionando, gracias a las manifestaciones que se han implementando al rededor del mundo.
Las personas de color, por ejemplo, que hace décadas sólo se veían como sirvientes o esclavos, han cambiado su rol, pero a pesar de ello, la discriminación sigue presente.
Al respecto, Brooke Newman, profesora del Centro de Investigación de Humanidades de la Universidad de Virginia, detalló en The Washington Post que la razón de las molestias en redes sociales es porque quienes crecieron con la película simplemente sienten nostalgia de sus recuerdos.
“Estos fanáticos de Disney sienten nostalgia por los personajes de dibujos animados blancos con los que crecieron y están dispuestos a negar esa misma experiencia de representación a una generación completamente diferente de niños de color”, escribió.
Las medidas de Disney Para Salvador Mendiola, profesor de Apreciación Cinematográfica en la UNAM, la empresa de entretenimiento está buscando expandir su mercado a través de una medida completamente errónea.
En entrevista con Reporte Índigo, el académico comenta que Disney está arriesgando mucho al haber elegido a una actriz con características diferente a las del personaje animado, ya que con ello, según el profesor, quieren endulzar lo que sigue siendo amargo y horrible: la realidad.
“Si hoy en día los policías norteamericanos no estuvieran golpeando a una persona negra o si los ciudadanos centroamericanos no fueran maltratados en la frontera con México, entre otras cosas, de acuerdo, que hagan todos los cuentos bonitos que quieran, que digan que el mundo es lindo, pero la realidad dice todo lo contrario, no finjamos. La gente no quiere ver esas películas”, señala catedrático de la UNAM.
Al respecto, dice que no hay ninguna igualdad actualmente; sin embargo, hay un par de personas fingiendo eso con palabras o gestos como volver negro a Dios o, en este caso, a la sirenita.
Según Mendiola, el camino correcto que podría tomar Disney para seguir haciendo sus grandes producciones, sería meterse realmente a los países del público que quiere ganar.
En ese sentido, menciona el filme Coco (2017), una historia que refleja la festividad del Día de Muertos en México y que sus productores, todos de la empresa norteamericana, se establecieron en el país latino para capturar parte de la cultura.
De acuerdo con el profesor, Disney entró en lo que se llama “corrección política” queriendo engañar a gente que no entiende de cuentos, de historias, ni de la misma empresa que lo produjo.
Respecto a las críticas que han surgido en redes sociales por la película de La Sirenita, el catedrático de la UNAM destaca que aunque en definitiva desfavorecerán a la compañía, ésta tratará de levantar la película con la producción que tiene, ya que, dice, son visionarios y lúcidos en ese sentido.
“No creo que esta vez le hayan atinado por cómo está la reacción en redes sociales. Dependeremos más que nada de la taquilla para ver quién tenía la razón”, agrega.