Discriminación, la otra cara del mexicano
La actriz Yalitza Aparicio fue llamada “pinche india” por sus rasgos físicos, pero al igual que ella, 20.2 por ciento de la población de este país ha sido discriminada por alguna característica o condición personal
José Pablo EspíndolaLa protagonista de Roma, Yalitza Aparicio, asegura estar feliz de poder representar la diversidad de México y la riqueza de su cultura alrededor del mundo. Su rostro moreno y con rasgos indígenas ha engalanado las portadas de revistas como The Wrap, Teen Vogue, W Magazine, Cream Magazine, The Hollywood Reporter, Vogue México y Vanity fair, por mencionar algunas, rompiendo con estereotipos que dichas publicaciones acostumbran a retratar.
Incluso, corrió el rumor de que existía un chat donde actrices mexicanas se estaban organizando para pedirle a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas que Aparicio no fuera considerada en la categoría de Mejor Actriz del Ariel, por “fea” y “sin vocación”.
Contrario a la opinión de las mexicanas, la revista Time consideró la actuación de la oaxaqueña como la mejor interpretación de 2018. “Puedes estudiar actuación toda tu vida y nunca sentir que lo estás haciendo bien. O puedes ser completamente una actriz no profesional —alguien que nunca soñó y buscó la carrera de actuación— y hacer un performance tan fino en textura que nadie nunca pensaría que no habías estado frente a la cámara”, se lee en el artículo.
Pero, sin duda, las declaraciones realizadas por Sergio Goyri terminaron destapando un problema social que siempre ha estado presente en México. El actor llamó a Aparicio “pinche india”, haciendo alusión a sus rasgos físicos, pero la protagonista de Roma no es la única mexicana que se ha enfrentado a esto, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 20.2 por ciento de la población de 18 años y más fue discriminada por alguna característica o condición personal.
Un fantasma siempre presente
Para el doctor Felipe Gaytán Alcalá, investigador en Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, el problema de la discriminación en México es de viejo cuño, ya que ha estado en toda la historia del país. Está desde la Conquista, la Colonia, pasando por el periodo de la Independencia y luego por el Porfiriato, donde se quiso ser más afrancesados, y en el siglo XX, con los procesos de migración del campo a la ciudad y la incorporación de las comunidades indígenas al desarrollo nacional.
A veces, el problema se ha invisibilizado, muchos mexicanos aseguran que no existe, pero la realidad es que se ha normalizado. Por ejemplo, durante años, el tema de la negritud, de los afromexicanos, la tercera raíz, fue un tabú, hasta hace dos décadas que empezaron a tomar más fuerza.
Para él, existen expresiones del mexicano que muestran la normalización de este problema como “eres un indio pata rajada”, “un indio bajado a tamborazos” o cuando alguien busca estar con otra persona se les dice “hay que mejorar la raza”, sin darse cuenta que los mexicanos son una mezcla de múltiples razas, son mestizos y así, todo el mundo también.
Pero en el caso de este país, explica el investigador, el mestizaje es parte de su identidad y eso ha sido tratado en diferentes obras del pensamiento mexicano, por ejemplo, está la frase de José Vasconcelos “por mi raza hablará el espíritu” y su texto El Ulises criollo; también está El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, o los trabajos antropológicos de Miguel León-Portilla.
El académico de la Universidad La Salle afirma que lo políticamente correcto hizo que el problema de la discriminación se callara en público, pero se incrementara en lo privado. También dice que en ocasiones, estas conductas se cubren bajo ciertos prejuicios eufemísticos, por ejemplo, actitudes éticas, bajo cuestiones estéticas, como “no le queda bien eso” o “no se ve bien”.
“En principio, lo que tenemos que hacer es visibilizar el problema, saber que estamos discriminando. Creo que esta parte de tomar conciencia va más allá de saber el por qué, es mejor conocer cómo estamos discriminando y a quiénes. Siempre hay una sentencia en las Ciencias Sociales que es ‘en este mundo de discriminaciones, no hay mayorías, todos pertenecemos a alguna minoría’, ya sea por color de piel, por preferencia sexual, por peso o por la posición económica”, asegura el experto.
Por ello, lo importante es trabajar con el tema de la dignidad del otro, a partir de lo educativo y lo cultural.
El escudo de la libertad de expresión
Algunos mexicanos sostienen que son libres de expresar sus opiniones, aunque sean ofensivas, porque existe el derecho de la libertad de expresión. Sin embargo, Gaytán Alcalá afirma que ejercerla no significa que no dignifiques a la otra persona o a otro conjunto de personas, ya que este derecho está garantizado en tanto que haya respeto.
“Podemos tener diferencias, pero cuando se acompaña esta libertad de expresión con una cuestión sustantiva de ‘no te voy a escuchar’, no se puede escudar en esto, porque es un ejercicio de poder asimétrico con respecto al otro que está enfrente. Decirle a alguien que es un indio, que es un gay, es una posición de fuerza que en ese momento se ejerce y no es libertad de expresión, es un ejercicio de poder”, opina el investigador de la Universidad La Salle.
El doctor en Ciencias Sociales comenta que se han realizado diferentes estudios en los que se ha encontrado, por lo menos en México, que esta situación no va a cambiar por decreto ni por leyes y no va a desaparecer de un año para otro, sino que es algo generacional que se tiene que trabajar a largo plazo por el beneficio de todos.
“La discriminación no se va acabar por decreto, lo que tenemos que empezar a cambiar es nuestra cultura política. No se va a hacer con leyes, ayudan por supuesto, sino con una cultura política que va a llevar en este periodo de transformación, al menos, una o dos generaciones adelante, por eso es importante empezar a señalar este tipo de conductas”, finaliza el doctor en Ciencias Sociales Felipe Gaytán Alcalá.
Ante los comentarios discriminatorios de Sergio Goyri, la nominada al Oscar como Mejor Actriz Yalitza Aparicio dijo que estaba orgullosa de ser una indígena oaxaqueña y “me apena que haya personas que no sepan el significado correcto de las palabras”.