La alimentación es un factor determinante en la salud y no solo para fines estéticos, también juega un papel importante en la prevención de riesgos y enfermedades que pueden ser causadas por sustancias inflamatorias en el cuerpo.
Es importante destacar que la inflamación en el cuerpo es un mecanismo por el que el mismo se defiende de virus y bacterias. Al inflamarnos, dejamos que la defensa –o sistema inmunológico– entre en acción. Cuando esto sucede, también va acompañado de dolor y hasta alta temperatura.
Sin embargo, cuando la inflamación no conlleva ni dolor o ni siquiera es detectada por el cuerpo, es cuando hay riesgos de salud.
Algunos de los padecimientos que provoca incluyen asma, alergias, diabetes, Alzheimer y hasta problemas del corazón y/o cáncer.
Karen Lamphere, reconocida nutrióloga de Washington, dice que “lo que comes puede afectar cómo te sientes, especialmente si sufres de enfermedades inflamatorias”.
Riesgos de la inflamación
Altos niveles de inflamación matan células cerebrales, de ahí el riesgo a padecer Alzheimer, enfermedad que se caracteriza por alto nivel de inflamación cerebral o por placas en este órgano.
David Perlmutter, neurólogo conocido a nivel mundial y cuya especialidad se centra en la influencia de los nutrientes en trastornos neurológicos, define a la inflamación cerebral como el “cerebro en llamas”; lo que causa la presencia de placas en el cerebro de un paciente que padece Alzheimer.
Y el investigador de la Universidad de Harvard, Paul Ridker, señala que la inflamación es de riesgo mortal en las placas arteriales, pues causa el quiebre de éstas y eso podría causar un ataque cardíaco o un infarto.
No solo eso, la inflamación también puede eliminar los antioxidantes que tenemos de reserva en el cuerpo.
La piel tampoco se salva, pues la inflamación reduce la eficiencia de la corriente sanguínea y la piel se deteriora. También se reduce la cantidad de colágeno y elastina. Así que estéticamente es también un enemigo para el cuerpo.
La sangre que corre en el cuerpo se hace más densa debido a la sustancia inflamatoria, lo que afecta a la circulación.
Peor aún, las enzimas que inflaman el cuerpo pueden inducir a que se generen –o crezcan– tumores cancerígenos; las células cancerosas producen numerosa cantidad de COX-2, una enzima proinflamatoria.
¿Qué causa la inflamación?
La inflamación, fuera de la que podría decirse que es “normal” por diversas razones (la que anteriormente se mencionó que va acompañada, en la mayoría de los casos, de dolor o alta temperatura), puede ser causada, en parte, por la mala alimentación.
Dado que todas las células del cuerpo tienen la capacidad de generar sustancias ya sean antiinflamatorias o inflamatorias, es de suma importancia llevar una alimentación adecuada para que pueda haber un balance.
Michele Borboa, chef y editora de “Salud y Bienestar” en SheKnows.com, indica que una dieta antiinflamatoria “se compone de alimentos saludables, sanos y sin procesar”.
Karen indica que las grasas no saludables promueven y causan la inflamación, y “la mayoría de las personas que comen alimentos procesados o comida rápida, consume una gran cantidad de grasas omega-6 y no la suficiente cantidad de grasas omega-3 antiinflamatorias (…) uno de los factores que promueven la inflamación”.
Estas grasas inflamatorias, que contienen altos niveles de grasa omega-6, “se metabolizan en compuestos similares a las hormonas que en realidad promueven la inflamación”, y están en alimentos como soya, maíz y aceite de girasol.
Otra grasa altamente inflamatoria es la grasa trans, que “se encuentra en alimentos procesados o de comida rápida, especialmente los fritos (…) lo mejor es evitar las grasas trans por completo”, señala la nutrióloga.
Si te gustan los pasteles, tendrás que considerar seriamente medirte, pues los carbohidratos como el azúcar y harina, son ricos en contenido glucémico, lo que aumenta la inflamación, “y elevan los niveles de insulina y glucosa, que aumentan las circunstancias pro-inflamatorias”.
La importancia de ‘desinflamarse’
Philip Lee Miller, director de Los Gatos Longevity Institute, dice que la mejor opción para una dieta antiinflamatoria es una baja en carbohidratos glucémicos, proteína baja en grasa saturada, rica en frutas y verduras, con una cantidad adecuada de grasas saludables (frutos secos o bien, aceite de oliva).
De acuerdo a Lamphere, una dieta de alimentos antiinflamatorios es la clave para aliviar a sus pacientes de enfermedades como artritis, Alzheimer, inflamación del intestino y otras que ya se han mencionado en líneas anteriores.
Borboa cita a Lamphere y añade que “el Alzheimer y la diabetes pueden mejorar o empeorar dependiendo de la dieta”.
Lamphere asegura que los ácidos grasos como el omega-3 son altamente recomendables y un alimento imprescindible en la dieta antiinflamatoria que pueden encontrarse en sardinas, salmón, nueces, anchoas, arenque y semillas de cáñamo.
“Otras grasas antiinflamatorias podemos encontrarlas en el aceite de oliva extra virgen, aceite de aguacate, de linaza, de semillas de cáñamo y el de nuez”, señala.
“La cúrcuma, el orégano, el romero, el jengibre y el té verde contienen polifenoles y bioflavonoides que reducen la inflamación”, añade Lamphere.
Así que no olvides agregarle un poco de orégano a tu pasta, pues también mejorará el sabor, dándole un fino toque de hierbas y especias.
Como hemos escuchado desde la niñez, las frutas y verduras son la clave como antioxidantes, “especialmente las cebollas, el ajo, los pimientos y las verduras de hojas verdes (…) son ricas en carotenoides para la lucha contra la inflamación, en vitamina K y vitamina E”, finaliza la especialista.
7 consejos básicos
Te presentamos los siete consejos de Karen Lamphere para llevar un estilo de vida saludable. Esta dieta antiinflamatoria es recomendada para personas sanas que buscan una dieta y alimentación más saludable, así como para personas con enfermedades inflamatorias:
1. Reducir la ingesta de grasas no saludables y eliminar los aceites ricos en omega-6, así como la margarina, los alimentos fritos y las comidas que contienen grasas trans. Reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas.
2. Aumentar el consumo de aceites monoinsaturados. Incluir más aceite de oliva virgen extra y ácidos grasos omega-3 que se encuentran en los pescados grasos, el aceite de pescado, las nueces y el aceite de nuez, la linaza y el aceite de linaza y el aceite de cáñamo.
3. Eliminar los carbohidratos no saludables. Suprimir, azúcares y otros alimentos que poseen un alto índice glucémico.
4. Consumir frutas y verduras y productos con alto contenido en antioxidantes como los arándanos, las fresas y las verduras de hojas verdes.
5. Comer más hierbas y especias antiinflamatorias. Hacer los platos más saludables añadiendo jengibre, cúrcuma, pimienta, ajo y cebolla.
6. Eliminar los alimentos que causan sensibilidades y evitar los alimentos a los que seas intolerante o te provoquen sensibilidades y alergias. Si no estás seguro de qué alimentos te están causando problemas, se recomienda realizar una dieta de eliminación.
7. Reducir el estrés. Aunque no esté relacionado con los alimentos, per se, reducirlo produce un efecto antiinflamación. También hay una buena probabilidad de que una vez que empieces a comer alimentos antiinflamatorios, te sentirás mejor y capaz de hacer frente para lidiar con el estrés.
Fuente: SheKnows.com